lunes, 28 de febrero de 2011

There Is A Light That Never Goes Out, The Smiths, 1992


Nunca he sido muy ducho con las despedidas. Sin embargo, puestos a hacerlas, prefiero recurrir al trato directo antes que a la redacción. Así que esta misma tarde, en vez de plantearme una nota para todos los que habéis sido hasta ahora compañeros de trabajo, opté por dar una ronda y despedirme personalmente. 

Pero acabó mi gozo en un pozo, cuando en el momento de darme el tour por los despachos, fui dándome cuenta de que las ausencias por motivos diversos eran notables. Tanto que, en seguida, se hizo obvio que la escritura se convertía en inevitable. Muy listo por mi parte: al final, dos tazas. 

Así que aquí está mi nota. No en un correo, si no donde más me gusta expresarme, que es en este tinglado taurino-festivo-musical de las Píldoras. 

No es necesario decir que, tras todos estos años, mucho más allá de todos los proyectos realizados de vivienda, de comercio y de todo aquello que se terciara, dejo atrás excelentes compañeros de trabajo. Pero, a cambio, gano muy buenos amigos, algunos de los cuales ya formáis parte de mi mayor haber personal. Nada más se puede decir al respecto. Una enorme ganancia que se suma a la de poder trabajar, a partir de ahora, para mis propios convecinos. No me puedo quejar, desde luego. 

Y paro ya el discurso anterior, no sea que caiga en una emotividad que empañe mi esforzada fama de versión castiza del Sargento de Hierro (¡no confundir con el inefable Arensivia, por favor, por más que sea inevitable pensarlo!) que he ido ganando a lo largo de estos últimos meses como formador de trinchera, como bien sabéis. Por cierto, me llevo como pequeña recompensa mis valoraciones realizadas por los alumnos: estoy estudiando ponerlas en una orla y colgarlas en el comedor. Que hay que fardar con las visitas.

Un abrazo muy fuerte, y aquí me tenéis para lo que sea menester. Ciao!


PS: por si alguno de vosotros es muy fan de los Smiths, o ya se afeitaba en los ochenta, tal vez os haya parecido extraña la fecha que acompaña al tema de hoy. Ciertamente, There Is A Light That Never Goes Out se publicó inicialmente en 1986, en el célebre álbum The Queen Is Dead. Sin embargo, nunca llegó a salir como single... por entonces. Tuvo que esperar nada menos que hasta 1992, cuando la formación ya llevaba años disuelta, para convertirse en sencillo, como apoyo para un LP recopilatorio.  Para que luego digan que los refritos no tienen también sus cosas buenas...


Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 27 de febrero de 2011

Hocus Pocus, Focus, 1971



En más de una ocasión he insinuado que los oídos de 2011 están, en cierto modo, mucho menos acostumbrados a escuchar cosas diferentes que los de cuarenta años atrás. en lo que se refiere al gran público en general. El tema de hoy es tremendamente ilustrativo al ejemplo.

Ante todo, Hocus Pocus es un temazo de principio a fin. Sin embargo, puede definirse, simple y llanamente, como de extraño. Por resumirlo de alguna forma, es una sucesión intercalada de potentísimos riffs de guitarra -de la mano de un Jan Akkerman en estado de gracia- y de... cantos yódel (¡efectivamente, familia, los cantos tiroleses!), solos de flauta travesera e incluso silbidos, todos ellos frenéticamente interpretados por el líder de los holandeses Focus, Thijs van Leer.

Pues bien, este tema de más de seis minutos de tan peculiar estructura y contenido fue uno de los grandes éxitos de la primera mitad de los años setenta, y no sólo en Holanda, sinó en media Europa e incluso Estados Unidos, donde se alzó hasta el puesto noveno de las listas ya en 1973. Algo impensable hoy en día...

... hasta cierto punto. Porque la última vez que Hocus Pocus fue utilizado como tema de apoyo a un tinglado vario fue nada menos que para el mundial de fútbol de 2010 (¡oeeee, oeeeeé!). La casa Nike escogió el tema -eso sí, debidamente "domesticado"- para su campaña vinculada al campeonato. Os aseguro que cuando vi el anuncio en cuestión, casi me levanté del asiento de la sorpresa. 

Por lo demás, llevaba ya bastante tiempo con la idea de traer los gritos y flautazos diversos de van Leer por aquí, y sólo buscaba un mínimo pretexto. Pretexto que me dieron mis conmilitones de tripulación, especialmente Ton y Pablo, cuando descubrí que conocían perfectamente el tema de hoy, y con no poca alegría. Y como fuera que la timonera, Irene, se mostró muy curiosa sobre la canción, pues nada, un servidor ya está para estas cosas. 

Por supuesto, absteneos de escucharlo los que tengáis a bustamantes, ildivos y demás especímenes por el estilo en un puesto superior al 100º en vuestro ránking de preferencias musicales. La casa no se hace responsable de los posibles desperfectos neuronales que pueda causaros lo que escucharéis a continuación.

Focus – Hocus Pocus (por Spotify)



Letra de la Píldora. A menos que sepáis descifrar cantos tiroleses, no hay mucha cosa...

Hasta la próxima.

sábado, 26 de febrero de 2011

True, Spandau Ballet, 1983


Un nuevo retorno al neorromanticismo más recurrente de los ochenta. Hace ya mucho repasábamos Gold, uno de los temas más emblemáticos de los Spandau Ballet, incluido en el supervendido álbum True, de 1983. Pues bien, he aquí el que se planteó como el tema estrella del disco, titulado, precisamente, de su misma manera. 

Previo al lanzamiento del larga duración, se utilizó como avanzadilla otro tema del mismo, Communication, el cual tuvo una buena aceptación en el Reino Unido... pero pasó poco apercibido en los Estados Unidos. Parecía como si la suerte de la banda volviera a quedarse varada en esta orilla del Atlántico, al igual que había ocurrido con sus trabajos anteriores.

Hasta que en el mes de abril se lanzó como segundo single True. Su estilo suave y sofisticado, esta vez sí, caló en los gustos norteamericanos, lo que se tradujo en la conversión de los Spandau Ballet en una de las formaciones imprescindibles del momento: incluso llegó a estar incluida en aquel Band Aid que Bob Geldof montó por la época con el fin de recaudar fondos para combatir el hambre en Etiopía.

Y si True conquistó el mercado norteamericano, en su Gran Bretaña arrasó: cuatro semanas en el número uno que lo conviertieron en el sexto mejor vendido single del año, y que dio alas, sin duda, al siguiente single que lanzaron, el ya citado Gold. Incluso formó parte de la banda sonora de una de las pelis aquellas ochenteras sobre adolescentes, Dieciseis velas. Por cierto, un film que, a saber por qué, tardó nada menos que tres años en estrenarse en España. Un poco más y, con lo que corrían las modas por entonces, casi hubiera sido un documental de época...


Spandau Ballet – True (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 25 de febrero de 2011

Leader Of The Pack, The Shangri-Las, 1964


Para quien escribe, ésta es, posiblemente, una de las últimas canciones que pueden encuadrarse en el  pop juvenil, adolescente, que dominó el mercado norteamericano entre la edad de oro del rock and roll a finales de los cincuenta y el desembarco de los Beatles al otro lado del Atlántico, ya en 1964

En cierto modo, Leader Of The Pack fue el canto del cisne de aquel estilo muy azucarado y con ciertos aires trágicos tan del gusto teenager: su número uno a finales de 1964 daría paso definitivamente a la ya por entonces más que iniciada avalancha británica. Una avalancha que no tendría más oposición local hasta 1966-1967 que los temas que las discográficas de color Motown y Stax, así como algunos otros grupos y cantantes (excluidos los que copiaban descaradamente a los de Liverpool) lograrían colar entre tanta Union Jack.

Pero, de momento, el 64 sería el gran año del grupo femenino formado por las dobles parejas de hermanas Marge y Mary Ann Ganser, y Betty y Mary Weiss, The Shangri-Las. Aquel año lanzaron tres singles consecutivamente, Remember (Walking In The Sand), Leader Of The Pack y Give Him a Great Big Kiss, todos ellos grandes éxitos. Los dos primeros, incluso, todavía están hoy entre las 500 mejores canciones de la lista de Rolling Stone

A los oídos de hoy, Leader Of The Pack suena más que ingenuo, casi divertidamente inocente. Sin embargo, llegó a ser censurada durante años por la BBC en el Reino Unido. ¿El motivo? La historia era tan trágica, con efecto de accidente de tráfico incluido, que los meapilas que por entonces decidían la difusión de temas consideraron que era impropia de escuchar por los jóvenes británicos, aunque una parte de éstos se mataran a palos en forma de mods y rockers por aquellas mismas fechas. 

Para acabar, no os perdáis el vídeo, con performance a golpe de moto y todo... en plan de guasa. Ya veis a las chicas explicándose una tragedia china entre ellas (la canción) y, entre medio, al fulano disfrazado de Marlon Brando en Salvaje, risas enlatadas mediante. Impagable documento.

The Shangri-Las – Leader Of The Pack (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 24 de febrero de 2011

Rat Trap, The Boomtown Rats, 1978


Hay cosas que no puedo aguantar a la hora de expresar mi indignación. Viendo lo que está sucediendo en este mismo instante en Libia, uno no puede por menos que traer a la cabeza los días de la primavera de 1945, en los que un absolutamente desquiciado Hitler, en plena destrucción de Alemania y ya al mismo borde del colapso final, seguía pidiendo sangre a los suyos... y haciéndosela pagar.

Transcribo lo que publiqué ayer en mi muro de Facebook: 23-F: un gran día para denunciar a tiranos que bombardean a su pueblo. "Yo soy la gloria", dice el tipo, nada menos... un hijo de puta con todas las letras es lo que es. No me sale llamarlo de otra manera. Tras lo cual se abrió una consecuente batería de comentarios, por supuesto en el mismo sentido.

"Yo soy la gloria". Fijaos hasta qué punto puede ser de demente el ser humano, mientras todo se hunde a su alrededor. Y claro, ante la misma personificación de la gloria (Luis XIV sólo llegó a ser "Sol") todo lo demás queda en nada: así, es lógico acabar llamando "ratas" a sus conciudadanos (súbditos, en su caso) hartos de él. Apelativos a los que es no menos lógico sumar, ya puestos, los de "perros", "borrachos" y "drogadictos". 

Que nadie se sorprenda si este loco peligroso acaba (pronto) sus días como Mussolini o el más reciente Ceaucescu, esto es, fusilado y arrastrado por la masa. Un final muy poco digno de  un mártir (otro de los adjetivos que él mismo se da), por cierto.

Lo que nadie le niega es que Libia se ha convertido ya en una trampa para ratas: no las que el grandísimo hijo de puta éste dice, no. La trampa es para él mismo.


PS: por aquello de relajar el ambiente, y tratar algo de música, allá van un par de apuntes. Rat Trap, uno de los mejores temas de los Boomtown Rats de Bob Geldof, tuvo el honor de ser el primer número uno que un grupo new wave jamás consiguiera en el Reino Unido. Lo cual enlaza con el segundo apunte: si os fijáis en el clip, se comienza con el grupo esgrimiendo unas fotos de John Travolta y Olivia Newton-John...que rompen enseguida. Con ello, ponían de manifiesto que la canción había terminado con la dictadura (prometo que este giro del texto me ha quedado así por casualidad) de siete semanas en el número uno que había impuesto Summer Nights, uno de los temas más famosos de Grease.

Ah, y atención al saxofón de Geldof... la verdad es que el sujeto podía ser muy cargante en sus actuaciones, pero el detalle realmente es divertido... 



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Every Breath You Take, The Police, 1983


Tras un día largo, y a la hora a la que me he puesto a escribir, la imaginación no es larga, no. Así, tras releer la Píldora de ayer, en la que se hacía una breve reseña a The Police, y constatar que había pasado ya un año desde que aparecieran por primera vez por aquí pensé... bueno, no pensé mucho, la verdad. Sencillamente, comencé a buscar algo por ahí de la sociedad conformada por Sting, Summers y Copeland. 
En cierto modo, las dos Píldoras de The Police hasta el momento -incluida ésta- suponen el alfa y omega de la banda. Si Roxanne fue el primer gran éxito de la formación en 1978, Every Breath You Take fue su último hit absoluto, ya en 1983. Tras este tema vendrían todavía varios singles más de cierto éxito, pero ninguno de ellos podría ya compararse a los anteriores.

Por supuesto, Every Breath You Take no requiere de mayores presentaciones. Ese riff de guitarras que marca el conjunto del tema en clave de balada es absolutamente célebre en la historia del rock. De todas formas, estamos ante un tema muy oscuro en su significado: trata del control obsesivo de un hombre sobre su mujer provocado por los celos. Y no era un tema baladí: cuando Sting lo compuso, su matrimonio se iba al traste y, por lo visto, eran sentimientos que le salían muy a flote. 

Fue más tarde cuando vino todo lo del Amazonas, y esa pose de estrella rock cuasi mesiánica pero con carácter afable... y sin embargo, como todos, tenía su lado oscuro. Pero que no ocultó en absoluto, aunque muy pocos quisieron verlo ante la belleza de la música. Porque ¿en cuantas fiestas y celebraciones -¡bodas incluidas!- han pinchado esto?

The Police – Every Breath You Take (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 22 de febrero de 2011

Back Street Luv, Curved Air, 1971


Tengo que empezar diciendo que el tema de hoy es uno de los que más estoy escuchando estos días, y era de justicia que acabara por los pagos pildorarios. Por supuesto, los más veteranos o los aficionados al rock progresivo o al folk más ácido de los setenta conoceréis más que posiblemente la canción. Los demás, casi seguro que no.
El nombre de los Curved Air me suena desde hace muchísimo tiempo. Cuando comienzas a dejarte patillas acompañado de fascículos y libros sobre rock, vas descubriendo una barbaridad de nombres de cantantes y grupos que, de repente, te muestran lo pequeño que es el panorama radiofónico más convencional que te rodea día a día. 

Sin embargo, más allá de este conocimiento, digamos, enciclopédico, y de alguna referencia vinculada a The Police -su batería, Stewart Copeland, fue durante algún tiempo miembro de los Curved Air- no conocía nada de estos británicos. Para mi, 1971 era un año completamente invadido por los T.Rex y demás compadreo glam en ciernes, y quedaba poco espacio para los progresivismos varios, salvo contadas excepciones.
Pero como el tiempo lo cura todo, sólo era cuestión de ídem acabar pasando por todas aquellas referencias abandonadas a su suerte años atrás. Y hace muy poco le llegó el turno a nuestros protagonistas. Como no podía ser de otra forma, la introducción llegó a través de este Back Street Luv, su tema más conocido y, de hecho, su único Top 10 en las islas. 

Por cierto, un dato para los coleccionistas de discos curiosos: el primer álbum de la formación, Airconditioning -Back Street Luv se incluía en el segundo, de insospechado título, Second Album- es el primer picture-disc moderno editado, a partir de vinilo coloreado. La verdad es que su cosa debía de tener ver aquel disco dando vueltas como una especie de caleidoscopio a 33 rpm... qué curiosos eran los artistas de los setenta.   

Curved Air – Back Street Luv (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 21 de febrero de 2011

Nine Million Bicycles, Katie Melua, 2005


Como pudisteis comprobar, el sábado no hubo Píldora, y se debió a la concatenación de actividades de todo tipo, que acabaron conformando un día estupendo... eso sí, al precio de quedarnos sin post. He de decir que el colofón de aquel fantástico día fue una deliciosa cena en casa de nuestros amigos Franz y Lina. 

Es costumbre reunirnos al menos un par de veces al año con estos amigos, una vez en cada hogar. En esta última ocasión, tocó en el suyo, y debo decir que se trató de una velada sencillamente magnífica. Lina cuidó los detalles al máximo, y la charla con ambos fue... hum... en vez de adjetivarla, os diré a qué hora acabó, a título de muestra de lo animado y entretenido: a las tres y media de la mañana. Eso sí, bien soportada por cava y comida de primera. 

Por supuesto, la música de fondo es algo imprescindible en una reunión de este tipo para dar cuerpo a la velada. Entre toda la que se puso, debo decir que me llamó la atención por encima de la media el repertorio de la georgiana/británica Katie Melua. Y muy especialmente el tema que tenéis hoy delante. 

Nine Million Bicycles es, posiblemente, el tema más conocido y celebrado de la cantante. Incluido en su segundo álbum Piece by Piece, alcanzó nada menos que el quinto puesto de las listas británicas a finales de 2005. Algo particularmente meritorio en un tema de inspiración jazz en plena época de gorgoritos pseudoraperos propios de la dictadura de la MTV. 

Y una casualidad antes de terminar. Según comentaron, nuestros anfitriones estuvieron en el concierto que hace algún tiempo hizo Katie Melua en el Palau de la Música de Barcelona. Pues bien, ¿recordáis a aquellos otros amigos que nos invitaron la pasada semana al Liceu, Albert y Muntsa? Pues lo que son las cosas: también estuvieron en aquel mismo concierto. Ciertamente, está claro que el karma o lo que sea acaba juntando a la buena gente.


Katie Melua – Nine Million Bicycles (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 20 de febrero de 2011

Come Out And Play, The Offspring, 1994


Tras la falta de Píldora -recuperable, como siempre- de ayer, justificada por un día en el que llegué a hacer cosas tan dispares como triscar matinalmente por una montaña (algo muy atípico en mí), y disfrutar de una cena hasta pasadas las tres de la madrugada (algo un poco menos atípico), volvemos a la carga. Desmiento así los rumores de Mochales sobre una ausencia permanente de mi persona, al más puro estilo Paul McCartney

Para ello me he apoyado hoy en los ruidosos The Offspring, como ya sabéis, héroes del air guitar barriguero más rocambolesco. Y lo hago a petición de uno de mis amigos y compañeros del remo, que la noche del viernes, en un arrebato de supuesto cansancio/desánimo (y digo supuesto, porque menudo planazo tenía el compadre previsto para el sábado), pidió que lanzara algo de los norteamericanos. Y como ayer di el salto, pues decidí pasar la responsabilidad a hoy domingo. 

En cierto modo, Come Out And Play fue el primer single de los Offspring. Y digo en cierto modo, porque para entonces, la banda ya había lanzado dos álbumes antes de Smash, en el que se incluía el tema, así como otro sencillo,  I'll Be Waiting/Blackball, que se remontaba nada menos que a... ¡1986!

Y es que, estrictamente hablando, la banda se creó en la plenitud de los ochenta, concretamente en 1984 -el año en que ponían V en la tele, para más señas-. Lo que sucedió es que lo que  es vender, entendido como el ejercicio de convencer a alguien de que compre tu disco, lo hizo más bien poco. Tan sólo la respuesta mejor de lo esperada de su segundo álbum y una larga gira abrió las puertas a la banda al estrellato absoluto con Smash, ya en 1994

Come Out And Play fue precisamente el tema heraldo del nuevo álbum, y se colocó rápidamente en el primer puesto de las listas alternativas norteamericanas. Un éxito sin precedentes que sería imitado en buena medida por los dos sencillos siguientes, Self Esteem y Gotta Get Away. Y lo que son las cosas: los tres temas se convertirían a mediados de los noventa en fundamentales dentro del repertorio de mi querido pub Tijuana. Y en la mortificación de mis jerseys y camisas a la altura de la barriga, dicho sea de paso.


PS: Pau, ¿ves como, realmente, The Offspring son un grupo realmente de los noventa, fundaciones aparte? ¡Espero que pasaras un buen sábado, asalvajao!



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

sábado, 19 de febrero de 2011

Stand!, Sly and The Family Stone, 1969



(Viene del 31 de diciembre)

Píldora funky de Nochevieja nº2. Que no os engañe su medio tempo, su estribillo es total y su final, de película blaxpotaition...


 

Hasta la próxima.

viernes, 18 de febrero de 2011

On the desk, Los toreros muertos, 1987


Tras el exitazo de la Píldora de ayer, hoy he decidido añadir otra de propina siguiendo la misma estela musical... hasta cierto punto. Porque si Chica de ayer representaba al pop español más serio y cuidado de los ochenta, On the desk -como, de hecho, todo el repertorio de Los toreros muertos- iba en el sentido completamente opuesto: irreverente, pasota y gamberro. 

Y no podía ser de otra forma cuando el promotor de esta idea era nada menos que el inefable Pablo Carbonell. A mediados de la citada década, éste era ya un personaje muy bien conocido por el gran público gracias a su presencia en La bola de cristal. Así que un proyecto como éste forzosamente debía de tener como mínimo una notable relevancia. 

Y la tuvo, y no fue poca. Empezando por el nombre de la formación, que recuerdo haber despertado algún comentario sarcástico por parte de mis padres, del tipo "desde luego, vaya nombrecito, lo que hay que hacer para vender". Y eso que no eran ajenos al pop o al rock, aunque claro, ya empezaban a cumplir... esteee... ahí va. Empezaban a cumplir mi edad actual. Glups.

Así que no os digo nada cuando empezaron a escuchar aquello de la agüita amarilla. Pero eso lo dejaremos para otro día. En 1987, tras el gran éxito de su primer álbum, lanzaron Por Biafra, en el que se incluía este cachondo tema parodiando las clases de inglés que, por entonces, empezaron a ponerse muy de moda en academias y que, además, en mi caso, muy recientemente se habían incorporado a las asignaturas ordinarias de la EGB. 

Por lo tanto, desde un primer momento, la canción me pareció muy divertida, amén de ilustrativa de cómo saber con fluidez el idioma de Chéspir. Y puso los cimientos para la que sin duda sería todo un icono de cómo cantar en inglés siendo españolito de a pie: Washuguarugüi, de mis queridísimos No me pises...

Por cierto, debo decir una cosa que me sorprendió al escuchar la canción hoy, tras años de no haberla oído. De hecho, nunca entonces ni después lo había pensado, pero decidme si estáis de acuerdo. Y es que On the desk me recordaba tremendamente (salvando una producción mucho más modesta) a los mejores Madness que hasta poco antes habían marcado el pulso musical británico con su sonido y su sentido del humor. Y viendo el clip, todavía más.
Lo que hacen los años es tremendo, ver cómo se gana en perspectiva y todo eso... eso sí, un día de estos me veo emitiendo ante cualquier grupo de ahora mi obligado y correspondiente "lo que hay que hacer para vender". Como debe ser.

Los Toreros Muertos – On The Desk (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 17 de febrero de 2011

Chica de ayer, Nacha Pop, 1980


Apenas debía de tener unos seis años cuando esto comenzó a sonar de manera desaforada por activa y por pasiva. Veinte años después, la cosa seguía invariable, y eso que todavía no se había entrado en el estadio de homenajes que poco más tarde caerían sobre el grupo, la canción y el malogrado Antonio Vega. 

Por si lo anterior fuera poco, encima la cosa recibió toda clase de versiones. Desde la (funestamente) exitosísima de Enrique "Ol Ainiri" Iglesias hasta la del Canto del Loco, pasando por alguna en inglés que por si no la conocíamos los de aquí, cierta compañía de móviles se encargó de machacar en su publi. 

Visto lo anterior, si partimos del hecho contrastado de que nunca me entusiasmó demasiado esta canción, podéis imaginar la mortificación que me suponía cada vez que pinchaban en la radio, en el pub, o en la casa de la madre que parió al discjockey de turno, esta Chica de ayer. Ni Movida (que no era mi movida) ni hostias. No obstante, admito que, con los años -supongo que tras una estrategia premeditada por parte de todo el Cosmos contra mi persona- esta gota malaya comenzó a hacer efecto: imperceptiblemente, comencé a tolerarla, y luego incluso a encontrarle un cierto encanto.

Hasta que una curiosa serie -adaptación de otra británica de bowiano título, Life On Mars- cogió el nombre de esta canción como identificativo. Para entonces, ya casi no oponía resistencia al que acabó siendo emblema de Nacha Pop por más canciones que luego hicieron. Como fuera que la serie me gustó mucho, con unos Ernesto Alterio, Manuela Velasco y Antonio Garrido (el impagable inspector Gallardo, mi predilecto) que lo hicieron muy bien, finalmente incorporé Chica de ayer en el repertorio de música que podía escuchar abiertamente sin que me diera de todo. La guerra había terminado y yo, dependiendo de como se mirara, había perdido.

Realmente, es increíble el poder de los medios audiovisuales en contubernio con el gremio de pinchadiscos... así que como comprenderéis, no veo jamás los programas perpetrados por Jorge Javier o Jordi González.  Y, además, ahora salgo poco de noche. Más vale prevenir...


PS: un detallito del vídeo. ¿Os acordáis del 300 millones? ¿Y de Pepe Domingo Castaño antes de anunciar los puritos Reig, y mucho antes de que le prohibieran hacerlo?



Hasta la próxima.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Downtown Train, Tom Waits, 1985


Brevedad por fuerza mayor... pero qué fuerza mayor. Nos han invitado en una inesperada sorpresa de primera hora de la mañana a ver nada menos que el ensayo general del Parsifal de Wagner en el Liceu y, lógicamente, en el momento en el que estéis leyendo esto, es más que probable que aún no haya llegado a casa. Espero que lo entendáis...

En todo caso, no tengo por menos que dedicar la Píldora de hoy -de las de solemnidad musical, uno de los temas más celebrados de Tom Waits, procedente de su álbum de 1985 Rain Dogs- a los artífices de la invitación, a Albert y a Muntsa. Va por vosotros, amigos.

Que la disfrutéis.

Tom Waits – Downtown Train (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 15 de febrero de 2011

The Riverboat Song, Ocean Colour Scene, 1996


Preparando la Píldora que tenéis delante -a estas alturas, no pensaréis que lo sé casi todo de más de casi 550 canciones- me he llevado una grata y curiosa sorpresa. Y es que parece ser que es generalmente notorio el hecho de que el peculiar ritmo de The Riverboat Song, muy rythm and blues, recuerda al de otro tema de nada menos que de 1971, Four Sticks, de los Led Zeppelin

Pues bien, ver esto y venirme a la mente haber llegado a esta misma conclusión quince años atrás, y gracias a  una casualidad, fue todo uno. Cierto día allá por mediados de los noventa estaba escuchando en el tocadiscos del comedor mi ejemplar del Led Zeppelin IV, el célebre "Zoso". Éste era uno de los últimos vinilos que había comprado pocos años atrás, ya en plena explosión del CD, y mucho antes de que resucitaran de nuevo como por arte de magia. Un álbum redondo, del que  casi se puede decir (ojo, que me la juego) que es como el marrano, del que se aprovecha prácticamente todo (hala, lo he dicho). 

De hecho, si hay en el un tema de este disco que considero un poco inferior a la media, es precisamente Four Sticks. Realmente, no es demasiado sencillo de escuchar. No obstante, aquel día, puse el álbum de corrido, ya que que mis padres debían de estar fuera. Y es que aunque eran de la época del mismo, una cosa era el Stairway To Heaven, y otra la cancioncita que comentaba más arriba en cuestión. 

Como fuera, por la noche, escuchando Radio 3 (por entonces todavía fichaba por allí con frecuencia) me encontré por primera vez con la canción de hoy. La sensación fue inicialmente extraña, como de haberla escuchado antes, casi un dejà vu. En un momento caí en la cuestión: su compás era idéntico al de aquella canción de Led Zeppelin que había pichado unas horas antes, e incluso los riffs se parecían mucho.

Lo mejor de todo: la "versión" de los Ocean Colour Screen sí que me gustaba de verdad. Hasta el punto de que incluso me hice con una copia del single. Y esta vez -los tiempos estaban cambiando- en CD, por supuesto.




Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 14 de febrero de 2011

Meet Me Halfway, Black Eyed Peas, 2009



Aunque no crea demasiado en todo eso de San Valentín, es cierto que un día como hoy acaba predisponiendo a sacar lo mejor de las parejas. Y es que, por si fuera poca la paciencia de Montse a la hora de pasar los días junto al tipo que escribe esto, encima, cuando he llegado hoy a casa, me he encontrado una mesa deliciosamente preparada, y una cena fuera de serie. Algo así no tiene precio.

Dedicarle esta canción es lo mínimo que puedo hacer. Así que aquí va. Feliz San Valentín, niñi.

Black Eyed Peas – Meet Me Halfway (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 13 de febrero de 2011

The Look, Roxette, 1989



De nuevo se pone la aguja de este blog en la posición "blockbuster megahit", esta vez con acento sueco. Porque, técnicamente, es imposible que no hayáis escuchado esto algunos cientos de veces como poco. Y no haber nacido antes de 1989 tampoco es excusa, por cierto, con la de discjockeys trasnochados que todavía paran por ahí.

De todas formas, que The Look acabara siendo el éxito que fue, se debió a un fenómeno algo extraño. El tópico de que nunca se sabe de dónde puede saltar la liebre es particularmente cierto con esta canción.

Hacia 1988, Roxette era un grupo muy famoso en su Suecia natal. Look Sharp!, su segundo álbum, llevaba ya dos singles de éxito... que terminaba allá donde las fronteras delimitaban el reino de las rubias más célebres de las landianas playas españolas de los setenta. Y nada hacía presagiar que el tercer sencillo, The Look, sufriera una suerte distinta.

Los estudiantes de intercambio son una especie peculiar de personas que, durante un tiempo, se trasladan a otro país con el teórico fin de conocer mejor una materia universitaria y rodarse en el idioma nativo, pero cuyo modus vivendi suele ser por lo general tabernario y dirigido por la franja central de su cuerpo.

Pues bien, uno de estos especímenes, norteamericano para más señas, cuando terminó el castigo al que estaba sometiendo al cuerpo en Suecia, se llevó una copia de esta canción. Una vez en su país, insistió a un pinchadiscos de Minneapolis para ponerla. Para sorpresa de éste, el tema funcionó muy bien entre la audiencia, y rápidamente saltó de emisora en emisora.

Y, mientras, ¿dónde estaba Roxette? En la inopia sería la mejor respuesta, haciendo gira por Europa muy esforzados ellos por sacar el disco más allá de los fríos nórdicos. Plan que, muy inteligentemente, cambiaron al saber del inesperado éxito de The Look en Estados Unidos. Así que volaron hacia allá, no fuera a ser que no supieran de dónde venía la cosa...

Y así hasta hoy. Las ventas del álbum Look Sharp! terminaron siendo archimillonarias, y la canción alcanzó varios números uno... eso sí, por fin fuera de Suecia. Y sin mover casi ni un dedo. Ahora ya sabéis porqué Roxette tiene todo que agradecer al programa de intercambio de estudiantes sueco.

Roxette – The Look (por Spotify)



Letra de la Píldora (también podéis leerla en la portada del single, así de majos eran)

Hasta la próxima.

sábado, 12 de febrero de 2011

Kodachrome, Paul Simon, 1973



Un vistazo mediante un perezoso zapping a una intrascedente película ha supuesto continuar el Pildorario donde se quedó ayer, en 1973. Y, a la vez, rescatar a una canción por la que siempre he tenido una gran debilidad, y eso que mi relación con la fotografía es cuanto menos escasa como tirador y no digamos ya como sujeto pasivo... de una mínima fotogenia.

Como sea, ha sido una grata sorpresa encontrarme con esta canción sin esperarlo, así que, loco de contento como estoy, aquí la traigo. Vamos, pues, al turrón, y empezando por el principio, como debe ser. En 1973, Paul Simon y Art Garfunkel ya llevaban tres años de aventura en solitario, tras aquel epílogo conmovedor y de título tan significativo como era Bridge Over Troubled Waters.

Aquel año, Simon editó su segundo álbum tras la ruptura del dúo y, al igual que el primero, se convirtió rápidamente en todo un número uno en listas. Como primer single de lanzamiento de aquel There Goes Rhymin' Simon se escogió el tema de hoy, el brillante y cargado de buen rollo Kodachrome.

La canción, de peculiar título -como sabéis, era la marca de una película de la casa Kodak-, estuvo a punto a su vez de coronar las listas norteamericanas... aunque no las británicas. La causa era casi surrealista: en Gran Bretaña ni siquiera se lanzó como sencillo, debido a que la BBC -pieza clave en la promoción musical en las islas- se negaba a radiar canciones con marcas registradas.

Y parafraseando al abuelete de la fabada, ¿la Kodak qué opinaba de todo esto? Su primera reacción fue obligar a que tras el título de la canción apareciera la obligada ® de marca registrada. Todavía no habían llegado los tiempos en los que las corporaciones habían aprendido a utilizar la música popular como apoyo a las ventas, y eso que Kodak tiene el que para mí es uno de los mejores eslóganes publicitarios de la historia, "You press the button, we do the rest", creado ¡en el siglo XIX!

Pero los tiempos pasan, y las compañías, incluso las de rancio abolengo, aprenden de las cosas. Así que a finales de los 90, tras un cuarto de siglo, Kodak se decidió, esta vez sí, a utilizar el tema de Simon como soporte publicitario. Como siempre me gusta referir, más vale tarde que nunca... lo cual debió ser muy particularmente del agrado del bueno de Paul, por cierto.

Paul Simon – Kodachrome (por Spotify)

PS: por si tenéis curiosidad, la película detonadora de la Píldora era Los Caraconos, una olvidable comedia de ciencia-ficción protagonizada por Dan Aykroyd, y cuyo mejor activo era la gran selección de canciones que constituían su banda sonora. Y, ya me entendéis, con discos a discreción y con Spotify, tampoco era cosa de quedarse a ver toda la peli por la música, ¿no?

PS2: Imagino que, perspicaces como sois, notaréis en un momento en el clip que Art Garfunkel también sale cantando el tema, mezclado además con el célebre Maybellene de Chuck Berry. El vídeo corresponde al concierto de Central Park de 1981, uno de los más multitudinarios de cuantos hicieron. Y es que llenar como llenaban estos tipos, bien valía una reunión de vez en cuando...



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 11 de febrero de 2011

Paris 1919, John Cale, 1973



Hoy ha sido un dia francamente intenso, y éste es el único momento que he conseguido para ponerme a escribir. Para más inri -lógico, por otra parte- ando derrotado y no veo la hora de meterme en el sobre, pero lo primero es lo primero. No obstante, espero que me disculpéis la concisión...

Para compensar, os dejo con un tema que es, sencillamente, fantástico. John Cale era, en cierto modo, el segundo de a bordo tras Lou Reed en la Velvet Underground. Lo cual provocó numerosos roces entre ambos que acabarían con la marcha de Cale.

En 1973, cuando ya llevaba algún tiempo en solitario, editó el álbum Paris 1919, cuyo tema principal era el homónimo que tenéis aquí hoy. En seguida veréis que es una joya desde el principio hasta el fin, aunque os preveo de una cosa. Si os gusta mucho, cuidado con confundir las cosas: en cuanto comencéis a moveros más allá de este disco, os encontraréis a un artista nada fácil de escuchar.

Así que, por si las moscas, empezad degustando esta Píldora.

John Cale – Paris 1919 (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 10 de febrero de 2011

Delta Lady, Leon Russell, 1970



Tras el peaso megahit de ayer, creo justo equilibrar un poco el karma con algo -digamos- más discreto, aunque, ni mucho menos, menos importante. Y para poder conseguir este doble criterio de discreción e importancia, he pensado que nada mejor que rescatar de las catacumbas a uno de los grandes de la música rock, Leon Russell.

¿Uno de los grandes? ¿Leon qué? Ciertamente, es bastante probable que la mayoría de vosotros no tengáis este nombre muy presente. Como mejor credencial, os diré que si en vez de música, estuviéramos hablando de cine, Leon Russell sería uno de esos enormes secundarios de lujo a la manera de Karl Malden, Jack Palance o Ernest Borgnine.

Músico polivalente y compositor, el nombre de Russell ha acompañado a varios de los prohombres más célebres de la historia del rock. De hecho, el ejemplo de hoy nos servirá perfectamente para ilustrar este punto.

Probablemente, los que sois más fans de Joe Cocker habréis escuchado el tema de hoy de la mano de su ronca voz. Efectivamente, en septiembre de 1969, el británico lanzaba como single Delta Lady y lo colocaba nada menos que en el Top 10 de las listas de su país. La canción había sido compuesta nuestro protagonista de hoy, y era la primera vez que una canción suya llegaba al estrellato.

Poco después, a inicios de 1970, Russell editaba su tercer LP, en el que él mismo interpretaba de manera más que brillante el tema de hoy, si bien con mucho menos impacto mediático. No obstante, en dicho tercer álbum, titulado como su autor, se rodeó de algunos nombrecillos que tal vez sí os suenen: George Harrison, Ringo Starr, Mick Jagger, Eric Clapton, Steve Winwood o el propio Joe Cocker, que por una vez cedían el protagonismo a su insigne... secundario.

Por cierto, no os asustéis al ver el aspecto del individuo, una especie de superhippie cuasi clónico al mago Gandalf del Señor de los Anillos pero con gafas de sol. Un aspecto que, dicho sea de paso, ha afianzado con los años. Y con todas las cosas que sabe hacer Russell, no me extrañaría que hubiera hecho hasta de doble de Ian McKellen.

Y tras la anterior falta de respeto, os dejo disfrutar de la estupenda Delta Lady.

Leon Russell – Delta Lady (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima

miércoles, 9 de febrero de 2011

The Final Countdown, Europe, 1986



Pues sí, como muchos habréis imaginado -y algunos incluso explicitado- sólo era cuestión de tiempo que "El final del condón" (castizo nombre con el que los tiernos y bienhablados púberes de 6ºB de EGB del colegio público La Unió rebautizamos inmediatamente al tema de hoy) apareciera por aquí.

Antes de nada, quisiera decir que, en mi opinión, esto ni era heavy, ni rock duro, ni nada que se le asemejara más allá del rollo estético del personal. Tan sólo se trataba de un poderoso tema rock -o incluso pop- que seguía en la senda del gusto por los sintetizadores y las guitarras que poco tiempo antes habían abierto los Van Halen.

En todo caso, vaya por delante que entonces no me pareció, ni ahora tampoco, una mala canción. En absoluto. Su riff de teclados era de los que marcan época, y el sólo de guitarra no estaba nada mal. Su mayor pecado: haber sonado hasta en la sopa. Y hasta en el plato de macarrones. Como diría el otro, los números uno que pilló la cancioncita en 1986 se podían contar a cascoporro por lo alto y ancho del mundo mundial.

Aunque The Final Countdown (su título real, jamás utilizado por mis conmilitones en su día) tuvo otro gran pecado, que acabó restándole todo el caché que hubiera podido tener el tema. Si os acordáis, durante un tiempo relativamente largo, los miembros de la banda, especialmente su cantante, Joey Tempest, monopolizó las portadas adolecentes del Super Pop y del Nuevo Vale. Si, en el caso de la primera revista, su permanente King Size ocupaba ya toda la portada, en el caso de la segunda, de formato más reducido, había que añadirle suplementos para dar cabida a tanto exceso capilar. Incluso creo recordar que revistas de más rancio abolengo como Pronto, o la más reciente Tele Indiscreta, regalaban todo tipo de pegatinas y chorradas varias con la imagen de estos cuatro suecos.

Así que nosotros, muchachos de aristocrático abolengo suburbial, algo así no se lo perdonamos nunca, a pesar de que la canción nos la sabíamos como el que más. Y acabamos contribuyendo a su relativa mala fama posterior renegando por completo de ella. Vaya esta Píldora en el sentido de restablecer parte de su mancillado honor.





Hasta la próxima.

martes, 8 de febrero de 2011

Acqua azzurra, acqua chiara, Lucio Battisti, 1969



A estas alturas del blog, Lucio Battisti ha sido ya referido alguna que otra vez. Así que, como debe ser, le llegó la hora de tener su propia Píldora. Y con una de mis canciones preferidas, su primer gran éxito allá por 1969, Acqua azzurra, acqua chiara.

Realmente, es difícil calibrar la influencia de Battisti en la música italiana posterior a los años setenta. Pero, sin duda, es enorme. Sin él -y sin las letras de su colega Mogol- es impensable que gente como Gianni Bella o Sandro Giacobbe, y más tarde incluso Eros Ramazotti, entre otros muchos, hubieran tenido el papel que acabaron teniendo.

El tema de hoy fue, como decía más arriba, el primer tema de Battisti en alcanzar el éxito, a pesar de que estuvo a punto de ser lanzado como una simple cara B de single. Y, como era la costumbre en la época y el lugar, lo hizo triunfando en festivales, concretamente en el Cantagiro 69 y en el Festivalbar. Alcanzó el cuarto puesto de las listas italianas en junio de aquel año.

En cierto modo, es un tema muy de su momento, finales de los sesenta, con su estilo cercano al soul y al rythm and blues, pero que deja entrever perfectamente ya las claves de lo que será la balada italiana setentera, especialmente en sus partes más pausadas y melódicas.

¿Pero para qué esforzarse en explicar torpemente lo que en un momento vais a disfrutar?

Lucio Battisti – Acqua Azzurra, Acqua Chiara (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 7 de febrero de 2011

The Boys Are Back In Town, Thin Lizzy, 1976



Como ya habréis deducido a estas alturas, no soy demasiado amigo de los homenajes post-mortem. Prefiero hablar sobre un músico o un grupo cuando me viene en gusto o bien a sugerencia vuestra -de respuesta más pronta o tardía-. En esta ocasión haré una excepción. Y no es porque sea un incondicional del protagonista de hoy, ni siquiera un fiel seguidor. Sencillamente, me lo pedía el cuerpo. Llamadlo energía, a saber.

Lo lógico y directo para hacer un homenaje a Gary Moore hubiera sido poner su celebérrima Still Got The Blues, pero no. Y por dos motivos: el primero, porque nunca me gustó demasiado la canción, contra lo que le sucedió a todo el mundo allá por 1990. Y, en segundo lugar, porque encima, sonó tropecientos millones de veces. Qué locura: daba la sensación de que nadie, hasta aquel momento, hubiera escuchado jamás un blues eléctrico, ni bueno, ni malo, ni blues.

Además, para mí, el Gary Moore preferido fue el guitar hero protagonista de algunos de los trallazos más potentes de los setenta. Parte de los cuales se los marcó nada menos que en la formación de los muchachos de Phil Lynott, los Thin Lizzy. Su paso por allá fue breve, pero desde luego a la altura de las circunstancias.

He de decir que el tema escogido, The Boys Are Back In Town -éxito rotundo en 1976- no fue grabado originalmente en estudio con Gary Moore a la guitarra. Entonces, ¿qué carajo de homenaje es éste? No mucho después, en 1978, con éste ya en la alineación titular, Thin Lizzy hizo uno de sus conciertos más famosos y multitudinarios -100.00 personas, 100.000- en el puerto de Sydney, donde podía verse en un discreto segundo plano (Lynott tenía la virtud de acaparar toda la atención) la potencia de Moore sobre el escenario. Es el vídeo que tenéis más abajo.

Como curiosidad, aquel concierto no fue editado en álbum hasta nada menos que 1999 (es la portada que tenéis más arriba) y, de hecho, el DVD del mismo se haría esperar hasta hace cuatro días como quien dice, ya en 2004. Pero más vale tarde que nunca si la dicha es buena...

En fin, va por todos los que disfrutaron a Gary Moore mucho más que yo.

Thin Lizzy – The Boys Are Back In Town - Live (1978) (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 6 de febrero de 2011

Baker Street, Gerry Rafferty, 1978


Antes de empezar, debo decir que espero que por poner la Píldora de hoy no me apliquen la ley antitabaco. Y es que, si os acordáis, durante un montón de años la publicidad televisiva y radiofónica de los cigarrillos Fortuna se hizo acompañar del tema de hoy, con especial énfasis en el inolvidable riff de saxo que le marcaba el pulso.

Ah, sí, para los más jóvenes: hubo un tiempo donde el tabaco se anunciaba hasta en la tele. Y donde se podía fumar desde en el examen del insti hasta en la consulta del médico. A veces, era éste mismo quien te invitaba.

Por supuesto, antes de llegar a representar la apoteosis cigarrera hispana, Baker Street había sido ya todo un hit a escala global. Incluido en su genial álbum de 1978 City To City -que recomiendo a todas todas, con joyas aparte como Right Down The Line, Mattie's Rag o la que abría el disco, The Ark- el tema alcanzó el segundo puesto en Estados Unidos y el tercero en Gran Bretaña, amén de numerosos Top 20 por todas partes.

Baker Street -con un sonido más americano que inglés, a mi juicio, a pesar de su tremendamente británico título- supuso una más que merecida recompensa al calvario por el que Rafferty había pasado durante la traumática disolución de los Stealers Wheel: nada menos que tres años de abogados durante los que no pudo grabar. La propia letra de la canción refleja la insatisfacción de Rafferty y lo poco a gusto que se encontraba en el mundillo musical. Y mira por dónde...

En fin, un tema del que es mejor escuchar que hablar. Por cierto, vaya esta Píldora en homenaje a su autor, que hace en enero pasado mes falleció por causas derivadas de su dependencia del alcohol. Realmente, estaba a disgusto con el sistema del que formaba parte.

Gerry Rafferty – Baker Street (por Spotify)

PS: si no lo digo, reviento. Por más anuncios que se pusieron, aquí el menda lo primero que fumó fue... Lucky Strike. Se gastaron una Fortuna -chiste fácil y de rebajas- para nada...



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

sábado, 5 de febrero de 2011

Girls Just Want To Have Fun, Cyndi Lauper, 1983



Girls Just Want To Have Fun es otra de esas canciones que resumen como pocas el espíritu más desenfadado, chillón y majara de los años ochenta. Y que no es necesario que explique en detalle: si la habéis escuchado menos de cien veces, os invito a una cerveza (y a nada más, que siempre puede haber un espontáneo eremita que me salga al coso, y la economía no está como para giliapuestas).

Sin embargo, no se trata de una canción de los ochenta, stricto sensu. Fue compuesta a finales de los setenta por el músico Robert Hazard que, de paso, la grabó por primera vez ya en 1979. Con un pequeño matiz: como era un tío, la letra estaba planteada, lógicamente, desde la óptica del cromosoma XY.

Cuando en 1983 Cyndi Lauper lanzaba su carrera en solitario, lo hizo rescatando aquel antiguo tema. Pero con una diferencia: le cambió la letra, que consideraba machista, por otra en la que las mujeres llevaran la voz cantante. Además, lógicamente, la pensó para ser cantada por un cromosoma XX, casualmente el suyo.

Lo cual me conduce a una reflexión aparte pero al hilo de lo anterior: ¿nunca se le ocurrió a Mecano hacer algo parecido? Porque no me digáis que no sonaba extraño aquello de "PERDIDO en mi habitación" en la voz de Ana Torroja...

Retornando al tema de hoy, el vídeo tampoco tiene desperdicio. Si el tema es desenfadado, chillón y majara, tal y como apuntaba al principio, el vídeo es de nota en este mismo sentido. Ojo a la fiestorra final, muy propia de los finales de las comedias de la época. Y costó cuadro duros: el material -de primera- fue prestado gratis, y los actores, en su mayoría, eran poco menos que colegas. Como ejemplo, la que hacía de madre de la Lauper en el clip era... su propia madre. Para que luego digan que sólo el dinero da la felicidad.

Cyndi Lauper – Girls Just Wanna Have Fun (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 4 de febrero de 2011

Touch Me, The Doors, 1968



The Soft Parade es, para la mayoría de fans de The Doors, el disco más atípico y flojo de toda su discografía. Con un estilo más recargado de lo normal en la banda, también es cierto que cuando tu antecesor inmediato es el gran Waiting For The Sun y tu sucesor el histórico Morrison Hotel, cualquier comparación es, simple y llanamente, una putada.

Con todo, estoy de acuerdo en considerar aquel álbum, lanzado en 1969, el menos agraciado de la discografía de la formación norteamericana. Sin embargo, incluía uno de mis temas favoritos: Touch Me, muy atípico por su estilo cercano al por entonces pujante jazz rock, pero increíblemente arrebatador. ¿Quién se puede resistir musicalmente a ese estallido de c'mons seguido por la potentísima sección de vientos, o a su final a golpe de saxo -con "a"- asesino?

Ciertamente, la canción (que sirvió como primer avance del álbum ya a finales de 1968) cayó muy en gracia del público americano -no así del inglés- y alcanzó todo un excelente tercer puesto del Billboard. Además, supuso una de las intervenciones más conocidas del grupo en televisión, en el programa de los Smothers Brothers en diciembre del 68.

En dicha emisión, además de poder verse a tropecientos músicos acompañando a la banda, y a Morrison olvidándose algunos de los ya citados c'mons, había un detalle más. Si os fijáis en el clip que tenéis más abajo, precisamente el de dicha emisión, puede verse al guitarrista de la formación, Robbie Krieger, con un ojo a la funerala. Se lo había dejado así poco antes el propio Morrison tras una pelea. Para más coña, Krieger, que había compuesto precisamente la canción de hoy, la había titulado originalmente Hit Me ("Golpéame"). Un visionario. Con el ojo bueno, por supuesto.

Por lo demás, hay otra curiosidad respecto a Touch Me. Al final de la canción (puede escucharse mejor en la versión de estudio que tenéis a través de Spotify), se dice algo así como "stronger than dirt" ("más fuerte que la suciedad"), que no era otra cosa que el slogan del Ajax de toda la vida cantado a la manera de su jingle publicitario. Era la pequeña venganza del grupo ante el ofrecimiento que le había hecho la General Motors para usar Light My Fire como música de anuncio para un modelo de Buick. No tuvieron bastante con rechazarlo ofendidos: acabaron riéndose de la publi en otro hit. Y es que este Morrison era un poeta, pero de negocios, lo que se dice de negocios...


The Doors – Touch Me (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 3 de febrero de 2011

This Is How It Feels, Inspiral Carpets, 1990



Si los reyes del fenómeno Madchester de finales de los ochenta fueron los Stone Roses y los príncipes los Happy Mondays, bajo ellos se extendía toda una corte de nobles, de mayor o menor rango.

Entre los miembros principales de aquella peculiar y colorida aristocracia, junto a The Charlatans, se encontraban nuestros protagonistas de hoy, los Inspiral Carpets. Y, en mi modesta opinión, se marcaron la canción más bonita y emotiva de toda aquella movida, This Is How It Feels.

A pesar de que para entonces ya eran todo unos veteranos, la formación tuvo que esperar hasta 1990 para lanzar su primer álbum con todas las de la ley. Life fue un bombazo: alcanzó el segundo puesto de las listas británicas, nada mal para un debut discográfico, e incluía su primer gran éxito en singles, el mismo que tenéis delante.

Personalmente, siempre pensé que This Is How It Feels lo tenía todo musicalmente para acabar siendo el gran himno de aquello del Madchester: sonido, melodía, grandilocuencia dentro de su delicadeza... todo excepto una cosa. La letra. No iba sobre la juventud, ni sobre los lugares de moda, ni nada de eso. Iba sobre la miseria de la pobreza, describía los malos tratos. Nada glamuroso.

Pero, bien pensado, si París bien valía una misa, un buen mensaje y una buena letra ¿no valían bien la pérdida de un himno?




Hasta la próxima.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Tattva, Kula Shaker, 1996



Como es bien conocido, los Beatles -y el rock que de ellos se derivó en los sesenta y setenta- fueron los grandes inspiradores de los grupos británicos que arrollaron en las listas independientes y no tan independientes de los años noventa.

En cierto modo, las diferencias entre muchas de dichas formaciones podrían explicarse por la elección de un aspecto u otro de aquella misma polifacética fuente. Así, mientras que unos prefirieron recoger aquel estilo juvenil de los primeros Beatles -Oasis con su hit Roll With It fue la quintaesencia de ello- otros se decantaron por explorar su etapa más psicodélica.

Entre estos últimos estaban los Kula Shaker. Con una particularidad: lo suyo era el rollo indio, aquel que George Harrison había encajado en los de Liverpool y que estuvo bien presente en su repertorio entre 1966 y 1968. Incluso el curioso nombre de la banda tenía que ver con una divinidad hindú, un tal Kulashekhara.

Por si lo anterior fuera poco, incluso hicieron canciones en sánscrito... que llegaron a colocar muy arriba en las listas, para sorpresa de todo el mundo en 1996. Una de ellas, Tattva, la Píldora de hoy, alcanzó nada menos que el cuarto puesto de las listas británicas y fue la única canción de la formación en entrar en el Top 10 de las listas alternativas norteamericanas. Como particularidad, fue grabada y lanzada dos veces. La segunda, incluida en el primer LP de la banda, K, fue la que dio en el clavo.

Aquí tenéis, pues, a la enésima fusión entre la fanfarria, la pompa y la circunstancia británicas por un lado, y el misticismo hindú por el otro. Pero que nadie se espere un resultado a lo Bollywood, lleno de purpurinas y saturado de bailes con más gente que el metro en hora punta. Más bien tiene que ver con la herencia -ahí es nada- del Imperio Británico. La que dejaron los Beatles, por supuesto.

Kula Shaker – Tattva (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.