Imagino que a estas alturas ya intuiréis que para servidor, los noventa fueron una gran década no ya en lo personal (con veinte castañas, como para que no lo sea), sinó en lo musical. Todo aquel brit fue el polo magnético que condensaba lo mejor de la música británica de los anteriores treinta años.
Pero como todo, también tuvieron su tenebrosa cruz. Ésta no fue otra que su increíble (e incomprensible) querencia por la música makina. Coño, estaba por todas partes. Ibas a la disco A: música makina. Al pub B: música bakalao. Al bar C, que era de tu vecino y sólo le gustaba el flamenco: ese día estaba la cholilla de la hija, y pumba. Si no me creéis, echad un vistazo a las listas de éxitos españolas de 1994. Salvo honrosas excepciones, de puta pena.
Había de todo: desde fulanos que metían sonidos de gallinas a ritmo de chunta-chunta (es cierto, por si alguien no me cree, el tema era El Gallinero, de un tal Ramírez, que debería estar buscado por el Tribunal de la Haya), hasta lo más frecuente, que era coger un hit antiguo, y meterle matraca. Y eso ya no era lo peor, sinó las interpretaciones. Muchos de aquellos "grupos" eran de aquí, y su forma de cantar en inglés inspiró, sin duda, el muy posterior Aserejé. Ja, dejé, asebedebinogua.
Uno de aquellos atentados musicales fue el que cometieron con el tema que traemos como Píldora hoy, el fantástico Hymn que los Ultravox llevaron al éxito en 1982. Su melodía casi épica -que recordaba en cierto modo a los himnos soviéticos- iba acompañada de una letra no menos grandilocuente, y de contenido casi bíblico. El vídeo, por su parte, recreaba a su manera la vieja historia del hombre que está dispuesto a vender su alma al diablo. Por cierto, atención a la muy masónica portada del single.
En fin, un tema poderoso y cargado de connotaciones de todo tipo al que he querido rendir un homenaje y un desagravio después de lo que tuvo que soportar hace década y media. Desgraciadamente, nuestra generación, con todas sus luces, tendrá que cargar también con la responsabilidad de algunos de los mayores crímenes musicales de la historia reciente. Por suerte, me queda el parco consuelo de decir: "pues yo no he sido".
Ultravox – Hymn (por Spotify)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
Pero como todo, también tuvieron su tenebrosa cruz. Ésta no fue otra que su increíble (e incomprensible) querencia por la música makina. Coño, estaba por todas partes. Ibas a la disco A: música makina. Al pub B: música bakalao. Al bar C, que era de tu vecino y sólo le gustaba el flamenco: ese día estaba la cholilla de la hija, y pumba. Si no me creéis, echad un vistazo a las listas de éxitos españolas de 1994. Salvo honrosas excepciones, de puta pena.
Había de todo: desde fulanos que metían sonidos de gallinas a ritmo de chunta-chunta (es cierto, por si alguien no me cree, el tema era El Gallinero, de un tal Ramírez, que debería estar buscado por el Tribunal de la Haya), hasta lo más frecuente, que era coger un hit antiguo, y meterle matraca. Y eso ya no era lo peor, sinó las interpretaciones. Muchos de aquellos "grupos" eran de aquí, y su forma de cantar en inglés inspiró, sin duda, el muy posterior Aserejé. Ja, dejé, asebedebinogua.
Uno de aquellos atentados musicales fue el que cometieron con el tema que traemos como Píldora hoy, el fantástico Hymn que los Ultravox llevaron al éxito en 1982. Su melodía casi épica -que recordaba en cierto modo a los himnos soviéticos- iba acompañada de una letra no menos grandilocuente, y de contenido casi bíblico. El vídeo, por su parte, recreaba a su manera la vieja historia del hombre que está dispuesto a vender su alma al diablo. Por cierto, atención a la muy masónica portada del single.
En fin, un tema poderoso y cargado de connotaciones de todo tipo al que he querido rendir un homenaje y un desagravio después de lo que tuvo que soportar hace década y media. Desgraciadamente, nuestra generación, con todas sus luces, tendrá que cargar también con la responsabilidad de algunos de los mayores crímenes musicales de la historia reciente. Por suerte, me queda el parco consuelo de decir: "pues yo no he sido".
Ultravox – Hymn (por Spotify)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
Pobrecico... todavía recuerdo aquella especie de engendro llamada "Los Pitufos Maquineros", para un servidor el máximo exponente de abortos bakalas, únicamente superado por el "Bebetón sin afición".
ResponderEliminarPor cierto, movistar hace algo parecido con las canciones de sus anuncios, llegando a crear melodias surrealistas a partir de una canción de Santana (entre otras...).
Je, je... también recuerdo otro disparate como el que hicieron con Hymn, pero con el Give It Up de los New England. O cuando aquel majara empezaba con "Exta sí, Exta no...". Estuvieron cerca de jodernos la década, pero no pudieron al final con nosotros. Eso sí, nos fue de pelos.
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