domingo, 28 de febrero de 2010

Light My Fire, The Doors, 1967


Pocas veces una carta de presentación ha tenido tanto impacto en la historia del rock. Cuando, tras el golpe de batería de John Densmore, el teclista Ray Manzarek arrancaba aquellas complicadas pero pegajosas notas de su órgano Vox Continental, modelo 1964, se iniciaba de verdad el periplo de una de las bandas más influyentes de la música pop.

Sin embargo, aquella influencia se debía al que era, sin duda, el alma máter de la formación, y el último miembro que queda por salir en las Píldoras de ese "Club de los 27", junto a Janis Joplin, Jimi Hendrix y Kurt Cobain. Por supuesto, se trata de Jim Morrison. Poeta casi más que rock star, sin embargo adoptó los excesos de la vida de éstos últimos. Sus polémicas e iconoclastas apariciones públicas eran tan célebres como los hits que obtuvo hasta 1971, año de su muerte.
Una de éstas apariciones tuvo lugar en el mítico programa de televisión The Ed Sullivan Show, donde aparecieron el 17 de septiembre de 1967 para interpretar, precisamente, Light My Fire. Al tratarse de un espacio de máxima audiencia, Ed Sullivan pidió a Morrison que cambiara un poco la letra del tema, evitando referencias a las drogas ("girl, we couldn't get much higher", algo así como "no podríamos colocarnos más"). Pues bien, éste último pasó de todo, cantó la letra original -con bastante rabia- y provocó un soberbio cabreo de Sullivan, que no lo volvió a invitar jamás. El vídeo que tenéis más abajo recoge, precisamente, aquella actuación.

Light My Fire
era su segundo single, pero el primero, Break On Through (To The Other Side), había fallado en ventas. Así que, cuando alcanzó el número uno en julio del 67 -justo antes que el All You Need Is Love de The Beatles), para muchos fue un auténtico impacto musical.


Como lo siguió siendo bastantes años después, y bien lejos de Estados Unidos. Cuando andaba zascandileando por el instituto, apareció en el cine un biopic del grupo, The Doors (1991), protagonizado por Val Kilmer. Por entonces, yo ya había descubierto su música, pero prácticamente era el único (o casi) en todo el recinto educativo-hormonal. Imagináos pues el
shock que me supuso ver, en pocas semanas, a las mismas chavalas que llevaban en la carpeta a los New Kids On The Block con fotos de Jim Morrison... pero eso será harina de otra Píldora futura...

The Doors – Light My Fire (por Spotify). Aquí tenéis la versión completa del tema.





Hasta la próxima. 

sábado, 27 de febrero de 2010

Maps, Yeah Yeah Yeahs, 2004


Tras el interludio económico-político-tertuliano de ayer, serenamos un poco las aguas. Y lo hacemos saltando medio siglo adelante, hasta el año 2004. En aquel momento, un grupo neoyorquino cuyo nombre evocaba a la expresión más habitual por parte de sus apresurados conciudadanos, lanzaba una potente y deliciosa balada que llegó a convertirse en un éxito menor.

Varios años después, ya en 2009, la revista NME (la New Musical Express, para los de más edad), consideraba a este tema la mejor canción de amor escrita en clave de rock alternativo. Y no es para menos. Compuesta por la banda, hacía referencia a la historia que había entre su cantante Karen O, (de peculiar origen coreano y polaco, por cierto) y el líder de la banda Liars, Angus Andrew.

Como muestra, un botón. Si os pensais que la canción incluye alguna referencia a un mapa o plano, estáis equivocados. Maps no era otra cosa que las siglas de My Angus Please Stay ("Angus mío, por favor, quédate", en castizo tenorio). No digáis que no es bonito.

Con este historial, y sabiendo que es una de las canciones favoritas de My Montse (Montse mía, en el mismo argot) creo que es inevitable dedicarle esta Pildorilla, que con todo el estrés que se trae, es lo mínimo que este individuo que escribe puede hacer.

Besitos.

Yeah Yeah Yeahs – Maps (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 26 de febrero de 2010

Sixteen Tons, Tennessee Ernie Ford, 1955


"Cargas 16 toneladas, ¿y qué sacas de ello? / Un día más viejo y más endeudado / San Pedro, no me llames, pues no puedo ir / Debo mi alma al almacén de la Compañía". Cuando Tennessee Ernie Ford -este señor con aspecto de fachilla franquista en camisa de cuadros- ponía en el número uno Sixteen Tons, popularizaría la que es, seguramente, la canción que mejor ha explicado la vida de un trabajador de a pie. Originalmente, su compositor, Merle Travis, hablaba de mineros de Kentucky, pero su letra podía -y puede- ser aplicada a cualquier obrero de cualquier parte del mundo.

Y en estos días, más que nunca, justo cuando parece que acabaremos teniendo un par de años extra de vida laboral, hasta los ya célebres 67 tacos. Vayamos por partes. Es verdad que la muchachada cada vez dura más en casa y a golpe de subvención público-familiar. Y también es cierto que cada vez vivimos más años. Así que tiene toda la lógica pensar que hay que incrementar la vida laboral. Pero...

... dos cosas. La primera, es el pésimo momento de plantear una medida así, en mitad de una durísima crisis. Con cuatro millones y pico de parados, si el problema es incrementar la base de cotización, ¿no es mejor aprovechar algunos millones de brazos jóvenes en stand by, que forzar a los más mayores a aguantar un tiempo más?

Y la segunda. A menudo, me paro a escuchar a esa subespecie de periodistas cuyo verbo fácil y opinión incontinente contrasta con su poco o nulo conocimiento de la vida real, conocidos como "tertulianos". Pues bien, es fácil sentir a la mayoría de estos tipos de jeta traventina y bolsillo panzudo cosas como "pues a mí el Gobierno no tiene que decirme que me retire a los 65, pienso seguir trabajando hasta los 70, y más allá". Claro, y con su nivel de estrés (limitado a elegir entre Gin Tonic o Whisky Sour) podrían trabajar hasta los 130 años, si no se los cargara antes tanta autocomplacencia.

Pero pensad un momento: el grueso de los trabajadores, desde la obra hasta los despachos, suele llegar a los 60 bastante cascado. ¿Cómo se le puede pedir a un albañil una propina de dos años más? ¿O a un camionero? ¿O incluso a un oficinista? ¡Si, además de una cafrada, es imposible que sean igual de productivos, puestos a pensar como un patrono! Realmente, con el tiempo (y no demasiado) habrá que afrontar una reforma de la edad de jubilación, pero no ahora y, desde luego, no generalizada, sinó según los trabajos.

Y puestos a reformar, una propuesta más: al menos un día a la semana, un pico o una pala para los tertulianos. A ver qué opinan... hum. Les tendré que dedicar una Píldora sólo para ellos...

Tennessee Ernie Ford – Sixteen Tons (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 25 de febrero de 2010

Purple Rain, Prince & The Revolution, 1984


Canción histórica donde las haya, la Píldora de hoy trascendió con mucho a la década de los ochenta. Y, de paso, acabó consagrando definitivamente a su autor, Prince (entonces aún firmaba así), como una de las superestrellas del firmamento pop y rock mundial.

Ahora hace algún tiempo que sus apariciones en los grandes medios son más espaciadas -a pesar de que sigue haciendo conciertos multitudinarios y lanzando álbumes de éxito-; sin embargo, durante los años ochenta y buena parte de los noventa, Prince había sido tan famoso como Michael Jackson. No en vano, en este afán tan morboso de montar piques, era lugar común entre muchos "ser de Prins o de Maicol". Más o menos era como ser del Barça o del Madrid, pero con más caché, en plan cultural.

De hecho, la trayectoria vital de ambos no podía ser más diferente. Mientras que Jackson procedía de una familia donde el padre utilizó a todos sus hijos para ganar (mucho) dinero a través de la fábrica de éxitos Motown, Prince era hijo de un pianista y compositor y de una cantante de jazz. Si bien hizo danza, lo suyo eran los instrumentos: empezó tocando el piano y la guitarra, y ya en los créditos de uno de sus primeros álbumes declaraba haber hecho servir los 27 instrumentos utilizados en las grabaciones. Además, componía casi todo su material.

Sí que tenían algo más en común los dos genios en lo que respecta a sus excentricidades. Aunque nunca llegó al extremo megalomaníaco de Jackson y de su Neverland, Prince llegó incluso a modificar en plena fama su nombre artístico, lo cual no hubiera sido un problema si no fuera porque lo sustituyó por un... símbolo impronunciable. ¿Ya no os acordáis de como los DJ's radiofónicos tenían que usar aquella forma horrorosa de llamarlo que era "el artista anteriormente conocido como Prince"? Asimismo, hace unos años se hizo testigo de Jehová. Pues bien, en cierta ocasión definió esta condición religiosa como "ser Morfeo y Neo en Matrix".

Quisiera entender que la anterior afirmación no suponía que, en vez de picar a tu puerta, te la echaba abajo. Pero mientras reflexiono al respecto, os dejo con esta espectacular canción, que sigue haciendo enmudecer al personal un cuarto de siglo después.




Hasta la próxima

PD: 21/04/2016. Menudo año llevamos. Descanse en paz el genio. Otro más. 

miércoles, 24 de febrero de 2010

Respect, Aretha Franklin, 1967


La Píldora de hoy es, sin ningún lugar a dudas, el tema más célebre y conocido de toda la larga historia de la música soul. Y no es para menos. Fue compuesto y grabado por primera vez en 1965 nada más y nada menos que por el grandísimo Otis Redding, aunque quien le dio la gloria fue la reina del soul, Aretha Franklin, tan sólo dos años después.

En realidad, ambas versiones son tan diferentes, que en ocasiones cuesta reconocer entre ellas a la misma canción. Mientras que Redding le daba un aire más blues y lento, Aretha Franklin lo convirtió en un torbellino soul. Por otra parte, no era esa la principal diferencia...

Otis planteó Respect como una canción sobre el respeto a una chica entendido como afecto. Franklin le dio la vuelta por completo. En algún lugar he leído definir su interpretación como "feroz". El adjetivo es impecable: su matrimonio había sido problemático y transformó el tema en toda una reclamación de los derechos de una mujer a ser respetada por su pareja.

Así pues, vaya esta Píldora dedicada a todas las mujeres (de hecho, a todas las personas) que alguna vez se han sentido menospreciadas por sus parejas. Y que tengan bien clara una cosa: la parte débil de estas parejas siempre es el agresor que, consciente de su terrible situación de inferioridad, intenta sublimarla pisando a quien, a todas luces, cree que podría anularlo. Así que, briconsejo del Maestro Armero, no aguantéis a un hijo de puta ni un segundo. Os merecéis a alguien mejor.

Y tras la breve clase de psicología de salón -pero que creo certera a pies juntillas- os dejo en manos de la reina del soul. Como no podía ser de otra forma, en uno de sus brutales directos. Respect!

Aretha Franklin – Respect (por Spotify)





Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 23 de febrero de 2010

Don't Stop, Fleetwood Mac, 1977


El tema de hoy es de esos que, como pocos, ya invitan a tirar adelante por más que la cosa pinte de pardo para arriba. De hecho, incluso aunque no se sepa uno su letra, tan sólo su ritmo casi de marcha y la fuerza de su estribillo (¡No te pares!) ya le hacen saltar a uno del sofá más mullido...

Don't Stop es uno de los tres temas históricos del no menos histórico álbum de Fleetwood Mac, Rumours, de 1977, el tercer disco más vendido de toda la década de los setenta. Junto a Go Your Own Way y Dreams, el single supuso para la banda británica una segunda edad de oro. La primera había sido a finales de los sesenta, cuando el grupo, liderado entonces por Peter Green, se convirtió en uno de los puntales del blues blanco británico.

Ocho años después, ya sin Green y con algunos cambios, el sonido de la banda se había transformado tanto que parecía, literalmente, otra formación completamente diferente. Nada quedaba de aquel poderoso sonido blues de 1969. En cierto modo, ahora sonaban mucho más "americanos", con un estilo pop más sofisticado y claramente comercial, pero de enorme calidad.

Posiblemente, Don't Stop resumía y simbolizaba mucho más que los otros dos singles este nuevo enfoque norteamericano, en sonido y espíritu. De hecho, la canción tuvo mucho más impacto en Estados Unidos (puesto nº 3) que en Gran Bretaña (nº 32).

Y tanto marcó al otro lado del Atlántico, que quince años después de su lanzamiento, en 1992, nada menos que un candidato a presidente de los Estados Unidos usó el tema como soporte a su campaña. Cómo no, se trataba de Bill Clinton (la verdad, costaba imaginárselo con Bush padre, ¿no?) Por cierto -y ya para terminar- me permitiréis una maldad: ¿sería sólo en campaña cuando el bueno de Bill tatarearía el estribillo de esta canción?

Fleetwood Mac – Don't Stop
(por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 22 de febrero de 2010

A.M. 180, Grandaddy, 1998


El pasado viernes por la tarde, como con frecuencia acostumbro a hacer, voy al cine tras salir del trabajo, como forma de abrir el fin de semana. Como en estas ocasiones normalmente voy solo, acostumbro a ver pelis que sé que a Montse no le acaban de convencer, sino es que directamente no le gustan.

En esta ocasión, el film que fui a ver fue La Carretera, adaptación de una gran novela de Cormac McCarthy. Realmente creí que sería difícil acercarse a la calidad del libro, pero esta vez la cosa quedó realmente bien. En cuanto a la trama, puedo explicarla sin destripar necesariamente la película, ya que no es otra cosa que la relación que se establece entre un padre y un hijo luchando por alcanzar un futuro mejor.

Hasta aquí, posiblemente, hubiera optado por ver otra peli, dejando ésta para una sesión más personal en casa -a cada cosa lo suyo-. Sin embargo, para explotar mucho mejor esta historia, ambos personajes son sumergidos en un entorno brutal: un mundo que se muere poco a poco, y donde los pocos que quedan son depredadores de sí mismos. En un sentido literal. Y aquí, sí que era fácil atraerme a la gran pantalla cual abeja a un panal de rica miel.

Sea mediante la Historia o la ciencia ficción, los entornos de crisis, cambios, decadencias o catástrofes siempre me han parecido mucho más interesantes que los de una vida más cotidiana. Rarezas de uno, imagino. Y La Carretera recrea un entorno así magistralmente. Ojo, no estamos hablando de una peli en plan Mad Max (1979). En absoluto: se trata de una historia mucho más intimista, donde los silencios y los escenarios son tan importantes como los personajes o la trama en sí, que es bien simple: marchar al sur y sobrevivir.

Precisamente esos escenarios me recordaron a uno de los mejores inicios de una película de ciencia ficción de los últimos años, 28 días después (2002), en los que el protagonista, cuando sale de un coma en un hospital, se encuentra un Londres completamente solo y abandonado. Una escena de impresión. En aquella película de Danny Boyle, uno de los pocos momentos de descanso para los personajes era cuando llegaban a un supermercado, escena en la que sonaba la Píldora de hoy, que había sido single del grupo norteamericano Grandaddy en 1998.

Por lo demás, y para dejar constancia de mi equilibrio mental, que conste que preferir por preferir, prefiero la vida cotidiana y casi anodina... las catástrofes las dejo para los libros y las pelis. Queda dicho en acta.

Grandaddy – A.M. 180 (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 21 de febrero de 2010

Lump, The Presidents of the United States of America, 1995


Al final, el pasado sábado me quedé con las ganas de poner una Píldora tijuanera, de guitarra ruidosa, birras sabatinas noctámbulas y buen rollo. Y como no era cosa de poner las de Green Day con un solo día de margen, tuve que recurrir a la memoria. Y rápidamente me apareció este hit de 1995, Lump, interpretado por un grupo de nombre bien peculiar, The Presidents of the United States of America.

Que las drogas han inspirado numerosos temas de la historia del rock es algo que ya sabéis de sobras. Desde aquel Lucy in the Sky with Diamonds de The Beatles, cuyas siglas (LSD) ya eran toda una declaración de intenciones, hasta algunos de los temas más oscuros de The Velvet Underground.

Por cierto, que sepáis que una de las canciones que nos enseñaron en el colegio de pequeños, Puff, el drac màgic, era una versión de un tema en inglés (lógicamente, Puff, the Magic Dragon) que bien poco tenía que ver con la enseñanza para púberes. Me imagino que en la elección del tema algo debía de contar la generación de profesores jóvenes que tuvimos, posiblemente la mejor de la historia, eso sí, en buena parte de clara cultura hippie...

En cualquier caso, la canción de hoy, de letra extraña y psicodélica, también tuvo su inspiración en las drogas. Tan sólo que, en este caso, legales. Por lo visto, al cantante del grupo le administraron durante cierto tiempo un medicamento para tratarle una dolencia. Pues bien, nadie pensó en comprobar sus incompatibilidades y alergias, y el hombre se pegó una temporada viendo cosas raras por culpa de tolerar bastante mal (o bastante bien, según se mire) la medicación.

Para que luego digan de la sanidad española. Ahí está la norteamericana, privada y liándola parda cual facultativo quemado en viernes a las tres en la Seguridad Social. Aunque, bien pensado, sabiendo lo de esta canción, más de uno probará suerte pidiendo hora en el médico precisamente para el próximo viernes a esa misma hora para tratarse el resfriado. Y quién sabe, a lo mejor pasa el mejor fin de semana de los últimos tiempos...

The Presidents Of The United States Of America – Lump (por Spotify)



Letra de la Píldora

Hasta la próxima.

sábado, 20 de febrero de 2010

21 Guns, Green Day, 2009


La verdad es que hoy, sábado, me disponía a volver a recuperar por un momento la música de aquellos otros sábados de hace quince años, en los que se sabía cuando se salía de casa, pero rara vez cuando se entraba.

Para ello, tenía en mente un par de temas de un álbum mítico de mediados de los noventa, aquel Dookie que los Green Day lanzaron en 1994. La cosa andaba entre el blockbuster que fue Basket Case ("Do you have the time, to listen to me whine...") o Welcome to Paradise, que siempre fue más preferido por un servidor.

En estas estaba, que mientras dirimía la cuestión por el Spotify, me encontré con este genial 21 Guns, lanzado on line en mayo del pasado año, e incluido en el álbum 21st Century Breakdown. A pesar de que fue un éxito bastante notable del pasado año (puesto 22 en Estados Unidos) la verdad es que no me lo había encontrado hasta hoy de frente. Me imagino que salir menos los sábados tiene estas cosas...

El vídeo, que recibió muy buena crítica y fue premiado, tiene un punto romántico... y trágico, como la misma canción. La historia viene a ser más o menos como la de unos modernos Bonnie and Clyde (lo siento, siempre me salen con la conjunción en inglés) cercados por la policía y juntos hasta el final. Por cierto, magnífico el efecto de los disparos: nunca hubiera creído que pudieran transformarse en luces de discoteca durante un baile lento.

Así que he aparcado un momento el recuerdo de los sábados noche cerveceros por un vistazo a un gran tema que no tiene ni un año de antigüedad. Para los que sigáis de farra sabatina, la Píldora de hoy os será más familiar. Para los demás, bueno, ¡recordad que hay vida más allá de los treinta!

Green Day – 21 Guns (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 19 de febrero de 2010

Time To Pretend, MGMT, 2008


Tras una semana sesentera y setentera, damos un salto enorme hacia adelante, para trasladarnos a hace apenas dos años. A principios de 2008, un dúo de Brooklyn lanzaba uno de los mejores discos de la década, Oracular Spectacular, con un sonido a medio camino entre el pop psicodélico y la música de sintetizador.

Para muchos, el principal hit de aquel álbum fue Kids, lanzado a finales de año. Sin embargo, personalmente, me quedo con el que fue primer single de promoción del LP, este magnífico Time to Pretend. Bajo un sonido y una melodía vitalistas, la canción esconde una reflexión sobre los pros y los contras de ser una estrella del pop. Escuchando la letra, uno se alegra de haber seguido una vida más convencional...

También llama la atención el video clip, que talmente parece el resultado de un collage montado por alguien con subidón de LSD. O como si quisieras montar el Yellow Submarine de The Beatles con un programa de ordenador... sin embargo, tiene algo más. Buena parte del mismo, la que está ambientada como en un grupo de jóvenes semi-salvajes, está directamente inspirada por una extraña película de uno de los personajes más extraños -y polifacéticos- del siglo XX, Alejandro Jodorowsky.

Este chileno, que hoy andará por la ochentena, ha hecho casi de todo en lo que respecta a lo creativo. Entre otras cosas, ha dirigido películas, ha guionado cómics -memorable El Incal, junto al dibujante francés Moebius-, es historiador, especialista en religiones comparadas, compositor, psicoterapeuta y... también tira las cartas del tarot. Luego me dicen de mí -economista y periodista- que si hago de todo. Al lado de este señor, ¡quedo como un perfecto funcionario contable de 8 a 3!

Eso sí, parece que el tipo experimentó con todo tipo de sustancias "expandidoras de la mente". De la película en la que se inspira el vídeo, La Montaña Sagrada (1973), se cuenta que Jodorowski se instruyó en la toma de LSD. Y no es todo: para una de las escenas, hizo tomar setas alucinógenas a los actores. Todo un escándalo para los productores... siempre que hubieran sido otros que los muy aficionados a la farmacia hard como John Lennon y Yoko Ono. Lo dicho, vida sana a punta pala.

MGMT – Time To Pretend (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 18 de febrero de 2010

Gimme Some Lovin', The Spencer Davis Group, 1966


Ayer estuve echando cuentas, y alcanzamos las 183 Píldoras. Si mis cálculos no fallan, eso significa que ¡hemos llegado al medio año de vida! Día tras día, desde aquel 19 de agosto del año pasado, un tema y un artista nos han acompañado como pretexto para echar todos un buen rato, a bien seguro quien esto escribe, y quisiera pensar que la mayoría de los que leéis.

Hecho el pequeño alto onomástico, seguimos adelante, a por otro medio año más. Con toda probabilidad, la canción de hoy la tenéis mucho más asociada a Tom Cruise que al pelirrojo Steve Winwood, quien con apenas 18 años ponía voz de soulman negro en este hit del grupo que montó el galés Spencer Davis, y que alcanzó el número 2 en Gran Bretaña y el 7 en Estados Unidos.

De esta canción se grabaron dos versiones muy diferentes, una para cada uno de los dos países mencionados hace un momento. Con el tiempo, la versión destinada al mercado norteamericano, mucho más potente y soul, fue la que hizo fortuna, en buena parte gracias al gran impacto cinematográfico que recibió años después.

Así, junto a la referenciada Días de Trueno, Gimme Some Lovin' acabó integrándose en filmes como EdTV, El Vuelo del Fénix (por supuesto, el remake), Striptease, Notting Hill, Granujas a Todo Ritmo (la de los Blues Brothers, imprescindible) o -una de mis preferidas- Good Morning, Vietnam.

Y es esta versión "norteamericana" la que traemos hoy. Por cierto, tal vez alguien se pregunte: si canta Steve Winwood, ¿por qué tiene el grupo el nombre de otro componente? Bien, aquí sólo cabe decir que se violó la regla número uno del egocéntrico mundo del rock. Si montas una formación, y quieres ser el gallo alfa hasta el punto de poner tu nombre a la banda, no dejes que cante otro. Es de tontos.

The Spencer Davis Group – Gimme Some Lovin' (por Spotify)





Letra de la Píldora.


Hasta la próxima.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Subterranean Homesick Blues, Bob Dylan, 1965


Seguramente, en más de una ocasión habréis visto por la tele alguna imagen de alguien hablando o cantando mientras lanza carteles al suelo con palabras que, al mismo tiempo, va diciendo. Este gesto, por lo demás extraño, se trata, en el fondo, de todo un clásico.

Los más sagaces -osea, todos vosotros- ya habréis llegado a la conclusión correcta, entre otras cosas porque sin duda conoceréis el original, pero por si hay algún despistado, esta performance cartelera no es más que el contenido de uno de los primeros videoclips de la historia. Y lo protagoniza uno de los grandes entre los grandes, nada menos que Bob Dylan.

Pero, ¿y quién es Dylan? La mejor forma de definir su influencia es a través de unas palabras de Bruce Springsteen: "sin Bob Dylan, The Beatles no hubieran hecho el Sergeant Pepper's, los Sex Pistols no hubiera hecho God Save The Queen y U2 no hubiera hecho Pride (in the Name of Love)". Y tiene toda la razón. Hasta Dylan, el rock tenía cuerpo. Desde Dylan, adquirió espíritu.

Y sin embargo, el cantautor norteamericano no era un rockero. Lo suyo era la música folk, junto a las influencias de los poetas de la generación beat, como Allen Ginsberg (por cierto, es el señor calvo y con barba que aparece al fondo en el vídeo). Todo cambió cuando un día de 1965 apareció en el Festival folk de Newport -concentración de allatolahs y fanáticos puristas folkies y jazzies-... con una guitarra eléctrica y un grupo rock. Aunque no fue abucheado como se suele contar, no fue bien acogido. Sin embargo, ese día ha pasado como uno de los anales de la historia del rock, al ser la primera vez que éste llegaba a fusionarse con la profundidad y el compromiso de las canciones folk.

Así que, por si os quedaba alguna duda, ya sabéis alguna cosa más de Bob Dylan. Con los años, su carrera ha tenido altibajos, pero cada vez que pasaba por un "alto", realmente lo era de verdad. Sin duda volveremos en otras Píldoras a su repertorio, pero por lo pronto, hoy nos quedamos con este enorme -y eléctrico- Subterranean Homesick Blues. Amén.



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 16 de febrero de 2010

Roxanne, The Police, 1978


Realmente, tras el asalto hortera de ayer en toda regla, hoy se imponía volver a la ortodoxia rock más estricta, con tema clásico, con fuerza, conocido, y en manos de toda una leyenda. De lo contrario, este blog corría peligro de extinción por sobredosis de... bueno, de lo de ayer. Así que había que disparar con artillería pesada, muy pesada.

Por suerte, munición no falta, y rápidamente encontré un tema que cumplía con todos los requisitos anteriores. Y que, de paso, rehabilitaba en parte a la década de los setenta, muy maltrecha a raíz de los sucesos de la víspera.

The Police fue uno de los grupos legendarios de finales de los setenta y la primera mitad de los ochenta, de aquellos que eran garantía de estadio lleno. Sin embargo, como a tantos otros, la cosa les vino un poco más lenta de lo que hubieran esperado. Lanzado como single en 1978, Roxanne ni tan siquiera llegó a entrar en listas. Muy poca mejor suerte tuvo su siguiente single, otro gran clásico como es Can't Stand Losing You, que no pasó de un discreto puesto 42 en Gran Bretaña.

Sin embargo, la gira que hicieron a finales de aquel año e inicios del siguiente, comenzó a animar a las radios y DJ's a pinchar dichos temas, muy especialmente Roxanne. Para aprovechar este tirón, la discográfica volció a lanzar el mismo sencillo en 1979 y, ahora sí, alcanzó el puesto número 12, que visto lo visto desde nuestro presente, casi sorprende por discreto: el tema se convirtió en un imprescindible de la banda, y a día de hoy es todo un clásico atemporal de la música pop.

Así que espero que con este tema vayan volviendo las aguas a sus cauces normales. Porque cosas horterillas vendrán, pero admito que con la de ayer -y, sobre todo, con su vídeo- se me fue la mano un poco...

The Police – Roxanne (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 15 de febrero de 2010

Sugar Baby Love, The Rubettes, 1974


En honor a la verdad, el tema escogido como Píldora de hoy es... bueno, poco virtuoso. Los adjetivos cursi, ramplón, excesivo, azucarado (incluso en el título) y hortera se ajustarían como un guante a él. Y no digamos al grupo, The Rubettes, como comprobaréis en el clip, que no tiene desperdicio.

Y, sin embargo, siento especial predilección por este tema. De hecho, también por muchas otras canciones calificables con alguno o varios de los adjetivos anteriores, pero por ésta, un poco más. Recuerdo que, de chaval, este single (en la funda que podéis ver más arriba) sonaba de vez en cuando en el tocadiscos familiar, al ser uno de los que mi tío había dejado en casa, junto al Waterloo de Abba, o al Ballroom Blitz de The Sweet (jo, menuda mezcla). Supongo que el hecho de ser del mismo año que yo, 1974, también tenía su puntito.

La verdad es que se me hacía agradable escucharlo, y cuando comencé a profundizar tiempo después en la música de los sesenta y setenta, este Sugar Baby Love se encontraba entre los puntos de partida. Afortunadamente, tuve varios más, pero en honor a la verdad, este tema hizo que no tuviera demasiados tapujos en poner música que la mayoría consideraría directamente cursi. No todo iba a ser Led Zeppelin, Deep Purple o Metallica...

La canción, lanzada en enero de 1974 en el Reino Unido, alcanzó en mayo el número uno (precisamente justo después que Waterloo, de Abba), y se convirtió en uno de los mayores hits del año. Se trata de una canción inspirada en el pop vocal de los años cincuenta, pero pasada por el filtro de la música más comercial de mediados de los setenta. No era de extrañar su éxito.

Y os dejo comprobar hasta qué punto uno puede escuchar cosas como ésta. Por suerte para mí, tardé muchos más años en ver una actuación del grupo, por supuesto, en algún revival de la tele (os recuerdo que la canción tiene 36 años). Si este show de más abajo (que quiero pensar que es paródico) llega a caer ante mis ojos con dieciséis o diecisiete años, hubiera regalado el disco, que a día de hoy conservo conmigo. Lo prometo.

The Rubettes – Sugar Baby Love (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 14 de febrero de 2010

Groenlandia, Los Zombies, 1980


Últimamente, parece haber toda una fiebre "zombie" en el cine y, sobre todo, en la literatura. Dentro de ésta última, hay novelas más convencionales de ciencia-ficción y de terror, pero la tendencia parece ser que va más hacia la extravagancia y el argumento absolutamente friki, por y para ídems.

Así, una vez recibido con curiosidad un libro como Guerra Mundial Z: una historia oral de la guerra zombi, me quedé patidifuso al ver en los estantes una versión en plan muertos vivientes de Orgullo y Prejuicio, el clásico romántico de Jane Austen. El título, súper original: "Orgullo y prejuicio zombies". Para haberse matado.


Y cuando ya creí que la cosa no podía ir a más, resulta que me cuentan unos amigos que se acaba de publicar un libro con el siguiente título: "Lazarillo Z". Efectivamente, amigos, se trata de una especie de adaptación del mejor libro de picaresca escrito en clave... zombie.


Supongo que lo siguiente será "Los Miserables Zombies", "Zombie Karenina" o "Don Quijote de la Z". Total, ya no vendrá de aquí.


Como uno, a pesar de tener el sentido friki desarrollado, se mantiene dentro de unos límites racionales concebibles según los estándares humanos, ha preferido sumarse a esta moda con algo más corriente. Así que os dejo hoy con todo este clásico de la movida madrileña, cuyos responsables, a pesar del nombre, tenían bastante buen aspecto exterior. Al menos, parecían relativamente saludables...


Los Zombies – Groenlandia (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

sábado, 13 de febrero de 2010

I Drove All Night, Cyndi Lauper, 1989


Tras la Píldora de ayer, la de hoy se me hacía casi inevitable. Aunque a los más jóvenes les cueste imaginarlo, la protagonista de hoy, la neoyorquina Cyndi Lauper, fue durante los años ochenta el auténtico alter ego de su conciudadana Madonna, compitiendo duramente por listas y popularidad. Hoy, se ha convertido en una cantante prácticamente de culto, e interviene en películas y series, graba junto a otros artistas y realiza giras de gran éxito.

Sin embargo, hace veinticinco años era la cantante femenina más famosa del planeta, y la primera en colocar cuatro temas de un mismo disco en el top 5, que seguro que habéis escuchado centenares de veces: Girls Just Wanna Have Fun, Time After Time, She Bop y All Through The Night. Cualquiera de ellas hubiera podido ser Píldora, especialmente las dos primeras -emblemas de los 80-, pero...

... mi preferida de Lauper siempre fue esta I Drove All Night, que traemos hoy. Lanzada en 1989, el último año de la década, supuso también su último Top 10 en su país. De alguna forma, simbolizaba el final de toda una etapa de la cantante, la de superestrella pop de la MTV, para pasar a un estadio diferente en su carrera.

I Drove All Night se trata, a mi juicio, de un tema fantástico, con mucha fuerza, y que se adapta a la perfección a la variedad de registros que atesora Lauper. Curiosamente, el tema no fue escrito originalmente para ella, sinó para un auténtico resucitado del rock and roll por aquellas fechas, Roy Orbison, que la grabó en 1987. Sin embargo, su versión no se llegó a editar hasta 1992, (ya fallecido) y entre medio, la de Cyndi Lauper se convirtió en disco de oro.

Con los años, también la grabaría con éxito Céline Dion, pero, a mi juicio, no hay color. Como de costumbre, os dejo juzgarlo por vosotros mismos...

Cyndi Lauper – I Drove All Night (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 12 de febrero de 2010

Hung Up, Madonna, 2005


Este fin de semana, como os habréis percatado los más sagaces al ver a un niño vestido de Drácula o a un tipo de oscura pelambrera corporal ataviado de Teletubbie sin que os dé un pasmo, es Carnaval. Junto a los espontáneos desfrazados, en numerosas localidades salen las rúas a lo largo de los tres días a liarla a golpe de decibelios.

Y he aquí el motivo de la Píldora de hoy.
Hung Up, tema lanzado en todo el mundo en octubre de 2005, se convirtió en uno de los hits más espectaculares de la década del 2000, alcanzando el número uno en ¡45 países! De hecho, acabaría convirtiéndose en el mayor éxito de la carrera de la diva, que ya es decir con lo que llevaba a sus espaldas.

En lo personal, posiblemente se trata de mi tema preferido de Madonna, aunque estoy también bastante seguro que a ello contribuye en parte su estupendo sampleado de Abba (Gimme, gimme, gimme!), magistralmente integrado en el tema.

Por supuesto, como yo, debieron pensar los millones de individuos que auparon la canción al éxito. Así que no es de extrañar que en los siguientes carnavales, los de 2006, se convirtiera en la canción más recurrente por parte de la mayoría de rúas, en una de las cuales participé.


Pero se pasaron. Mira que es difícil que una canción como ésta me llegara a rallar, especialmente en un entorno como una rúa, en la que vas a la juerga pura y dura -para los que no lo sepáis, una carroza no es otra cosa que una barra de bar móvil y exclusiva para los integrantes del grupo de alrededor-. Pues bien, estuve a un tris de ir a buscar al del sonido para hacerle comer el CD, de lo hasta las
balls que estaba de la cancioncita a las tantas de la mañana. No la aborrecí de milagro. Y, de hecho, durante un año, casi ni tuve cuerpo para ponerla en casa. Sin embargo, como lo bueno, es bueno, acabó siendo rehabilitada.

Mi pregunta es: ¿con qué nos sorprenderán este año los pinchas? Si aquel año tenía instintos agresivos, y eso que el tema me gustaba, ¿qué pasará si se acaba imponiendo la última de Bisbal?

Madonna – Hung Up (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 11 de febrero de 2010

Manu Chao, Les Wampas, 2003


Sí, habéis observado bien, no es un error. Les Wampas es el nombre del grupo de hoy, y Manu Chao, el nombre de la canción. Y seguramente, una que muy pocos hayáis escuchado antes, y menos con frecuencia. Así que nada de "me gustas tú..." y todo eso.

Manu Chao (ahora sí, el músico) es un tipo que junto a Mano Negra ha protagonizado algunos de los mejores temas de la historia reciente del pop francés. Asimismo, en solitario, también atesora algunas buenas canciones, pero a mi juicio, aquí le pierde tanto buen rollo por todos lados, marihuana y solidaridad. Coño, si el tío es así, menudo coñazo todo el día. Y si no...

Precisamente este "y si no..." es la causa del tema de hoy, llamado como el cantante galo hijo de españoles y, por supuesto, dedicado a él. Quienes se lo dedican son un grupo alternativo del mismo país, Les Wampas, unos veteranos formados en 1983 bajo la bandera punk, o como prefieren definirse ellos mismos, "ye-yé punk".

La canción pone en evidencia el contraste entre el carácter ultra-mega-solidario y contestatario que siempre ha tenido como bandera el líder de Mano Negra, y el hecho de vivir bastante bien a costa del sistema. Como el propio Didier Wampas expresó en una entrevista, "si vendes discos a 140 francos (21 euros), es que aceptas que ése es su precio, es que aceptas el sistema. Te beneficias de él, no se puede criticar".

Una gran verdad. Esto me trae a colación a un fulano de pocas ganas de trabajar y muy jovencito, cuyo modus vivendi era currar -no mucho- en un hospital y residir en una casa okupa. Hasta aquí, más o menos, bien. Uno más. Además, sostenía un discurso rajando contra "el sistema" como si éste fuera un ente que hubiera secuestrado a su madre y cada día le arreara con una garrota en la cabeza. Pues bien, cuando se le preguntaba al sujeto sobre qué quería ser en el futuro, su respuesta era -ojo, ojo, ojo-: "funcionario". Si éste tío hubiera llegado a levantar las dos piernas, hubiera salido rodando calle abajo con los huevos tan gordos que calzaba. Pero nada de traumatismos: los rostros pétreos están a prueba de toda clase de impactos.

Les Wampas – Manu Chao (por Spotify)





Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Flamenco, Los Brincos, 1964


Cuando he vuelto a escuchar esta canción tras bastante tiempo, poniendo atención en su letra, lo primero que he pensado ha sido: "joder, cómo cambian los tiempos". Y no lo digo ya por su sonido beatle (Los Brincos, de hecho, eran considerados como "Los Beatles españoles"), sinó por el mensaje de este archiconocido Flamenco, número uno por estos lares en 1964.

Imagináos: en los tiempos en los que estamos, en los que la corrección política del lenguaje a menudo deja de ser útil y necesaria para convertirse en enfermiza y casi de gilipollas, ¡sería casi impensable que un grupo de éxito lanzara una canción chulesca y de peña recreativa en la que un fulano le dice a una chica "pronto mi novia tú vas a ser, lo digo yo"! ¡Y encima, los demás le hacen los coros "Uo, oooooh"!

Quiero pensar que en la letra primaba el ánimus iocandi -vamos, las ganas de jarana- dirigido a grupos de colegas masculinos con ganas de divertirse en fiestas populares, porque si no, ¡menudos cojones tenían en 1964! Vamos, que según la filosofía de la canción, nuestras madres eran cogidas del pelo a rastras por nuestros padres mientras las paseaban con una garrota en la mano, al más puro estilo Picapiedra.

Por suerte, soy de los que piensan bien, y me inclino a creer que para la mayoría, sólo se trataba de un tema divertido que, a lo sumo, se recreaba en las clásicas bravatas entre chavales adolescentes a la hora de buscar novieta.

Lo que ya justifico menos es la elección de la indumentaria de los susodichos Brincos. Si hay algo odioso en la historia reciente de nuestro país, es la putísima capa de Ramón García durante las campanadas de Nochevieja. Así que ya os podéis hacer cargo de lo que opino al ver a nada menos que a cuatro fulanos ataviados con tamaña perpetración textil. Y uno de ellos, encima, es Juan Pardo. Me voy a dormir.

Los Brincos – Flamenco (por Spotify)





Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 9 de febrero de 2010

Don't Go Breaking My Heart, Elton John & Kiki Dee, 1976



Si hay alguien que puede ser considerado un aristócrata del rock, ese es Elton John, nacido Reginald Kenneth Dwight, y desde 1972 renombrado nada menos que Elton Hercules John. Este abolengo no sólo le viene por su rol de megaestrella, sinó porque nadie como él -Sir y miembro de la Orden del Imperio Británico- ha simbolizado mejor la unión entre pop y realeza, ayudado en buena parte por la figura de su amiga Diana de Gales, la poco afortunadamente llamada "princesa del pueblo". Por no mencionar su 50 cumpleaños ataviado como Luis XIV ante 500 amiguetes...

En su caso, este estatus tiene particular mérito si se tiene en cuenta su pública condición de homosexual (hace no tanto aún era algo bastante poco ventajoso en sociedad), así como su salto a la fama en un movimiento tan lleno de macarras y pasados de vueltas como fue el glam.

Sin embargo, Reginald (perdón, Elton Hercules) siempre supo escoger sus amistades. Incluso en aquellos primeros años de plumas, gafas exageradas y pelucones extravagantes -mi padre todavía lo recuerda más así que como ahora- se dejó ver antes con gente como el intelectual Bolan o las divinidades beatle Ringo Starr y John Lennon que con otras estrellas de más patilla y grito pelado.

Para 1976 ya era toda una celebridad con numerosos éxitos a sus espaldas, desde aquel estupendo Rocket Man hasta el retro Crocodile Rock. Curiosamente, sus temas habían escalado mucho mejor en las listas norteamericanas que su Reino Unido natal, y hasta aquel año no obtuvo su primer número uno en las islas con este archiescuchado Don't Go Breaking My Heart, un tema que buscaba emular el estilo Motown incluso en su planteamiento de dúo junto a la cantante Kiki Dee.

Hay que decir que a Elton John se le achaca una gran fortuna, pero en el vídeo de esta canción apenas se gastó un céntimo. Para hacerlo, aprovechó un equipo de grabación que se encontraba rodando un especial sobre Rod Stewart, y con cuatro trastos simuló una falsa grabación en un falso estudio. Todo el conjuntó se rodó en una única toma: la improvisación fue tal, que casi da risa el pseudo baile que montan durante la parte instrumental. Yo mismo bailo mejor la Macarena.

Por cierto, ojo al detalle berlusconiano: ¿os habeis fijado que el bueno de Elton tiene más pelo ahora que en 1976?

Elton John – Don't Go Breaking My Heart (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 8 de febrero de 2010

Weapon Of Choice, Fatboy Slim, 2001


Para un día como el de hoy -y previsiblemente el de mañana- gris, lluvioso y plomizo, ¿qué tal ponerse las pilas aunque sean cinco minutos? Para ello, pocos temas más indicados que el de la Píldora de hoy, donde, además, veréis cómo se baila... y se vuela.

¿Alguien recuerda un grupo de los ochenta llamado The Housemartins? Seguramente, la mayoría sí, aunque sólo sea por aquel célebre Me and the Farmer de 1987. Para los que no se acuerden o no les suene, ya me encargaré de arreglarlo un día de estos. Mientras tanto, diré que uno de sus miembros, Norman Cook, tenía una faceta de DJ, que explotó durante los noventa bajo varios psudónimos. Uno de ellos, adoptado a mediados de década, sería el que haría más fortuna: el de Fatboy Slim.

El salto a la fama de Fatboy Slim fue en 1998, cuando lanzó el LP You've Come A Long Way, Baby, (para despistados: no es el tipo que aparece en la portada) en el que se incluyeron hits muy radiados como aquellos The Rockafeller Skank, Gangster Trippin' o Praise You, éste último número uno.

Cualquiera de los temas anteriores hubiera servido perfectamente como Píldora electrizante, especialmente The Rockafeller Skank ("Right about now, the funk soul brother...", tremendo), pero he optado por este otro tema de hoy, Weapon Of A Choice, hit en 2001. La causa no es otra que su grandísimo videoclip, premiado el mismo año por la MTV y los Grammys .

Christopher Walken es uno de los actores más carismáticos de Hollywood, especialmente recordado por su papel en La Zona Muerta (1983). Lo que pocos saben es que, antes de actuar, se formó como experto bailarín. Y es exactamente lo que hace en este espectacular clip, en el hall de un hotel de Los Ángeles. Realmente merece la pena verlo... aunque al final creo que se le va la mano con los pasos. Juzgadlo por vosotros mismos.

Fatboy Slim – Weapon Of Choice (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 7 de febrero de 2010

Lust For Life, Iggy Pop, 1977


La de hoy es otra de esas canciones mil veces escuchadas, e incluso bailadas, si por ello entendemos también pegar saltos epilépticos chocando contra el primer individuo a izquierda o derecha. La mayoría la asociaréis a un tremendo (y sórdido) peliculón del director Danny Boyle, Trainspotting (1996). Como recordaréis, era la historia de un puñado de heroinómanos, tomada desde su propio punto de vista.

El tema le iba que ni pintado a la banda sonora, que, por otra parte, era magnífica, con temas de Blur, Lou Reed, Pulp o David Bowie, además de varios del propio Iggy Pop. De hecho, Lust For Life era una composición a medias entre estos dos últimos. Su colaboración databa desde al menos 1973, cuando Bowie produjo su el álbum de los míticos The Stooges (el grupo de Iggy Pop), Raw Power.

A lo largo del resto de la década, ambos artistas siguieron muy vinculados. En 1977, Bowie llamó a su amigo a Berlín, donde estaba grabando algunos de sus temas más memorables. Éste aceptó, tras algún tiempo de inactividad producto de su fuerte addicción a las drogas. La idea era grabar algo mientras se desintoxicaban los dos: por entonces, parece ser que la dieta de Bowie se componía de leche y cocaína.

De su colaboración berlinesa salieron dos álbumes de la Iguana, The Idiot, y Lust For Life. Éste último era toda una obra maestra, con temas como The Passenger o el que daba nombre al disco y que hoy tenemos entre las Píldoras.

Así que ya veis, las drogas son malas: ved Trainspotting si no lo habéis hecho y aún os queda alguna duda sobre el tema. Sin embargo, en ocasiones han servido para provocar algunos de los más memorables temas de la historia del rock. Por cierto, Iggy Pop acabó desenganchándose de la heroína a inicios de los noventa. Desde entonces, es todo un aficionado a enseñar músculo y tableta de chocolate (junto a un rostro pétreo) cada vez que puede. Echad un vistazo al clip (grabado en los noventa) si no lo creéis.

Iggy Pop – Lust For Life (por Spotify)




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.