jueves, 26 de julio de 2012

Mony, Mony, Tommy James and The Shondells, 1968


No sé si es la edad o, simplemente, un espesor particularmente acusado en el día de hoy. Os cuento. Me había decidido a poner una segunda Píldora de Tommy James and The Shondells -tal vez Hanky Panky o la más intensa Crimson and Clover- contando con que hacía tiempo que había colgado el que es su más conocido hit a este lado del Atlántico, precisamente Mony, Mony. Cual fue mi sorpresa cuando haciendo un pequeño rastreado buscando la que consideraba más que asegurada Píldora, ha resultado no estar. Para que luego alguien diga que tengo una mente privilegiada. Pues va a ser que no. 

En todo caso, lo que sí que tengo es una capacidad de respuesta lo más ágil posible (o al menos, lo intento), así que he creído conveniente dejar cualquiera de los otros temas para más adelante y comenzar con una canción con la que seguro que el que más y el que menos de vosotros ha hecho el ganso en algún pub mientras alguien decidía pasarla por los altavoces. 

Haciendo el ganso... y seguro que confundiendo la letra al gritar en el estribillo "money, money". Error comprensible en estas latitudes tan poco familiarizadas con el idioma inglés, pero error al fin y al cabo. Pues bien: no se trataba de ninguna oda a la pasta, ni muchísimo menos. Pero, ya puestos, tampoco era ninguna canción dedicada a ninguna chica llamada Mónica o Mona, o de ninguna forma que se le pareciera. 

Tommy James and The Shondells era un grupo con un carácter particular. Si bien habían recogido muy bien las influencias psicodélicas y eran capaces de marcarse de coña un sonido de garaje como mandaban los cánones, en realidad se trataba de una banda con un estilo desenfadado e ideal para amenizar guateques. Así que cuando hicieron Mony, Mony, lo que buscaban era precisamente eso, algo para bailar y pasárselo bien, bajo un título que sonara divertido sin ser demasiado majara. Y lo encontraron en un cartel luminoso que había sobre el edificio de la Mutual of New York. Ahora ese edificio luce un enorme "1740", el número de su dirección en la calle Broadway, pero en 1968 tenía un no menos enorme y luminoso "MONY", palabra formada por las siglas de la compañía neoyorquina. 

Exacto: uno de los temas más juerguistas de los años sesenta recibió su título inspirado en una compañía de seguros. 

En cualquier caso, la historia es lo de menos. Lo que cuenta es que tras casi cuarenta y cinco años sigue funcionando perfectamente en su papel de levantar a la gente de la silla y ponerla a desfasar. Así que si optáis por seguir cantando -gritando- "money, money", vosotros mismos. Lo importante es que os lo sigáis pasando bien. 




Hasta la próxima. 

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