Cumplir años (aunque no cambiaré de cifra hasta septiembre, tranquis) tiene un efecto que, no por más previsible, deja de ser sintomático. Comienzas a hablar de tus grupos favoritos de la época en que salías asiduamente de la misma manera en que tus padres lo hacían en su día de los Beatles o de los Bravos.
Vaya. Con lo modernos que eran Blur, Oasis, Pulp, Suede y compañía. Y resulta que, de la noche a la mañana, te das cuenta de que forman parte ya de alguna capa arqueológica cada vez más enterrada. Con todo, te siguen gustando mucho y los ves buenísimos: señal inequívoca de que te vas haciendo viejo -lo que no equivale a ser viejo, por si alguien se piensa que voy a arrancarme con el añejo tango de Gardel.
En todo caso, me he visto con el impulso de reclamar hoy un pequeño fragmento de aquella música, de aquellas noches de los noventa en Sidecar, Jamboree y demás garitos de la Plaça Reial y aledaños. Lo cual hago con uno de los mejores singles que nunca editaron los Suede, New Generation, último del álbum Dog Man Star.
Con un sonido distorsionado y evocador, el tema suponía un magnífico puente entre este disco y su futuro y glamuroso Coming Up, con el que se convertirían en los terceros en discordia tras las bandas de Damon Albarn y los hermanos Gallagher. Como single, llegaría a las puertas del Top 20 británico, sosteniendo el nivel de sus dos sencillos anteriores, We Are The Pigs y The Wild Ones.
Mejor paro ya, que tanto recuerdo de grandes canciones me está poniendo melancólico, y esto va de pasarlo bien. Ahí os quedáis con un trozo de mi generación. La nueva generación.
Hasta la próxima.
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