Hace unos días saltaba en los principales medios de comunicación de todo el planeta el fallecimiento de uno de los tipos más auténticos de la historia del rock. Un colofón mediático que el mismo J.J. Cale hubiera considerado propio de la ciencia ficción más extravagante allá por 1970.
Y es que hacia ese año, el ya por entonces veterano cantautor de Oklahoma pensaba retirarse del mundillo musical tras llevar nada menos que doce años sin vender prácticamente nada. Lo que hubiera acabado haciendo sin dudar si uno de los dioses del olimpo guitarrero no se hubiera fijado en un viejo tema suyo de 1966 el cual, para variar, tampoco se comió un rosco en su día: After Midnight.
En octubre de aquel 1970, Eric Clapton, que iniciaba su carrera en solitario tras sus experiencias al frente de Cream, Blind Faith y Derek and The Dominoes, se estrenaba recuperando aquella desconocida canción, transformada del ritmo pausado de Cale a un acelerado blues-rock que entraría prácticamente en todos los Top 20 de Occidente.
Hay que decir que el primer sorprendido fue su autor, que supo de la versión cuando la escuchó por la radio. Y también el primer agradecido: con más de treinta años a sus espaldas, se alegró enormemente de verse, por primera vez, sin estrecheces económicas. De hecho, el shock le animaría a relanzar su carrera, que si bien nunca llegaría a ser superventas, sí que le permitiría vivir bastante mejor que hasta entonces. Y mucho mejor que lo haría -por cierto- a partir de 1976, cuando el mismo Clapton le echaría un nuevo capote al versionar otro tema suyo, el no menos conocido Cocaine.
Pero esa ya es otra historia, que quedará para otro día.
Versión del propio J.J. Cale
Y la formidable adaptación de Eric Clapton, de 1970
Hasta la próxima.
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