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lunes, 16 de enero de 2012

Al alba, Luis Eduardo Aute, 1978


Durante un momento, por hoy, nos alejaremos parcialmente del asunto musical para centrarnos en la que ha sido la noticia del día, desde luego: el fallecimiento de Manuel Fraga Iribarne. A los más jovenzuelos tal vez se os escape un poco el porqué de tanto follón montado, pero es que este señor se pegó sesenta años en la primera línea política del país. Como ejemplo, cuando era niño, recuerdo perfectamente que sus omnipresentes carteles de Alianza Popular -lo que hoy es el PP- competían por la atención del novato electorado español con los de Adolfo Suárez y Felipe González forrando paredes, postes y, de hecho, cualquier superfície que se terciase. 

Como preámbulo necesario, vayan por delante mis respetos por su deceso: creo que es algo que se debe a cualquier persona en cualquier situación y lugar, por muy ex ministro de Franco y votante de sentencias de muerte que se sea. Antes que nada, los que quedamos aquí somos seres humanos. Aunque, ya puestos, este ser humano nacido en Villalba tenía bastantes peros en su haber. Si uno escucha hoy las reacciones de todo quisque -algunos políticos de izquierda incluidos- parece que haya abandonado este mundo poco menos que un santo varón, la versión con testosterona (mucha) y españolísima de la Madre Teresa de Calcuta. Lo menos. 

Dejadme que os cuente una historia que dice mucho del carácter real de este individuo que usó el uniforme de Falange y tirantes con la bandera de España, que llegó a afirmar chulescamente que la calle "era suya" y que puso de moda los bañadores calzón en las radioactivas aguas de Palomares. 

Como todos sabréis, Al alba fue compuesta por Luis Eduardo Aute como reacción a los fusilamientos que Franco ordenó en septiembre de 1975 a varios miembros de ETA y el FRAP (sí, aunque ahora parezca apenas el recuerdo de un ancianito con un poco de mala leche, aquel tío tenía realmente mucha mala leche y mataba a gente). Su primera versión fue grabada por Rosa León en diciembre de aquel mismo año (tenéis también el Goear de la misma) y coló porque la censura era más torpe que un pulpo con botas y entendió que era tan sólo una canción de amor. 

Pues bien, que en 1975 se fusilara a gente en Occidente se consideraba una aberración por parte de cualquier persona mínimamente instruida. Nuestro protagonista -Fraga- andaba por entonces de embajador en Londres vendiendo la moto española a cuantos quisieran escucharle. Y en éstas que le llegaron los fusilamientos: inmediatamente, follón montado en la puerta de la embajada, y todo su anterior trabajo por presentar un país moderno yéndose a hacer técnicamente puñetas. Entre eso, y que consideraba que aquella gente gritando no eran más que comunistas, alborotadores y a saber qué más, no tuvo otra cosa que amenazarles (sí, amenazarles). 

Les hizo saber que tenía dos escopetas del doce cargadas con perdigones del cuatro. 

Toma diplomacia, toma respeto por la democracia. Pues bien, ése era Fraga al 100% de su esencia. Mi duda a día de hoy es si alguna de aquellas escopetas es con la que años atrás había disparado accidentalmente en una cacería (verídico, oigan) a la hija de Franco... ¡en el culo!

Y a partir de lo anterior, que cada uno se despida de él como mejor le plazca, con todo el respeto del mundo, lo digo totalmente en serio. Yo, por desgracia, a diferencia de todos esos veredictos solemnes que hoy han dejado los notables próceres patrios, no puedo tener las mejores referencias suyas. Aunque lógicamente, la culpa es sólo mía: qué se puede esperar del hijo de un albañil y de una señora de hacer faenas de casa.

Versión de Aute (directo)

Versión de Rosa León (1975)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.