Tras el impacto de azúcar del bodorrio de ayer, he estado dándole vueltas a ver qué se podía hacer para darle un poco la vuelta a la cosa de forma adecuada. Y se me vino a la cabeza este hit de trasnoche, bestiajo, de The Prodigy. Tampoco es para tanto: que conste que estuvo a punto de colarse Marilyn Manson.
Con Breathe me sucedía una cosa curiosa. Si la ponían a una hora temprana de la noche, debo admitir que me aburría un poco, hasta me machacaba los oídos. Sin embargo, una vez cruzado el umbral de las dos o, mejor aún, de las tres de la mañana... aquí que tenéis a un algo cerveceado Maestro Armero reconvertido durante cuatro minutos en un héroe de la música electrónica. ¿Increíble? Hasta para mí, pero los espasmos extraños que provocaba esta canción al bailarla eran la prueba fehaciente de que pasaba por encima como un martillo neumático.
De todas formas, por muy majara que fuera mi comportamiento durante aquellos instantes, eran toda una muestra de savoir faire y elegancia en el vestir al lado de los tres individuos que firmaban esto. Como muestra, el inquietante clip del tema, que podéis ver más abajo. Quince años después todavía llaman la atención las pintas del personal.
Y sin embargo, no es que fueran así de nacimiento, aunque cueste de creer. Como ejemplo, uno de los tres tíos que salen -el que parece una versión cyberyonqui de Blacula- era aficionado a escribir poesía, y otro de ellos tenía estudios clásicos de piano. Para que no digáis que las apariencias no engañan.
Breathe fue, tras Firestarter, el segundo gran hit mundial de The Prodigy, lanzado a finales de 1996. Alcanzó el número uno en Gran Bretaña y en Finlandia, y se coló en los puestos más altos de las listas en prácticamente todo el mundo. El impacto suficiente para que hasta yo empezara a verle alguna cosa a la música electrónica más pasada de vueltas. Eso sí, lo justo.
Breathe (por Goear)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.