Tenéis delante a uno de los himnos más surrealistas de toda la Movida madrileña. Pero no podía ser de otra manera procediendo de una formación en este sentido tan inclasificable como Derribos Arias.
Mucho más que otros grupos, los Derribos Arias eran obra de su factótum, el cantante Poch. Su propio nombre ya era en sí una declaración casi dadaísta: en realidad, se llamaba Ignacio Gasca, pero su propensión a la mala salud acabó colocándole tan peculiar y "pocho" sobrenombre.
Curiosamente, el tipo con tanta tendencia a caer enfermo iba para médico, y de los buenos, pero al parecer, la música le tiraba aún más, así que abandonó la carrera para acabar a golpe de notas. Y a fe que durante unos años estuvo en medio del ajo: antes de montar los Derribos había estado nada menos que en los Ejecutivos Agresivos, formación con bastante éxito de la que, además, salió otro monstruo de la época, Jaime Urrutia, para montar los Gabinete Caligari.
No se puede decir que Poch tuviera una voz precisamente privilegiada, pero su carisma surrealista -el final de la conversación con Àngel Casas en el clip es de nota- y su creatividad hacían el resto. Branquias bajo el agua, incluida en su primer EP, terminó siendo su pieza más emblemática y aunque nunca llegó a ser en realidad "el baile de actualidad" sí que, durante unos meses, contribuyó notablemente a la transformación del bullicioso pop español de los ochenta.
¡Inmersión en la pecera!
Hasta la próxima.
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