Al bueno de Joaquín Sabina le gusta referir -no es el único- que su padre era militar franquista (o policía, que en el fondo da lo mismo) como forma de acentuar su rebeldía juvenil y remarcar su compromiso social. Bien, no digo que no esté en lo cierto, ni le quito mérito, pero enseguida os daréis cuenta que, sobre este particular, casi puede considerarse un aficionado.
De Jim Morrison se ha escrito todo, o casi todo. Y nadie duda que una parte de su polifacético carácter estaba totalmente en sintonía con los tiempos antibelicistas marcados por la generación del Vietnam en Estados Unidos. Sólo así puede entenderse una canción como The Unknown Soldier, la cual incluía en su mitad nada menos que la reproducción de un fusilamiento.
Lo que es menos conocido es que su padre era, precisamente militar. Y de muy alto rango. Concretamente, contraalmirante de la armada norteamericana. Pero hasta ahí, casi podría empatar con el cantautor jienense en cuanto a orígenes castrenses. Menos conocido es que George Stephen Morrison era el oficial norteamericano al mando de lo que se conoció como el "Incidente del Golfo de Tonkín": efectivamente, el papá de Jim estuvo en los hechos que se consideran el inicio formal de la Guerra del Vietnam. Ahí es nada.
Sabiendo esto, aún tiene mucho más mérito y significado el tema de hoy. Porque no sólo incluía la representación de un fusilamiento, es que en los directos el grupo se detenía a recrearlo, con Densmore haciendo el redoble de tambor, Krieger apuntando con su guitarra, Manzarek dando paso a los disparos y Morrison cayendo fulminado como mártir. El clip tampoco tenía desperdicio: además de ver a Morrison escupiendo sangre mientras caía, incluía imágenes de la Guerra del Vietnam, justo la que su padre había contribuido a desencadenar.
No me negaréis que Morrison no le echaba cojones. Tal vez, la cosa le venía de familia.
Video clip
Y aquí una de sus performances
Hasta la próxima.