viernes, 31 de enero de 2014

Million Voices, Otto Knows, 2012


Debo decir que bailar esto ("perpetrar el baile" sería más correcto) me recuerda a lo mejor de la música dance de quince o veinte años atrás. Entonces, las pistas estaban minadas de temas de aquel engendro llamado "makina", así que cuando aparecían cosas decentes, huelga decir el salto que muchos pegábamos con tal de menear el esqueleto... lo cual no tiene por qué ser sinónimo en ningún caso de nada parecido a una coreografía, insisto.  

Hoy en día, pasa algo por el estilo. La "makina" ha pasado afortunadamente a más alta vida, pero eso tampoco quiere decir que en general la cosa haya mejorado. Decenas de fistros musicales de eso que dicen "electro latino" o, lo que es lo mismo, una derivación discotequera de los infumables reggaetones, campan por la mayoría de garitos destrozando los oídos de aquellos que, ya sólo muy de vez en cuando, reaparecemos por ellos para amenizar la noche. Así que entre los varios "ella se vuelve loca-ca-ca" y "ay ay ay ay ven a bailar conmigo", de vez en cuando aparece algo como este gran tema del discjockey sueco Otto Knows. 

Million Voices, como mandan los buenos cánones del DJ, incorpora el sampler de otro tema. Y en este caso, estoy seguro que difícilmente adivinaríais cuál es su origen. Las voces distorsionadas que marcan la pieza de principio a fin provienen -eso sí, de forma casi irreconocible- del tema homónimo del rapero y compositor Wyclef Jean, el cual aparece nada menos que en la banda sonora de la inconmensurable Hotel Rwanda

El tema, originalmente lanzado en Bélgica, escaló a lo largo de 2012 y 2013 los charts de prácticamente toda Europa. Es lo que tiene la buena música, que también triunfa entre lo más comercial: con suerte, quién sabe si sobrevivirá a los "ta-tún-ta-tún" con los que muchos pinchas actuales maltratan impunemente el buen gusto musical. 




Letra de la Píldora: mucha, mucha, tampoco tiene. 

Hasta la próxima.

lunes, 27 de enero de 2014

Tusk, Fleetwood Mac, 1979



La de hoy es, posiblemente una de las canciones más extrañas de cuantas se han colado en las listas de éxitos desde que el rock es rock. Extraña por su sonido, extraña por lo atípica en el momento en que se lanzó, y extraña por lo outsider dentro de la discografía de los Fleetwood Mac

Imagináos un tema a mitad de camino entre el ambiente circense del Sgt. Pepper's de los Beatles y las grandes bandas que amenizan los partidos de fútbol americano entre los partidos. Ahora, para marcar más la extravagancia, ponéis el resultado en pleno 1979, entre los estertores del punk y la música disco, y el auge de la new wave y de los grupos de arena rock. Y, finalmente, lo metéis dentro de un álbum de una de las formaciones más comerciales de la segunda mitad de los setenta. Todo eso es Tusk

Por si fuera poco lo anterior, la grabación de la canción no se hizo en un estudio, sino en directo, en pleno estadio (vacío) de los Dodgers en Los Ángeles, y acompañados por toda una -efectivamente- banda universitaria de esas que se disfrazan de soldados para acabar de convertir los encuentros deportivos en auténticos shows masivos. 

Con todo, lo más extraño del conjunto es que, encima, triunfó en las listas de éxitos. Se coló en los Top 10 norteamericano, británico, australiano y canadiense. Incluso su álbum, titulado homónimamente, alcanzó el número uno en Gran Bretaña. 

Como todo lo dicho más arriba suena cuanto menos curioso, os dejo con el clip promocional, que certificó aquella particularísima grabación. Y para que veáis hasta qué punto Tusk consiguió su efecto festivo, al final del clip, la propia banda que acompañó a los Fleetwood Mac, la University of Southern Californian Trojan Marching Band, añadió una interpretación del tema muchos años después en uno de los partidos de los Dodgers. Espectacular.

Ah, que no os engañe el texto: Tusk es una grandísima canción. Estoy seguro de que os gustará. 





Hasta la próxima. 

lunes, 13 de enero de 2014

So Why So Sad, Manic Street Preachers, 2001


Siento una debilidad especial por la canción de hoy. Meted a los Beatles y a los Beach Boys de 1966 y 1967 en una batidora junto al rock alternativo del cambio de milenio, y obtendréis So Why So Sad. Una canción donde el contraste entre un sonido ensoñador y una letra con un trasfondo de tristeza no dejan indiferente. 

Como tampoco deja indiferente su clip, en la tónica de los trabajos de la banda galesa. En esta ocasión, y fieles a su rebeldía ideológica (sólo a ellos se les ocurrió en su día homenajear al bando republicano durante la Guerra Civil Española, y alcanzar el número uno en el experimento), los Manic Street Preachers quisieron denunciar la indolencia del primer mundo ante las guerras en el tercero. Y no se les ocurrió nada mejor que... ponerlo todo junto en una inquietante invasión de marines en una plácida playa veraniega llena de turistas felices. tan felices, que ni siquiera reparan en aquellos.  

El tema alcanzó el puesto octavo en las listas británicas, seguido en el noveno por otro tema suyo, Found That Soul, lo cual se explica por una excentricidad que acabó saliéndoles bien. ¡Y es que lanzaron ambas canciones el mismo día compitiendo entre sí! 

Por cierto, que prácticamente al mismo tiempo que editaban ambas canciones, en febrero de 2001, el grupo se marcaba un concierto en Cuba, al que, entre otros, asistiría el mismísimo Fidel Castro: éste incluso los recibiría antes de salir al escenario. Toda una señal de alineamiento ideológico. Pero, ahora que lo pienso, creo que algo así merecerá otra Píldora sólo para ello. ¿No estáis de acuerdo?




Hasta la próxima. 

viernes, 10 de enero de 2014

Shine On Brightly, Procol Harum, 1968

Para comenzar el 2014 he querido escoger un tema que recogiera en su título de algún modo lo mejor que queremos para el año. Y además, que fuera realmente bonito. Así que empecé a tirar de archivo: os aseguro que hay muchísimos. Finalmente, en mi subjetivísimo criterio, acabé con este Shine On Brightly con el que los grandes Procol Harum remachaban su anterior éxito de A Whiter Shade Of Pale

En realidad, Shine On Brightly muestra una letra realmente psicodélica y épica, en la línea de las que habían hecho conocido al grupo junto a su sonido de evidente inspiración clásica. Pero no era esta su mayor aportación al revolucionario pop de finales de los sesenta. 

El tema se incluía en el segundo álbum de la formación británica, homónimo. En su cara B incorporaba una auténtica suite en la que la música clásica se entremezclaba con lo eléctrico en un precedente definitivo de lo que en breve sería el rock sinfónico. Una pieza que os recomiendo a todos los que tengáis curiosidad al respecto. 

Pero, de momento, os dejo con esta bellísima pieza -atención al solo de órgano- deseando que también vosotros brilléis con intensidad este 2014. 

PS: como propina, el clip incorpora dos temas, Shine On Brightly e In the Wee Small Hours of Sixpence. Espero que os gusten. 





Hasta la próxima.