Pink Floyd es una de esas bandas que representan como pocas la vertiente más mastodóntica del rock. Asociados primero a la psicodélica y después al rock progresivo (durante años, llamarle a alguien coloquialmente "pink floyd" era equivalente a denotar su despiste en el mundo real, estar en el limbo), como tantos otros grupos sinfónicos al girar los ochenta, optaron por actualizar su sonido.
Hay que decir que, de toda la generación de grupos progresivos, Pink Floyd fue el que personalmente considero que lo hizo con más gracia y elegancia. Nunca llegó a los extremos casi de música de comedia cinematográfica americana ochentera al que se arrastraron bandas como Yes o Genesis. De hecho, algunos de sus mejores temas hay que circunscribirlos, precisamente, a lo largo de los ochenta.
Es el caso de Learning To Fly, incluido en su magnífico álbum A Momentary Lapse Of Reason, en el que se incluía otra magnífica canción -una de mis favoritas que me reservo para otro día- On The Turning Away. Learning To Fly obtuvo un gran éxito, y alcanzó el número uno nada menos que en las listas del Billboard norteamericano dedicadas a las emisoras de radio mainstream. Es decir, a las más escuchadas del país.
Por lo demás, quiero dedicarla a un par de grandes amigos muy especiales, que están pasando por una época, desde luego, muy especial. Un abrazo desde aquí.
Hasta la próxima.
Una canción preciosa, una canción de siempre, para siempre, hay que cerrar los ojos y aprender a volar... todo un reto...
ResponderEliminarGran banda, gran disco, gran canción, impactante letra.
ResponderEliminarQue esa época especial de tus amigos sea para mejor.
¡Siempre volando!.