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martes, 31 de diciembre de 2024

Lucy in the Sky with Diamonds, The Beatles, 1967

 



Bien, ya estamos otro año aquí (¿alguien recuerda cuando cada post era diario?), como siempre, apurando el calendario hasta rozar el larguero. Siempre digo que, tarde o temprano, volveré a escribir más Píldoras con mayor frecuencia. Pero, de momento, esto de hacerlas el último día del año se está convirtiendo en una tradición. Y no será por vagancia: es que entre tanto aquí y allá, mirar y fotografiar planetas y estrellas, y demás actividad cotidiana, el pobre blog ha quedado en estado vegetativo. O, al menos, en recurrente resurrección cada 31 de diciembre. 

Prometo darle más cancha. Como ya llevo prometiéndolo nosecuántos años. Quién la sigue, la consigue. 

Pero vayamos al turrón, quiero decir, a la canción. No creo que necesite demasiada introducción, ni ella, ni el grupo que la firmó, aquellos cuatro tipos que aún hoy siguen ocupando la cima en la música popular de los últimos sesenta años... tras llevar más de 54 disueltos. Ríanse ustedes de las victorias del Cid después de muerto. 

No hace falta ser un entendido del rock ni de los Beatles para asociar Lucy in the Sky with Diamonds con las drogas. Concretamente, con el LSD. Y eso que el propio Lennon -autor de facto- se esforzó en asegurar en que no tenía nada que ver, que todo venía por un dibujo de su hijo Julian. Incluso McCartney se vio en la necesidad de reafirmarlo, a pesar de que no tuvo más remedio que admitir que se trataba de una canción sobre alucinaciones. 

Que la letra estuviera en parte inspirada por Alicia en el País de las Maravillas tampoco ayudaba demasiado a quitarle el sambenito alucinógeno, especialmente desde el momento en que por aquellas mismas fechas contraculturales de finales de los sesenta, un siglo después de ser escrito por Lewis Carroll, el libro empezó a ser asociado de forma poco velada al consumo de estupefacientes. Un ejemplo aún más claro de esto se dio aquel mismo junio de 1967 en que se publicaba el álbum Sgt Pepper's Lonely Hearts Club Band. Fue por entonces cuando los Jefferson Airplane se marcaban un número uno con su White Rabbit, dando correlación total a la novela y el consumo de LSD. La paradoja del caso es que, al igual que Lennon con esta canción, Carroll nunca admitió ni remotamente el efecto de las drogas en su novela, si no una mera motivación también infantil. En el caso del escritor inglés, únicamente querer entretener a niñas y niños con un derroche de imaginación. 

Pero claro, si al final eres una estrella del rock que toma drogas y, entre viaje y viaje de LSD, creas una canción con una letra que es una alucinación, con un sonido que es una alucinación (eso sí, alucinante), y se encuentra en el álbum por antonomasia de la era de las alucinaciones -los psicodélicos finales de los sesenta- ya puedes esforzarte, que nadie va a creerse que todo se debía simplemente a un dibujo de un zagal de cuatro años. Aunque fuera cierto. 

Así que me permito acabar con una moraleja: cuidado con los cuentos y los dibujos infantiles, que a veces parece que los cargue el camello. 

¡Feliz 2025, y cielos claros! 



PS: A ver, que tampoco ayuda a quitarle la fama alucinógena que forme parte de la flipada de película animada que era Yellow Submarine. Menos mal que siempre hay un niño al que echarle la culpa de todo. 



miércoles, 9 de marzo de 2016

A Day In The Life, The Beatles, 1967



Menudo 2016 llevamos. Si dedicara cada Píldora a cada uno de los ilustrísimos que nos han dejado (y sólo estamos a principios de marzo-, este blog sería prácticamente una sección de necrológicas, y no es en absoluto la intención. Sin embargo, hoy, al igual que sucedió hace un par de meses con Bowie, uno debe ponerse en el lugar que toca. Que, en el caso de hoy, es de pie y con el más solemne y sentido respeto. 

Esta mañana comentaba que la pérdida de George Martin, para los que somos de sangre Beatle, es totalmente equiparable a la de Lennon (la recuerdo, aún siendo muy niño, por el impacto enorme de la noticia) y a la de Harrison. Siempre se suele decir que el quinto beatle fue el batería anterior a Ringo, Pete Best, o incluso el primer bajista y amigo de Lennon, Stuart Sutcliffe. No es cierto. Fue George Martin. 

Fue él el tipo que, con su formación clásica y su espíritu de jazz, moldeó el rock and roll casi macarra de aquel grupo que fue presentado por su mánager Brian Epstein -tal vez la otra persona con capacidad de disputar a Martin el título de quinto beatle- por primera vez en 1962. Entonces, éste era el productor de un oscuro sello dependiente de EMI, Parlophone, y se dedicaba sobre todo a grabar comedias. Peter Sellers era uno de sus más famosos producidos. 

Naturalmente, en 1962, la juventud iba bastante más allá. No es que les convenciera demasiado el grupo, pero las voces harmónicas de Lennon y McCartney que oyó en la cinta le parecieron interesantes, y el entusiasmo de Epstein hizo el resto. Así que los contrató antes incluso de haberlos visto. A partir de aquí, cambió todo. Musicalmente, aportó su vasto conocimiento para introducir innovaciones que cambiaron para siempre la historia del rock. Entre otras muchísimas aportaciones, suya fue la idea de grabar Yesterday con un cuarteto de cuerdas, de añadir el célebre piano de aires barrocos (no era un clavecín, aunque lo hizo sonar como tal) de In My Life, y de dirigir la orquesta que debía sonar "hasta el infinito" en este A Day In The Life, que tenéis hoy aquí. 

Pero además fue un individuo apasionado por la tecnología en los estudios de grabación. En su época, el mayor avance eran las grabadoras de dos pistas para el sonido estéreo, que luego se ampliaron a cuatro. Pues bien, Martin, viendo la enorme complejidad que planteaba la idea que tenía el grupo para el álbum Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, fue el primero del mundo en grabar a ocho pistas... uniendo de manera casi imposible dos máquinas de cuatro. Ciertamente, para esta parte de su trabajo siempre se rodeó de los mejores ingenieros de sonido. Ahí quedan los nombres de Geoff Emerick, Norman Smith o incluso un jovencísimo Alan Parsons más tarde. 

Como homenaje, he querido traer uno de mis temas favoritos del grupo, este magnífico A Day In The Life, que cerraba el álbum Sgt. Pepper's. Se trata de una canción compleja, absolutamente surrealista, y a su manera, conmovedora. En ella, Martin tuvo un papel clave coordinando la orquesta en una grabación que se las prometía caótica: como el grupo quería un sonido que llegara hasta el infinito, entregó a los carísimos cuarenta músicos profesionales la que fue, posiblemente, la partitura más extraña que nunca vieron, en la que tenían que ir desde la nota más baja posible hasta la más alta. Para complicar más las cosas, por allí rondaban varias superestrellas superpsicodélicas y superfashion (Jagger, Richards, Donovan, Nesmith...). Así que la guinda fue la imposición del grupo -en un arrebato de extraño vanguardismo- a que todos los músicos llevaran puesto algún elemento de disfraz mientras grababan. De ahí que podáis ver en el vídeo a la orquesta más extraña y surrealista que nunca haya entrado a un estudio de grabación. Que era lo que querían. 

Y, por supuesto, también podréis ver al propio Martin. Lo encontraréis dirigiendo a la orquesta con una enorme nariz postiza (no se libró del asunto del disfraz) y, más tarde, departiendo con Lennon. 

Si hay algo más allá, es bastante probable que ahora ya estén departiendo de nuevo. Sin más, A Day In The Life




Hasta la próxima. 

domingo, 29 de marzo de 2015

Lady Madonna, The Beatles, 1968



Cuando se es un dictador de tendencias, uno se puede marcar salirse de la nota, y encima provocar que todo el mundo vaya detrás tuya. Si además, este dictador tiene forma de cuatro tipos como los de hoy, simplemente, alteran la historia de la música rock. 

Algo así fue lo que sucedió más o menos hace 45 años, por estas mismas fechas. Desde finales de 1966, toda la música se había teñido de los colores psicodélicos procedentes de Estados Unidos, de los efluvios amorosos (y lisérgicos) de San Francisco. Fue un alto en el tiránico dominio británico de la escena musical y cultural, e influyó hasta tal punto que incluso los Beatles se apuntaron a él. Eso sí, de una manera tan magistral, que su gran disco psicodélico, Sgt. Pepper's, acabaría siendo considerado por muchos como el mejor de la historia pop. 

Sin embargo, a principios de 1968, ya estaban un poco hartos de tanta paz y amor. Cierto día, Paul McCartney, jugando con el piano, quiso reproducir algo parecido a un boogie-woogie. Como fuera, aquello le recordó a su admirado Fats Domino, una estrella del rock and roll de los años cincuenta cuya marca distintiva era un omnipresente piano. Así que terminó componiendo una canción que se salía completamente de los estándares psicodélicos del momento: era Lady Madonna, y aún hoy se considera el punto inicial de un retorno al rock and roll más primitivo que dominaría el estilo de los siguientes años. 

Fijáos como la música de entonces cambiaba y evolucionaba a una velocidad vertiginosa: lo que era lo más en 1965, sólo tres años más tarde parecía poco menos que jurásico. Y en buena parte, la culpa era de la increíble capacidad creativa de los protagonistas de hoy. 

Naturalmente, el single alcanzó el número uno en medio mundo, y se convirtió en uno de los temas más conocidos de la banda, que ya es decir. Por cierto, ¿recordáis el intercambio de videoclips que vimos en la última Píldora, de los Smiths? Pues a Lady Madonna le pasó exactamente lo mismo. Prácticamente al mismo tiempo en el que se grababa, John Lennon compuso otro tema, Hey Bulldog, que terminaría formando parte de la banda sonora de la película Yellow Submarine. Tanto le gustaba, que hizo rodar su proceso de grabación como material promocional, y hasta hizo cierta campaña por colocarla como sencillo en vez de Lady Madonna. Sin embargo, el productor George Martin, finalmente se decantó por éste último tema bajo el pretexto de que la impresión de carátulas ya estaba hecha, y el clip terminó acompañando a la canción de hoy y no a la que originalmente había rodado.

Para que veáis lo que os digo, también os dejo el clip de Hey Bulldog. Cualquier coincidencia entre ambos... pues eso. Ya veis, hoy, dos Píldoras beatlemaniacas en una.   









Hasta la próxima. 


martes, 10 de septiembre de 2013

When I'm Sixty-Four, The Beatles, 1967


Cumplir años es una de las mayores preocupaciones del ser humano una vez que se cruza cierta frontera de edad. Evidentemente, cada uno se lo toma como se lo toma, pero a muy pocos deja indiferente. Así que es normal que en la larga historia del rock también hayan habido numerosas canciones en las que sus autores han dejado constancia de ello. 

Tal vez, la más famosas de todas ellas sea la de hoy, tanto por sus firmantes como por pertenecer al que para muchos es el mejor álbum pop jamás compuesto, el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band que The Beatles lanzaron en el psicodélico año del amor de 1967. 

Puede sonar extraño que Paul McCartney, a la sazón con 25 primaveras, firmara (junto a Lennon) una canción en la que reflexionara sobre unos por entonces lejanos 64 años-ahora tiene 71-, y en un disco que era una apoteosis de la juventud lisérgica de finales de los años sesenta. En realidad, se trata de una canción cuya génesis es mucho más antigua, de cuando el muchacho contaba apenas 15 años. Entonces, medio compuso una pieza en la que una ya reconocible melodía en clave años 20 iba acompañada de una letra desde luego más juvenil. Algo más tarde, en su época heroica de conciertos en Hamburgo, antes de saltar al estrellato, Paul tocaba estas mismas notas en el piano del escenario justo después de que los altavoces reventaran tras horas de ruidoso rock and roll, para calmar un poco el ambiente.  

Pero fue todavía más años después, en un momento en el que la banda estaba ya en la cresta de la ola -a finales de 1966- cuando McCartney recuperó definitivamente la melodía para terminar la canción. Entonces, entre flamantes bigotes, largas patillas y camisas floreadas, le añadió una nueva letra dedicada a su padre (el músico de jazz Jim McCartney), que acababa de cumplir, precisamente, 64 años. Fue un poco una especie de regalo de cumpleaños, que acabó incluido nada menos que en Sgt. Pepper's: por fin, las lejanas notas de la adolescencia quedaron inmortalizadas para siempre transformadas en un canto a la segunda madurez. 

Y eso mismo es lo que quiero también hacer hoy: dedicárselo a mi padre, que cumple, cómo no, 64 años. Justo a las "diez y seis" de la tarde, como se estilaba escribir en 1949. Felicidades, Papá. 






Hasta la próxima. 

domingo, 26 de agosto de 2012

I Saw Her Standing There, The Beatles, 1963


Ver a los Beatles por el telediario es siempre agradecido por lo imprevisto... aunque este año creo que los econtraremos varias veces por los diversos 50 aniversarios que caerán. El más reciente es el de su primer concierto en el Cavern Club de Liverpool a finales de agosto de 1962. Motivo más que suficiente para que, aun sabiendo que seré criticado por la saturación de temas de estos cuatro muchachos, les dedique una nueva Píldora. 

Hasta ahora, todas las que he puesto son de su periodo, por así decirlo, de melenas y bigotes, y aún no tenía nada de los años en los que todavía iban uniformados con traje y corbata y unos flequillos impecables. Por lo tanto, y aprovechando que dicha época es mucho más próxima en el tiempo a la de estos primeros aniversarios, he optado por seleccionar el que fue el tema que abría su primer álbum oficial de estudio, Please, Please Me

I Saw Her Standing There es un rock que pasa como una auténtica ametralladora por los oídos, de esos que hacen imposible estarse quieto cuando suenan. Compuesto principalmente por Paul McCartney -aunque por supuesto firmado junto a John Lennon, con la peculiaridad de que iba alterado el orden habitual de los nombres- originalmente no fue concebido como sencillo en Gran Bretaña. 

De hecho, vería a la luz como single en otros países (Francia, Dinamarca...) o, ya a finales de año, aparecería en la cara B de la edición norteamericana de I Want To Hold Your Hand, el tema con el que los Beatles abrirían la invasión británica al otro lado del Atlántico. 

Debajo tenéis un clip de una de sus actuaciones televisivas en 1963, y podréis comprobar de primera mano cuan salvajes debían de tocar para imponerse sobre el griterío del público, especialmente del femenino. Beatlemanía en estado químicamente puro con la que os quedáis en este último domingo de agosto. Beatles Forever!







Hasta la próxima.

viernes, 1 de junio de 2012

Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, The Beatles, 1967


It was twenty years ago today, Sgt. Pepper taught the band to play! Bien, no exactamente 20, si no 45 años hace ya que el Sargento Pimienta revolucionó para siempre jamás la historia del rock. Un LP del que sorprendía todo de inicio a final, desde su apertura con aquella banda afinando y precediendo a un cañonazo de guitarras, hasta su cierre con una nota... ¡sólo audible para perros!

Incluso la portada tenía su miga, con aquella colección de celebridades acompañando al grupo: Karl Marx, Edgar Allan Poe, Fred Astaire, Bob Dylan, el Gordo y el Flaco... incluso aparecían ellos mismos vestidos a la manera de sus inicios, asistiendo simbólicamente al final de los Beatles de masas y estadios, siempre bien peinados: los nuevos Beatles eran en color, con bigotes y patillas y, sobre todo, ávidos de experimentación. 

Este último detalle no era baladí. Tras la monstruosa serie de giras de 1966, los cuatro de Liverpool decidieron poner final a aquella época de gritos, empujones y fans por docenas en cada esquina. Sus inquietudes habían crecido exponencialmente desde al menos 1965, y la música que querían hacer era cada vez más difícil de tocar en directo. Así que optaron por matar todo aquello e iniciar una nueva etapa en la que iban a emplearse a fondo con todos los medios disponibles en un estudio de grabación. 

Y no se les ocurrió otra manera que haciendo un disco en el que la formación adoptó un alter ego: la Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta, un nombre muy en boga con la incipiente moda psicodélica procedente de California, pero también con los no menos populares nombres abigarrados de aires victorianos que asolaban el Londres del momento. 

Explicar su grabación supone en sí ya el espacio de un libro, no de un pequeño post. Aunque no quiero marcharme sin certificar que su escucha no deja indiferente a nadie. Hay gente a la que le gusta más, otra a la que le gusta menos, pero, en todos los casos, dejarse llevar por sus notas es toda una experiencia. 

El tema que os dejo hoy es el homónimo del álbum y que lo abría, seguido del no menos conocido With A Little Help From My Friends, y la del Reprise -un falso directo certificando el final de una era- que daba paso al memorable y ensoñador epílogo que era  A Day In The Life

En serio, si nunca habéis escuchado este disco, hacedlo. Ya veréis. 



El tema, tal y como abría el disco...


 

... ¡y el famoso Reprise!








Hasta la próxima.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Rain, The Beatles, 1966


Por fin parece que ha llegado el otoño en su faceta más... otoñal. Temperaturas fresquitas y lluvia. Por más molesto que esto pueda parecer y ser, más extraño era lo que este servidor hacía hasta anteayer: ir en pantalón corto por casa en plena castañada. En realidad, incluso hoy he ido todo el día arremangado en camisa, pero es cierto que para andar por la calle ya era menester la cazadora.

Como fuere, he creído apropiado (alguno dirá con razón que "obvio") rescatar un tema lluvioso. En la historia del rock los hay a miles, y en todos los idiomas. Alguno incluso ya ha pasado por aquí. Así que ante la disyuntiva, ante la gigantesca disyuntiva, he optado por la solución de la navaja de Ockham. Así pues, hoy, simplemente, Rain. De mis Beatles.

En la nunca suficientemente reivindicada primavera de 1966 desde el punto de vista musical, los de Liverpool estaban en pleno cénit de su poder, apenas compartido a distancia con el resto del universo pop. Su autoridad era tal que sus singles no tenían cara A y B: tenían dos caras A, como muestra de que se podían permitir la promoción conjunta de dos canciones simultáneamente.

No obstante, Rain fue una excepción en aquella norma, ya que se publicó como cara B. Sin embargo, su calidad era tal que aún a día de hoy se la considera una de las caras B mejores de toda la historia del rock. Asimismo, su producción técnica estaba a la altura de cualquier cara A... y aún por encima de muchas. Como ejemplo, no es que se hiciera un clip de la canción, si no que se hicieron hasta tres, dos en los estudios Abbey Road y uno más en los jardines del palacio de Chiswick House, en Londres. 

Personalmente, la considero una de mis canciones preferidas de los Beatles, no ya sólo por su melodía y letra (una alegoría psicodélica escrita por John Lennon alrededor de sus estados anímicos), si no por su solídisima base rítmica, con unos bajo y batería aparentemente anárquicos pero que conformaban un conjunto finalmente milimétrico. Lo cual tenía un mérito tremendo en tanto ni Paul ni Ringo podían equipararse (es así, y ya está) a otras bases rítmicas mucho más formidables por entonces como las que sostenían John Entwistle y Keith Moon en los Who, por ejemplo.

Como siempre, espero que os guste. Y sea bienvenido, finalmente, el otoño.



Hasta la próxima.

miércoles, 18 de mayo de 2011

All You Need Is Love, The Beatles, 1967

Para muchos, junio de 1967 fue el mes en el que cambió la música para siempre. Aunque yo no lo creo así del todo, ya que incluso las revoluciones tienen sus antecedentes, algo de razón no falta en tamañana afirmación. Y es que el primer día de aquel mes, los Beatles lanzaron su rompedor a todas luces Sergeant Pepper's Lonely Hearts Club Band

Pero eso lo dejaremos para otro día. Más allá del increíble shock que supuso para millones de personas aquel disco, los cuatro tipos de hoy dejaron otro sello indeleble antes de que acabara el mes. El domingo 25 de junio se estrenaba el primer programa de de la historia de la televisión emitido por vía satélite. Se llamaba muy apropiadamente "Our World" -"Nuestro mundo"-, y recogía intervenciones en directo de celebridades artísticas de todo el planeta.

Para aquel primer programa, Gran Bretaña (que era la que controlaba el conjunto de la emisión) tenía reservada una sorpresa muy especial. E iba a lo grande: la BBC había encargado a los Beatles que prepararan una canción para aquel evento. A John Lennon se le ocurrió que sería una buena idea componer algo relacionado con un mensaje universal de amor, muy en boga durante aquel incipiente Summer of Love de 1967

Aún mejor, se optó por grabar la toma final de la grabación en los estudios de Abbey Road, a la que se invitó a varias estrellas del momento amigas del grupo, como Mick Jagger o Keith Moon. El resultado... es uno de los más célebres clips de la historia de la música y de la televisión, emitido poco antes de las nueve de la noche. Y lo tenéis a continuación. Dos semanas después de su emisión, All You Need Is Love se lanzaba como single, con el más que esperable número uno a los dos lados del Atlántico.

Por cierto, veréis que el vídeo pasa del blanco y negro al color. ¿Recordáis cuando hace años se puso de moda colorear pelis antiguas? Pues a alguien se le ocurrió bien entrados los noventa que también sería buena idea hacer lo mismo con aquella actuación. Y digo yo: ¿es que no era bastante ya con saber que había sido la primera emisión vía satélite en directo y en abierto de la historia? Qué gente...

All You Need Is Love (por Goear)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Something, The Beatles, 1969


La historia de esta canción será del agrado (o de la envidia) de la mayor parte del público femenino. ¿Cómo os sentiríais si tuviérais dedicadas dos de las canciones más célebres y hermosas de la historia del rock? Pues es lo que le sucedió a Pattie Boyd, una modelo que fue esposa nada menos que de George Harrison. Y también de uno de sus mejores amigos, Eric Clapton. Por suerte, en sucesión.

Y es que la chica desataba pasiones, y no ya tan sólo entre los dos gallos anteriores. En el que hoy nos pertoca, Harrison, supuso ser la inspiración (aunque años después éste lo negó) del que para mí es la balada por antonomasia de los Beatles, mucho más que Yesterday. De Something dijo el propio Frank Sinatra -que la llegó a versionar de manera memorable poco después- que era la mejor canción de amor escrita en 50 años.

Y no era para menos. Incluida en el que fue el último álbum grabado por los de Liverpool, Abbey Road -cuidadito con lo que decís de él, es mi number one de numbers ones-, mostró a un Harrison en estado de absoluta gracia. Tanto, que fue la primera vez en que una canción suya, no firmada por Lennon-McCartney, se coló como cara A de un single (para ser ortodoxos, como una de sus dos caras A, junto a Come Together).

Así que ya tenéis la primera de las dos piezas dedicadas a la buena de Boyd. ¿Y la otra? Pues no le iba a la zaga: Layla, una de las composiciones mejores que -en mi opinión- jamás compuso Clapton, el cual se quedó completamente anonadado de la mujer de su colega. Años después, terminarían casándose... y divorciándose. No hay tema de amor cuyo efecto cien años dure... aunque esa historia la dejaremos para otro momento.

¡Por cierto! Si queréis saber el aspecto de Pattie, es la primera que sale en el clip, donde también figuran las otras esposas de los Beatles por entonces. Un vídeo muy bucólico...



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 15 de junio de 2010

Revolution, The Beatles, 1968


¡Bueno!¡Al fin repetimos artista en las Píldoras! Tras 300 ediciones, quien suscribe cree que el abanico musical ya está suficientemente abierto como para poder empezar a recrearnos en algunos de nuestros protagonistas. Por supuesto, seguirán entrando artistas distintos (la lista de los que aún no están es grandísima) pero, a partir de ahora, primaremos canciones por encima de grupos o cantantes.

Y para empezar a repetir, lo haremos a lo grande, tirando la puerta abajo. Si hay un grupo que es constantemente referencia en este blog (y no sólo por afición personal) son The Beatles. Es lógico: ninguna otra banda ha influido tanto en la música rock como los cuatro de Liverpool. La elección del tema de hoy, Revolution, tampoco es al azar.

Hace ya bastante, seleccionábamos Hey Jude como primera Píldora beatle. Aquel single, uno de los más memorables de la historia del grupo, tenía una cara B que no tenía absolutamente nada que ver con su contraparte. Este tema, que no era otro que Revolution, tuvo varias versiones, si bien la más famosa fue la que acabó acompañando al sencillo, en forma de un potentísimo rock and roll que mostraba a unos Beatles sin miedo a enchufar las guitarras y subir los amplificadores. Es menester decir que, muy poco después, batirían su propio récord decibélico, y casi el de la década, con el tema Helter Skelter, considerado por muchos como auténtico heraldo del heavy metal, pero esa es otra historia.

Además de por la contundencia de su sonido, Revolution también sería antitética a Hey Jude por su letra. Lejos de ser un tema de amor, suponía una inmersión en la política, como no podía ser de otra forma en el agitadísimo y revolucionario año que fue 1968. De todas formas, en verdad, el propio Lennon, artífice principal del tema, no llegaría a atreverse a lanzar un mensaje totalmente subversivo: en el fondo, todavía era -y se consideraba- un beatle.

En cuanto al vídeo, fue grabado a la vez que la promo de Hey Jude, la misma que acabó apareciendo en la célebre emisión del programa de David Frost de septiembre del 68. Como curiosidad, se trataba de un "semi-directo", ya que si bien la instrumentación de fondo era en playback, las voces se interpretaron completamente en vivo. Esto tenía su punto para muchos en un momento en que la banda llevaba dos años sin subirse a un escenario.

En fin, sólo me queda añadir que lo disfrutéis como se merece. Muy especialmente en los días turbulentos que corren.


PD del 2 de septiembre de 2011: en plena movida constitucional, prestad atención a los versos que sueltan aquello de "dices que vas a cambiar la Constitución, bien, ya sabes que todos queremos cambiar tu cabeza". Clarividentes, cuanto menos. De todas formas, yo sólo tengo una cosa que añadir al respecto. ¿Que se quiere tocar la Constitución para cortar el déficit? Mi respuesta: "Bien, ya sabes que todos entonces querremos que subas los impuestos a los ricos".


Letra de la Píldora
.

Hasta la próxima.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Hey Jude, The Beatles, 1968


¡Por fin! ¡Aquí están! ¡Ladies and gentlemen, The Beatles! No se me ocurrió nada mejor para celebrar las primeras 50 Píldoras. 50 días poniendo música con el mero fin de divertirnos unos minutos y pasarlo lo mejor posible. Y no con un tema cualquiera, sinó uno de los más emblemáticos de toda la carrera de los de Liverpool, nada menos que este Hey Jude de 1968.

¿Qué contar sobre The Beatles? Bueno, como adivinaréis, esta no será la última vez que aparezcan por aquí, así que para empezar, os contaré desde cuándo me viene toda la beatlemanía. No es tan interesante, pero bueno, al fin y al cabo, es mi blog... Sinceramente, creo que no sé cómo empezó a ciencia cierta, pero a los quince años empecé a escucharlos compulsivamente, casi al mismo tiempo que veía por la tele la película "Yellow Submarine". Por supuesto, entonces ya los conocía (¿y quién no?) y quiero recordarme de muy pequeño tatareando melodías que luego descubriría que eran de la banda. A lo mejor, la cassette de Paul Mauriat de mi padre tenía algo que ver...

Como anécdota, mis primeras cintas de los Beatles fueron grabadas en un sitio de lo más insospechado: en la emisora RM Radio, que por entonces era la única en la que Justo Molinero emitía tras la clausura provisional de Radio Tele Taxi. Allí, los domingos mi padre iba con mi tío (el del disco de The Sweet del otro día) llevando el diario, ya que eran repartidores de prensa. Tenían amistad con Justo, y al acabar la ruta, se quedaban a desayunar en la emisora. Así que un servidor encargaba a mi padre que me grabara los diferentes discos de los Beatles que estaban allá como fondo de discoteca. De hecho, yo mismo llegué a grabar in person el LP Abbey Road, que muy pronto se convirtió en mi preferido.

Sin más, os dejo con este Hey Jude, número 1 en 1968 en medio mundo, y uno de los estandartes de la banda. El vídeo pertenece a la emisión del programa de David Frost que tuvo lugar el 8 de septiembre de 1968. Se trata de una de las emisiones más recordadas, y de ella se cuenta que la misma hermana de la reina Isabel II acabó haciendo palmas y tatareando el celebérrimo "na na na" del final desde el comedor de su casa.


Simplemente, historia del siglo XX con mayúsculas. 









Hasta la próxima.