domingo, 29 de marzo de 2015

Lady Madonna, The Beatles, 1968



Cuando se es un dictador de tendencias, uno se puede marcar salirse de la nota, y encima provocar que todo el mundo vaya detrás tuya. Si además, este dictador tiene forma de cuatro tipos como los de hoy, simplemente, alteran la historia de la música rock. 

Algo así fue lo que sucedió más o menos hace 45 años, por estas mismas fechas. Desde finales de 1966, toda la música se había teñido de los colores psicodélicos procedentes de Estados Unidos, de los efluvios amorosos (y lisérgicos) de San Francisco. Fue un alto en el tiránico dominio británico de la escena musical y cultural, e influyó hasta tal punto que incluso los Beatles se apuntaron a él. Eso sí, de una manera tan magistral, que su gran disco psicodélico, Sgt. Pepper's, acabaría siendo considerado por muchos como el mejor de la historia pop. 

Sin embargo, a principios de 1968, ya estaban un poco hartos de tanta paz y amor. Cierto día, Paul McCartney, jugando con el piano, quiso reproducir algo parecido a un boogie-woogie. Como fuera, aquello le recordó a su admirado Fats Domino, una estrella del rock and roll de los años cincuenta cuya marca distintiva era un omnipresente piano. Así que terminó componiendo una canción que se salía completamente de los estándares psicodélicos del momento: era Lady Madonna, y aún hoy se considera el punto inicial de un retorno al rock and roll más primitivo que dominaría el estilo de los siguientes años. 

Fijáos como la música de entonces cambiaba y evolucionaba a una velocidad vertiginosa: lo que era lo más en 1965, sólo tres años más tarde parecía poco menos que jurásico. Y en buena parte, la culpa era de la increíble capacidad creativa de los protagonistas de hoy. 

Naturalmente, el single alcanzó el número uno en medio mundo, y se convirtió en uno de los temas más conocidos de la banda, que ya es decir. Por cierto, ¿recordáis el intercambio de videoclips que vimos en la última Píldora, de los Smiths? Pues a Lady Madonna le pasó exactamente lo mismo. Prácticamente al mismo tiempo en el que se grababa, John Lennon compuso otro tema, Hey Bulldog, que terminaría formando parte de la banda sonora de la película Yellow Submarine. Tanto le gustaba, que hizo rodar su proceso de grabación como material promocional, y hasta hizo cierta campaña por colocarla como sencillo en vez de Lady Madonna. Sin embargo, el productor George Martin, finalmente se decantó por éste último tema bajo el pretexto de que la impresión de carátulas ya estaba hecha, y el clip terminó acompañando a la canción de hoy y no a la que originalmente había rodado.

Para que veáis lo que os digo, también os dejo el clip de Hey Bulldog. Cualquier coincidencia entre ambos... pues eso. Ya veis, hoy, dos Píldoras beatlemaniacas en una.   






Hasta la próxima.