Para mí que hoy he tenido que coger algo, a juzgar por las carrasperas y la pertinaz nariz tapada. Espero que la cosa quede ahí, pero por si acaso, no le voy a dar cuartelillo al eventual bicho. Así que pasaré hoy un poco fugazmente.
Tras el pequeño arrebato metafísico de ayer, comprensible por las experiencias del día, hoy os dejo con un ejercicio de decibelios y psicodelia como se hicieron pocos en los noventa. Kula Shaker pasaría a la historia del pop como una de las bandas que reeditarían mejor la mezcla hindú y británica en su sonido tan popular en los sesenta.
Sin embargo, nada de eso se adivinaba al escuchar el primer corte de su álbum de debut, K. Hey Dude era un trallazo a todas luces de rock psicodélico sin el menor atisbo de orientalidad. Aunque se trataba de su tercer single (cuarto si se tiene en cuenta el primero de los dos lanzamientos de Tattva), fue éste el tema con el que tomé contacto con la formación británica. Y con una canción así, la cosa no podía fallar: en pocos días tenía mi disco en mano.
Por lo demás, me marcho a la cama a intentar putear (sí, sí, la palabra "molestar" se queda corta para definir mis intenciones) en todo lo posible al incipiente resfriado. Y si no es posible, como mínimo, me pegaré un buen sueño. En todo caso, no pierdo nada. ¡Nanit!
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
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