martes, 29 de enero de 2013

Vertigo, U2, 2004


Hay una cosa peor que perder la conexión a Internet. Y es que se te descuajaringue la configuración del PC a la hora de navegar. Vamos, que entre todo lo que tengo que hacer aparte, y la necesidad de improvisar todo tipo de mecanismos para estar on line, llevo unos días de vértigo.

Dicho lo anterior, disculpad el triste justificativo de la Píldora. Nos vemos.




Hasta la próxima.

sábado, 26 de enero de 2013

Hazy Shade of Winter, Simon & Garfunkel, 1966


A estas alturas de este blog supongo que no hace falta demostrar que muchísimas canciones han gozado de más de un momento de gloria, a veces en su versión original, y más a menudo gracias a versiones realizadas años después de su creación. Es el caso de Hazy Shade Of Winter, uno de los hits de Simon & Garfunkel a mediados de los años sesenta. 

Lanzada en noviembre de 1966, esta bellísima canción de aires folk rock que se recreaba en el frío invierno, alcanzó un nada despreciable puesto 13 en el Billboard norteamericano. Tardó un poco en ser incluida en un álbum -los años sesenta aún fueron en su mayoría feudo de los singles como formato principal de lanzamiento- y hasta 1968 no quedaría incorporada en el histórico LP Bookends junto a temazos como Mrs. Robinson, At The Zoo, America o Fakin' It. Ahí es nada. 

Sin embargo, aquella no sería la última vez que Hazy Shade Of Winter se convertiría en un gran éxito. Veinte años más tarde, en 1987, se lanzó la versión que probablemente la mayoría conozcáis más. En noviembre, las Bangles hicieron suya la canción de hoy como parte de la banda sonora del film Golpe al Sueño Americano -estrenada casi al mismo tiempo- hasta el punto de que se alzó al segundo lugar de las listas norteamericanas con un enorme éxito en todo el mundo. 

Realmente, vistas las circunstancias, casi podría haber dedicado el post de hoy a la versión de las Bangles, pero, entre nosotros, le encuentro un poco de más encanto a la que hicieron Simon & Garfunkel. Además, siempre nos quedan más posts por escibir, ¿no?




Hasta la próxima.

miércoles, 23 de enero de 2013

Crimson & Clover, Tommy James and The Shondells, 1968


Posiblemente, la de hoy es una de las mejores baladas psicodélicas de los años sesenta. Tanto su éxito a gran escala -llegó al número uno en varios países a principios de 1969- como la enorme cantidad de versiones que ha recibido y sus apariciones en multitud de películas (recuerdo ahora, por ejemplo, la estupenda Alta Fidelidad) avalaron a Tommy James y los Shondells como una formación mucho más seria que la que había lanzado Mony Mony pocos meses antes. 

Como sucede con tantas otras canciones, su origen es bastante peculiar. Para empezar, lo primero que se creó de ella fue el título. A Tommy James le encantaba el color carmesí y los tréboles, y decidió componer una canción que se llamara precisamente así, Crimson & Clover ("Carmesí y Trébol", literalmente). La letra y la música ya vendrían después. 

Naturalmente, éste no es un criterio compositivo demasiado ortodoxo, así que cuando se puso manos a la obra con un bajista, el primer resultado no le gustó. Y decidió, en vez de retocarlo... ¡componer otra canción nueva con su baterista! Eso sí, por supuesto, sosteniendo el mismo título, condición sine qua non.

Esta vez el resultado sí que convenció, hasta el punto de que grabaron el tema en apenas cinco horas. Su difusión también fue de nota. Aquel primer mix fue presentado a una emisora para que lo pasara fuera de antena, simplemente para saber si gustaba al diskjockey. La emisora hizo una grabación de estranquis (toma ética profesional) y la pasó en antena. La respuesta fue tan buena que a partir de ahí el resultado fue imparable. Ni siquiera pudieron hacer el mix definitivo de la canción a pesar de las protestas de James, viendo lo bien que había funcionado aquella primera toma. 

Y sí, no andáis mal encaminados: además la habéis escuchado bastantes veces recientemente en la tele en un anuncio de un banco. Venga, no me digáis que no mola...




Hasta la próxima.

domingo, 20 de enero de 2013

Aquarela, Toquinho, 1983


Las cosas, no se sabe por qué, pero suceden en el momento en el que tienen que suceder. Esta historia es un buen ejemplo. Imaginad: una chica abandona sola una fiesta para ir a una discoteca. Allí se encuentra con una conocida en los lavabos que le invita a acercarse a su grupo de amigos. Y, una vez en éste, se encuentra con un tipo patilloso que, tras fijarse en la recién llegada, se le acerca aprovechando que la música de fondo era bastante penosa con el fin de conocerla. Y, vaya, parece que se caen bien. 

Naturalmente, al destino también hay que darle un cierto empujoncito. El tipo patilloso, tras ver que la recién llegada marchaba al cabo de un rato, coge un cigarrillo para tener el pretexto ideal de salir afuera a fumar. Y lo hace pies para que os quiero... buscando esperar la salida de ella. Y allí le propone hacer un café un día próximo.

Pues bien, ese cúmulo de circunstancias -y de empujoncitos- son la causa de que hoy esté esta enorme canción de Toquinho en las Píldoras. Y de que un servidor, que sigue gastando patillas, sea ahora mismo un tipo al que no le caben los zapatos.

Aunque no le hagan demasiada falta por permanecer en permanente estado de flotación.





Hasta la próxima.

martes, 15 de enero de 2013

(I Can't get No) Satisfaction, The Rolling Stones, 1965


Lo de hoy ya no puede considerarse simplemente un hit, a diferencia de los publicados en los anteriores posts. Ni hit personal, ni general, ni nada por el estilo. Esto es esencia pura de rock and roll, tan historia del siglo XX como la Guerra del Vietnam, la liberación sexual o la cultura de masas. 

Qué curioso, ahora que me fijo. Las tres referencias finales del párrafo anterior tienen, de alguna forma, algo que ver con la canción de hoy. Os aseguro que ha sido totalmente involuntario: el subconsciente, supongo. Pero es así: Satisfaction, amén de ser contemporánea a la Guerra del Vietnam (a la que puso música nada menos que en Apocalypse Now, por ejemplo), supuso la consagración planetaria de los Rolling Stones, por bien que ya llevaban tres números uno a sus espaldas para entonces.

Pero además, su letra, que hacía referencia mayoritariamente a las frustraciones del consumismo, acabó siendo totalmente vinculada a la tentación del sexo. Desde luego, lo era también en su sentido literal, pero casi inmediatamente esta interpretación acabó anulando a la otra. Lo cual tenía su lógica en tanto estaba visualizada bajo la imagen de Mick Jagger, algo así como el yerno que ninguna suegra querría tener en 1965... aunque con el tiempo se equivocarían una vez certificadas las increíbles capacidades de hacer dinero del muchacho. 

A todo lo anterior se sumó un riff de guitarra del que creo que no puede decirse nada de él, simplemente dejarse llevar. Su sonido durísimo para la época, y su ritmo machacón acompañado de la batería implacable de Charlie Watts, transformaron a Keith Richards en un héroe capaz de hacer sombra al mismísimo Jagger. 

En definitiva, lo dicho: pura historia del siglo XX.




Hasta la próxima.

domingo, 13 de enero de 2013

Metal Mickey, Suede, 1992


Tras dos ultrahits consecutivos de escala galáctica, hoy he querido traer otro mucho más modesto pero que a los buenos sibaritas (y asiduos a los pubs alternativos) de los noventa nos sonará tanto o más que aquellas. Ya no digo si además somos fans de Suede. 

Metal Mickey fue, en cierto modo, el salto a la fama de Suede. Si a su sencillo anterior, The Drowners, le correspondió no sólo el honor de abrir la carrera de estos británicos, amén de optar al título de tema fundador del britpop, la canción de hoy implicó su primer éxito relevante en listas. De hecho, incluso llegó a colocarse en el chart norteamericano indie, amén de alcanzar el Top 20 en Gran Bretaña.

Esencialmente, seguía la estela del sonido iniciado por The Drowners y que la formación acabaría adoptando como marca de la casa con algunas variaciones a lo largo de los siguientes años: una actualización del glam rock al más puro estilo Bowie con pelopincho naranja y parche en el ojo. 

Os aseguro que esto ha sonado en mis auriculares tanto o más que We Will Rock You. Así que el post de hoy -lo reconozco- ha sido una pequeña concesión a mi banda sonora personal. Pero estoy seguro de que, igualmente, os gustará. 






Hasta la próxima.

jueves, 10 de enero de 2013

We Will Rock You, Queen, 1977


Bueno, bueno... si la última Píldora era megaconocida -aunque ya vimos que no tanto de cierta edad para abajo- la de hoy simplemente es ultraarchimegaconocida. Y, además, mucho más fácil de interpretar tanto chapurreando inglés como, sobre todo, haciendo la mayor parte de la instrumentación: basta con patear el suelo o aporrear algo, para acabar ejecutando un soberbio air guitar rascando muy épicamente la barriga.

Porque We Will Rock You forma parte del ADN musical de las últimas tres décadas y media.  No fue el tema que descubrió a Queen, ni mucho menos, ya entonces una de las bandas más importantes del mundo. Ni siquiera fue su single más exitoso, aunque sus ventas fueron realmente millonarias. Sin embargo, aquel martillo pilón, que además quedaba de coña en el muy punk año de 1977, acabó siendo todo un despliegue de potencia destinado a reproducirse en radios y discotecas una y otra vez cada vez que un DJ ha querido subir arriba al personal.

Y es que hasta su cara B hizo fortuna. Como la mayoría sabréis, ésta no era otra que We Are The Champions, himno futbolero del que daremos cuenta otro día. Realmente, cuesta decidir cuál de los dos temas ha hecho más fortuna. Como en un esfuerzo salomónico, la banda normalmente siempre los interpretó seguidos en los conciertos, por si no fuera suficiente promocionarlos juntos bajo un mismo single.

No me enrollo más: a estas alturas estaréis empezando ya a golpear la tabla o la mesa más cercana al ritmo de We Will Rock You. No estáis majaras, es normal. De hecho, llevo casi todo el rato que he tardado en hacer el post pateando el suelo. Menos mal que debajo no vive nadie. Creo.




Hasta la próxima.

lunes, 7 de enero de 2013

The Logical Song, Supertramp, 1979


Tras el descubrimiento de Kavinsky el otro día, creo que el karma - o lo que sea- pide algo en el otro extremo. Vamos, uno de esos hits grabados a fuego y tímpano desde el mismo momento en que se escucha por primera vez. 

Desde luego, The Logical Song es uno de ellos. Lanzado como single en 1979, su estructura y sonido de inspiración beatle y una letra llena de humor convirtieron a la canción en el mayor éxito de Supertramp en su momento, lo cual no era poco para una de las bandas revientaestadios a finales de los setenta. 

Al principio hablaba de que el tema de hoy es de esos que se sabe hasta un gato sordo. Pues bien, acabo de recordar que no es cierto, y ni él mismo está libre del inexorable y cruel paso de los años. Me explico. 

Este verano, en un curso de reciclaje de inglés (por bien que se crea que se sabe, al final o se practica o te queda como un washuwarugui a lo Antonio Ozores) compartíamos aula algunos veteranos con chavalería que rondaba la veintena, muchos sin haberla alcanzado todavía. Uno de los ejercicios recurrentes era escuchar una canción y añadir las palabras que faltaban en una hoja con la letra impresa. 

Pues bien, uno de los días pusieron The Logical Song. Mi sorpresa vino dada cuando levanté la cabeza de la hoja y vi que la inmensa mayoría de la muchachada escuchaba la canción con una cara inexpresiva, lo cual es difícil cuando una canción la has escuchado tantas veces y, además, suele ser tan agradecida. Al acabar el ejercicio pregunté lo que sospechaba, y acabó siendo cierto. ¡No la habían escuchado nunca! Lo cual no era culpa suya, claro, pero ¿acaso no ponían la radio? O peor aún: ¿nunca se la escucharon a sus padres? El enigma sigue vivo, pero la realidad es que les sonaba a marciano. 

Ya veis, nada es eterno. A veces, lo imperecedero apenas dura veinte o treinta años. Así que no quiero ni pensar ya en lo que sale por la MTV. A este paso, no lo meterán ni en soporte físico, no vaya a quedar en el olvido antes de pasar a un disco. 




Hasta la próxima. 

jueves, 3 de enero de 2013

Nightcall, Kavinsky, 2010


¡Feliz 2013, IV Año Más o Menos Triunfal de este tinglado! Y lo estrenamos con una nueva adquisición en las Píldoras, además de todo un descubrimiento por parte de quien escribe. 

Soy consciente de que los amantes del pop electrónico se tirarán de los pelos al verme llegar tan tarde a la figura de Kavinsky. Este francés, de auténtico nombre Vincent Belorgey (mucho más galo), es toda una institución del pop electrónico francés, cercano a los auténticos divos del género en el país vecino, Daft Punk. 

De hecho, Nightcall, tal vez el tema más conocido de Kavinsky, fue producido por uno de los miembros de Daft Punk, con un sonido que evoca bastante al techno pop de los años ochenta. Algo lógico en tanto la canción utiliza el sampleado de una de las canciones más conocidas de aquella década. ¿La adivináis? Efectivamente, viene de aquel Smalltown Boy con el que se daban a conocer en 1984 los Bronski Beat y su cantante, Jimmy Sommerville. 

Por lo demás, no tengo por menos que agradecer a Montse su aportación y el descubrimiento del tema de hoy. Lo mínimo era ponerla la primera del año. Espero que os guste.





Hasta la próxima.