No, no es que esté exactamente hambriento como un lobo a la hora de escribir el post de hoy, ni mucho menos. De hecho, no tengo nada de hambre -lo cual creo que se arreglará solo en breve, ojo-, así que desmiento antes de empezar ninguna segunda lectura al respecto de la canción que tenéis delante.
De hecho, la pongo simplemente como parte de una conversación estrictamente musical. Y es que, en cierto momento, con el compañero y amigo Jesús, comentábamos a la finalización de un entrenamiento de remo sobre grupos musicales con un sonido de bajo bastante más que aparente. Puede sonar algo friki la conversación, así dicho sin más. Por supuesto, de las cuarteladas propias de una barca también hablamos, pero no las voy a reproducir aquí y ahora, naturalmente.
Uno de los que les comenté eran, precisamente, Duran Duran, para cierta sorpresa suya. Efectivamente, por edad, las portadas de Super Pop de estos tipos me cogieron de chaval, pero a mi colega lo hicieron algo más mayor, así que la alergia que podían darle era a tener muy en cuenta. Por lo tanto, había que comprender su rostro de cierta sorpresa y hasta aprensión. En lo que a mí respecta,, como creo que no hay mejor manera de convencer sobre el movimiento que andando, me comprometí a montar un post de los británicos. Y aquí está.
Por lo demás, Hungry Like The Wolf, con su número 5 en Gran Bretaña y 3 en Estados Unidos, fue uno más de los sencillos que durante la primera mitad de los ochenta mantuvieron a Duran Duran en lo alto de las listas... y en el monopolio de las portadas de ciertas adolescentes revistas. Cosas de la época: vista con retrospectiva y sin demasiados prejuicios, es, evidentemente, una gran canción.
Hasta la próxima.