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martes, 8 de marzo de 2011

No nos podrán parar, Celtas Cortos, 1996





Entre mi conexión, que está hoy haciendo el burro más de lo habitual, y un servidor, que está más o menos de energía como la conexión, hoy deberé ser algo más parco de lo normal. 

Eso sí, como para compensar, os dejo con esta inyección de decibelios de la mano de los Celtas Cortos. Recuerdo que, en su conjunto, No nos podrán parar tampoco era un tema muy fuera de lo normal dentro de lo que era habitual en los Celtas. Sin embargo, todo ello quedaba compensado por su soberbia introducción en dos tiempos. Si los primeros acordes casi en clave heavy metal eran estupendos, el arranque céltico posterior no demasiado acelerado -pero a toda potencia- eran lo más cuando lo pinchaban con los bafles a tope. 

Así que lo de menos era ya ponerse a cantar la letra. Si acaso, nos regodeábamos un poco más en el estribillo. Pero, con la veintena aún en sus primeros compases, ¿quién no disfruta gritando el título de esta canción?

Por cierto, si sois de los observadores, y os gusta la historia, estáis en lo cierto. La imagen es de unos Guardias de Asalto de la República deteniendo a un anarquista. Y ya puestos, un día de éstos os explicaré una bonita historia relacionada con la Guerra Civil. Pero no ahora: me voy a dormir. Y creo que también se va a acostar la conexión. Por los pelos ha ido.

Celtas Cortos – No Nos Podran Parar (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 18 de octubre de 2009

Tranquilo majete, Celtas Cortos, 1993

La Píldora de hoy es, en cierto modo, la segunda parte de la de ayer. Si entonces explicaba los ímprobos esfuerzos para atraer al personal femenino en la discoteca, aguantando como los valientes cualquier tema que perpetrara el DJ, hoy nos centraremos en otros lugares bien diferentes para salir de marcha, los pubs de cerveza y música de guitarra que habían en Cornellà durante los noventa.

Es menester decir que eran lugares de lo más heterogéneo y distintos entre sí, pero todos tenían en común una parroquia con cierto gusto por la música estridente y tanto en inglés como en castellano. Irse a ligar, también se iba, pero el ambiente era bastante menos forzado -a mi juicio- que el de las discotecas de tarde en las que hasta donde poco antes había asistido con asiduidad.

Hubieron varios locales, separados en el tiempo y en el espacio, pero bien próximos entre sí. Así, destacaban el histórico Made In Spain (lógico adivinar qué musica ponían), el Por Huevos (el más cercano a casa), el Al Socayo (junto al engendro makinero del Axioma 3)... pero, sin duda, el rey durante muchos años fue el Tijuana. Tras un breve período situado en un bar muy cerca del frecuentadísimo Café Blanc, pasó a un local en la calle Miranda, donde se vivieron sus años de oro. Allí, junto a los colegas de marcha habituales, coincidías con otros conocidos y amigos de Cornellà y de Las Planas: en ocasiones, parecía casi un club social. No era para menos. Su posterior traslado y conversión a discoteca, que ya no conocí, dieron al traste con aquel magnífico ambiente.

La filosofía de aquellos pubs era clara: muchas cervezas (baratas y efectivas), más berrear, la dosis correspondiente de air guitar cuando la canción lo requería, y sarao, mucho sarao. La Píldora de hoy -el gran éxito de los Celtas Cortos de 1993-1994- fue, durante aquellos años, uno de los temas más recurrentes e imprescindibles que se marcaban, garantizando cuatro minutos de juerga y jarana rodeado de buenos amiguetes... eso sí, ahora que recuerdo, era bastante más difícil ligar allí. Tal vez nos relajábamos demasiado en las formas...

Celtas Cortos – Tranquilo Majete (por Spotify)



Letra de la Píldora.


Hasta la próxima.