lunes, 31 de enero de 2011

Come Together, Cassandra Wilson y Dianne Reeves, 1996



La Píldora de hoy se la podéis agradecer a mi amigo y compañero de trabajo Albert, el mismo que no cejó hasta que el bueno de Tom Waits entró en la nómina de este blog. Por suerte para él, en esta ocasión no ha tenido que esperar tanto...

Y es que esta mañana, mientras estábamos dándole a las teclas del ordenador, se me acercó un momento y me dijo algo así como "tú que conoces a Robbie (Robertson, el líder de The Band), escucha esto". Y me puso en el Spotify una magnífica versión de su clásico The Weight -que prometo dejar por aquí en muy breve- interpretada por una cantante de jazz que yo no conocía.

Y no la conocía por pura ignorancia, las cosas como son. Porque no se trataba de una neófita, si no de toda una veterana que lleva editando álbumes desde los años ochenta. Por supuesto, me refiero a Cassandra Wilson. He de decir que, por lo menos, conmigo funciona perfectamente la máxima del "más vale tarde que nunca", así que tras escuchar su versión de The Weight, y quedar impresionado por la tremenda voz de la norteamericana, escuché un par de recomendaciones más... y luego opté por ampliar conocimientos por cuenta propia.

Y así llegué a esta gran versión del Come Together de los Beatles que grabó en 1996 con la no menos insigne Dianne Reeves. Dicho tema estaba incluido en el álbum Strawberry Fields, un proyecto que el músico y productor Bob Belden montó con varias versiones jazzísticas de canciones de los de Liverpool.

Y sin más os dejo que os sumerjáis en la interpretación doble que se marcan las dos artistas, Reeves a la izquierda y Wilson a la derecha a golpe de vozarrón y cigarrillo. Sencillamente, espectacular.



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 30 de enero de 2011

Highway Star, Deep Purple, 1972


Una de las mejores canciones de la historia del rock duro: esta es la mejor definición que se puede hacer de Highway Star. Porque se sea heavy o no, es indudable que estamos ante un tema al que, en sus más de seis minutos, no le sobra ni una sola nota. Y eso que incluye nada menos que dos solos, uno de ellos... de órgano.

Paradójicamente, para ser una de las canciones seminales del hard rock -para muchos se trata de un antecedente del que luego sería llamado speed metal- nunca fue lanzado como single. Como muchos otros grupos de los años setenta, Deep Purple planteaba sus álbumes como unidades de promoción en sí, mucho más allá del tradicional concepto de LP basado en la agrupación de uno o varios singles de éxito junto a numerosos temas de relleno. Así que nuestro magnífico tema se quedó sin su pequeña parcela de fama en listas.

Sin embargo, partiendo de lo anterior, ¿cómo llegó a ser un tema tan conocido? La causa hay que encontrarla en su inclusión dentro del histórico álbum de 1972 Machine Head, uno de esos que caen en todas las listas de discos "imprescindibles" habidas y por haber. De aquel álbum cargado de buenísimas canciones sólo se sacaron dos sencillos, uno de ellos otro clásico absoluto, Smoke On The Water. No hizo falta más: alcanzó el primer puesto de las listas de LP's británicas, y el séptimo de las estadounidenses.

Personalmente, si tuviera que quedarme con alguna parte del tema de hoy sería con su espectacular sólo de órgano. En él, el teclista John Lord, de orígenes y aires sinfónicos, consiguió lo que parecía imposible, aunar el sonido clásico (el grupo llegó a decir de la canción que había querido tener un estilo a lo Bach) y una potencia extraordinaria propia del más acerado rock duro. Con todo, también os recomiendo prestar atención al magnífico solo de guitarra del ínclito Ritchie Blackmore.

He de advertir para los no iniciados en el tema de hoy (si los hubiera), que el vídeo recoge un directo en Copenhague en 1972. La actuación es soberbia, aunque en algunos pasajes de los solos se toman ciertas lógicas licencias. Si queréis escuchar la canción tal y como quedó en estudio, el vínculo a Spotify os será más recomendable... o bien las decenas de montajes fotográficos caseros que campan por Youtube. Vosotros mismos.

Y aquí os dejo a solas con este monstruo. No os preocupéis demasiado si no entendéis la letra: nunca fueron el fuerte de los Deep Purple, así que afinad vuestro inglés mejor con otra cosa. De todas formas, por si tenéis alguna curiosidad al respecto, la canción está dedicada a un coche que, por lo visto, corre que se las pela. La hostia lírica, vamos. Menos mal que, por lo menos, musicalmente se marcaron todo un diez.



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

sábado, 29 de enero de 2011

DARE, Gorillaz, 2005



¡Tema ideal para un sábado justo antes de salir de noche! Y además, todo un número uno: de hecho el único que los muchachos digitales creados por Damon Albarn y el dibujante Jamie Hewlett han alcanzado hasta hoy en Gran Bretaña.

Como no hará falta que os diga, se trata de un tema dance de clara inspiración retro, y que estuvo entre los más pinchados hacia finales de 2005 y 2006, como mis ya por entonces escasas incursiones nocturnas pudieron constatar. Además, fue el responsable de que mantuviera mi afición (y mis compras de CD) por los Gorillaz tras el gran primer disco que sacaron en 2001, aquel homónimo que incluía a las estupendas Clint Eastwood y 19-2000.

Por supuesto, como sucede en todos los singles de Gorillaz, el punto fuerte está en los videoclips, donde pueden observarse a sus componentes en acción. En este caso, el protagonismo casi total del mismo es de Noddle, la chica japonesa que aporta la voz femenina a la peculiar formación... y de una enorme cabeza sin cuerpo perteneciente al histórico líder de los Happy Mondays, Shaun Ryder. Tal vez lo de descuerparlo fuera para disimular los kilitos de más del susodicho, que los años no perdonan...

En fin, como os decía al principio, música para un sábado justo antes de salir. Que es lo que pienso hacer si el tiempo y la afición lo permiten.

Gorillaz – DARE (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 28 de enero de 2011

Africa, Toto, 1982



Hace pocos días, mientras estaba poco menos que holgazaneando de noche por la red, tuve una conversación telemática con mi sobrino Gabi, que tuvo un cierto punto divertido. Para empezar, os diré que el muchacho tiene 16 años, y está en plena efervescencia musical de la misma forma que un servidor lo estuvo veinte años atrás a la misma edad.

En su caso, además, acompaña esta efervescencia con más horas de práctica a la guitarra eléctrica que las que tiene el día. También me recuerda, en cierto modo, a mí mismo a su edad, tan sólo que variando el instrumento (estaba a punto de estrenar mi por entonces flamante Casio Tone Bank MA-120 de 49 teclas) y con muchas menos horas de práctica y pericia por mi parte.

Como sea, la conversación se inició con un "¿conoces a Steve Lukather?". A mí me sonaba al todavía guitarrista de los Toto, una de las formaciones más populares de finales de los setenta y principios de los ochenta. Y así se lo indiqué. A continuación, me pasó un vínculo a un vídeo de Lukather donde, según las palabras de mi sobrino, había escuchado poco menos que el mejor solo de su vida.

Con curiosidad, allá que me fui a ver qué tal era. Mi sorpresa fue cuando vi que en el clip el guitarrista de los Toto interpretaba en un concierto una versión de... ¡While My Guitar Gently Weeps! Cuando le dije de quién era el original (los Beatles) y quién tocó el magnífico solo del mismo (Eric Clapton) casi tuve la sensación de haberle abierto al chaval las puertas del paraíso.

Qué curiosos pueden ser los caminos del crecimiento musical, ¿no? Mientras que yo tardé algún tiempo en saber quiénes fueron los Toto (ya no os digo su guitarrista) tras dominar con 16 años la práctica totalidad de la discografía de los Beatles, mi sobrino llegó antes al propio Steve Lukather que a uno de los temas más celebrados de la historia del rock. Como podéis ver, se está formando un futuro monstruo del rock en ciernes, que, además, toca la guitarra de coña. Ríanse ustedes del que firma esto.

Toto – Africa (por Spotify)

PS: un apunte sobre el tema, por aquello de que es lo que toca. Junto a Hold The Line, Africa es, posiblemente, el tema más conocido de Toto, sobre todo a esta parte del charco. Incluido (por los pelos) en el álbum Toto IV, consiguió el único número uno de la formación en Estados Unidos. Como curiosidad, el propio Lukather nunca tuvo una gran opinión del mismo. No se sabe si fue por su compleja grabación o porque lo que es de guitarra, la canción iba más bien escasa, a diferencia de lo habitual en la discografía de la banda. A vosotros os dejo dirimir la cuestión.

Os dejo ya con el vídeo, una especie de Jumanji ochentero y bibliotecario...



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 27 de enero de 2011

You Ain't Seen Nothin' Yet, Bachman Turner Overdrive, 1974



Los más rockanroleros habréis reconocido el tema de hoy nada más ver el título. En cuanto a los demás, bien, tendréis que esperar al estribillo para daros cuenta de que la canción que tenéis delante la habéis escuchado alguna vez que otra... y aún alguna más.

Aproximadamente al mismo tiempo en el que este redactor hacía su primer y llorón acto de presencia en este mundo, unos canadienses de nombre largo y poco fácil de pronunciar para los españolitos de a pie lanzaban el que a la postre sería uno de los singles más vendidos de 1974 a ambos lados del Atlántico, You Ain't Seen Nothing Yet.

Dicho tema sería el único con el que los Bachman Turner Overdrive (nombre generalmente abreviado como BTO para comodidad del aforo, y abriendo una moda de siglas que treinta años después haría furor en la vulgar España televisiva de los 2000, léase GH, FoQ o UPA, entre otras paridas varias) llegarían al número uno en Estados Unidos. Sin embargo, para varios miembros de la formación no era la primera vez que probaban dicha sensación. Varios venían de una mítica banda de los sesenta, The Guess Who, con la que se habían marcado otro tanto similar con su potente American Woman.

Debo decir que el tema de hoy se lo debía al amigo Brighton 64, lector y comentarista de abolengo y conocimientos profundos en la materia. Tanto le gusta, que incluso tiene la portada del disco que veis más arriba como ¡foto del perfil de Facebook! Genio y figura.

En fin, es el momento de que os pongáis en materia, y que unos repaseis este clásico absoluto, y otros recordéis su famoso estribillo. Ciao...

Bachman-Turner Overdrive – You Ain't Seen Nothing Yet
(por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

miércoles, 26 de enero de 2011

La muralla, Quilapayún, 1969



Pues sí, por si no lo sabíais, La muralla ¡no es de Ana Belén! Es cierto que ella (primero en solitario y luego con Víctor Manuel) la popularizó enormemente en España, pero para cuando la grabó en 1976, ya hacía siete años que los chilenos Quilapayún habían convertido el célebre poema del cubano Nicolás Guillén en la bellísima canción que todos conocemos.

¿Quiénes era -son- los Quilapayún? A mediados de los contestatarios años sesenta, los hermanos Julio y Eduardo Carrasco, junto a Julio Numhauser, montaron un trío cuyo fin era seguir las corrientes del folklore latinoamericano de una forma innovadora. En breve la formación se incrementaría hasta los ocho integrantes, y llegaría a contar con la dirección artística de nada menos que Víctor Jara.

Por supuesto, nadie debe de sorprenderse a esta altura del post que Quilapayún era una formación poco neutral políticamente hablando. Desde sus inicios, se posicionó en la izquierda y durante el gobierno de Salvador Allende incluso se convirtieron en embajadores culturales de Chile... hasta el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 (ya veis, todo lo malo se concentra en el calendario... glups, ahora que lo pienso). Afortunadamente para el grupo, el hecho les cogió en Francia, y allí se inició un largo exilio que acabaría años después con la escisión de la formación y la vuelta de una de las partes a Chile a finales de los ochenta.

En 1969, la banda publicó su LP Basta, en el que se incluía esta particular (y acertadísima) visión del "Reservado el derecho de admisión" que era La muralla. Y que os dejo escuchar ya. Que cada uno deje entrar o mantener fuera de su muralla a quien más guste. Yo, por mi parte, lo tengo clarísimo, y más en los tiempos que corren.

Quilapayún – La muralla (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 25 de enero de 2011

Human, The Killers, 2008


Para agosto de 2009, mes en el que se inició esta historia pildorera, todavía era facilísimo escuchar por la radio y la televisión el tema de hoy, uno de los más populares de aquel año a este lado de las fronteras. De hecho, el anterior post de The Killers data precisamente de aquellas fechas, y fue en cierto modo inspirado por la enésima programación de Human a través de la emisora del coche.

Human es una canción algo extraña dentro de la discografía de The Killers, uno de los grupos favoritos de la década pasada por parte de quien escribe, a no demasiada distancia de Muse y MGMT. Ciertamente, utiliza las guitarras y los sintetizadores, y hasta aquí puede parecer parte del estilo habitual del cuarteto de Las Vegas (¿veguenses?¿vegasianos?¿o, simple e inadecuadamente, veganos? pregunto tras diez minutos de inutilísima investigación).

Y es que la primera vez que escuché el tema, pensaba que era una remezcla o algo por el estilo, ante tanto aire discotequero, ochentero y new allí concentrado. Pero no, tal era que así en la versión original. Los numerosísimos remixes (y lógicos, con tal punto de partida) vinieron después.

Si bien en Estados Unidos el single tuvo una acogida moderada fuera de los circuitos discotequeros, en Europa fue un bombazo, con sendos números uno en España y Noruega, y Top 10 en casi el resto del continente. En este sentido, fue sintomático que el estreno mundial del tema, en septiembre de 2008, fuera en Gran Bretaña.

Y una nota adicional para frikis: por lo visto, para algunos, la letra del tema se inspira en textos de Nietzsche. Personalmente, no lo veo por ninguna parte, pero también es cierto que nunca invertí demasiado tiempo en la filosofía de éste: preferí seguir una juventud un poco más convencional. De todas formas, si hay alguien que quiera defender dicha extraña tesis, éste post es su lugar. Lanzado queda.

The Killers – Human (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 24 de enero de 2011

Eres tú, Mocedades, 1973


Si no fuera por el Mediterráneo de Serrat, posiblemente Eres tú sería la canción que mejor representaría al pop español de los años setenta en términos generales. Debo admitir que todavía hoy, al arrancar la sección de vientos que da inicio al tema, me da un nosequé que me empuja a escucharlo entero. Como si no lo hubiera oído nunca desde que calzaba zapatos...

Huelga decir que, en España, Eres tú llegó a ser un éxito absoluto de las mayores dimensiones. Pero además, se convertiría en uno de los temas en español con más impacto en el extranjero aún a día de hoy. Sólo Mocedades ya grabaría la canción en seis idiomas -castellano, inglés, francés, italiano, alemán y vasco- y, hasta la actualidad, se cuentan varias decenas de versiones, incluyendo algunas tan exóticas como en vietnamita y en afrikaans, el idioma de los descendientes de los colonos holandeses en Sudáfrica.

Por si lo anterior pareciera poca cosa, la canción llegaría a entrar en las listas del Billboard norteamericano, pero no en plan pobre: escaló hasta nada menos que el puesto noveno del chart, y todavía en la actualidad es el único tema español íntegramente en castellano en colarse en un Top 10 de aquella parte del Atlántico.

No obstante, para la mayoría, Eres tú acabaría asociada perennemente a la memoria por su aparición en el Festival de Eurovisión de 1973, celebrado en Luxemburgo. Allí se quedó en un segundo puesto tan sólo detrás del país anfitrión, y sacó la mayor puntuación que jamás España haya conseguido en una edición del Festival, La, la, la incluido (aunque, para ser justos, el sistema de puntuación era muy diferente en 1968, y habían menos países...).

Justicia eurovisiva mediante, más allá de aquel segundo puesto, el enorme impacto del tema hizo que cuando recientemente Eurovisión hizo una selección de los mejores temas que habían desfilado por la historia del Festival, Eres tú terminara en un gran quinto puesto. Se desconoce el lugar en el que quedó la canción de Luxemburgo. De hecho sí que se conoce: no llegó a clasificarse entre ninguna estas mejores... (¡lo siento, debía decirlo, debía decirlo...!)

Visto todo lo anterior, sólo me queda hacerme una pregunta: ¿sabía Franco que estos tipos eran vascos?


Videos tu.tv

Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 23 de enero de 2011

Sadeness (Part I), Enigma, 1990


Décadas como los setenta o los ochenta han pasado a la historia en buena parte por sus excesos estéticos y visuales. Y, por supuesto, por una música que, con bastante frecuencia, también caía en dichos excesos cuando se trataba de crear grandes hits.

Esto hizo que, en comparación, la década siguiente, los noventa, fuera todo un canto a la moderación. O eso creíamos los que en ella participamos como generación de referencia. Sin embargo, a medida que ésta se aleja en el tiempo, es mucho más fácil ver como, incluso en ella, también abundaban los fenómenos, digamos, extraños.

Uno de ellos no se hizo esperar demasiado en el tiempo. Porque, ¿no os acordáis de cuando se pusieron de moda los discos de música gregoriana, con o sin chunta-chunta de fondo? ¿Tanto que hasta el Papa acabaría grabando discos al respecto, rosarios incluidos?

Los responsables de todo aquello fueron unos alemanes a los que les dio por combinar la música gregoriana con los ritmos discotequeros. A finales de 1990 publicaron su primer disco, titulado MCMXC a.C. (el año en latín). Como single principal de apoyo lanzaron este popularísimo Sadeness (Part I), en el que a los tipos se les ocurrió mezclar gregoriano, discoteca y un ambiente cargado de sexualidad que dejó a todo quisque bastante alucinado.

Y, agradecidos todos ante tamaña alucinación, compró el disco hasta el tate: alcanzó el número uno en no menos de quince países, y en los demás se quedó prácticamente a las puertas. Aunque para agradecidos, los que decidieron el estilismo de las tiendas Natura: con un disco de gregoriano y sobredosis de incienso en el aire, éstos si que hicieron milagros vendiendo poco menos que souvenirs durante aquellos moderados y prudentes años que fueron los noventa. ¿O no?

Enigma – Sadness Part I (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

sábado, 22 de enero de 2011

She Drives Me Crazy, Fine Young Cannibals, 1989


Hoy es uno de esos días en los que la ADSL se comporta como aquellos coches de Europa del Este, a trompicones y sin ninguna gracia. Una muestra del avance tecnológico de las empresas de Internet de nuestro país. Por lo tanto, haré lo que pueda mientras me deje la conexión: disculpadme la posible mala sintaxis producto de la velocidad a la que debo escribir para compensar la falta de la ídem en mi Internet.

Así que al turrón. Sin duda alguna, todos conocéis a los Fine Young Cannibals. Su paso por el mundo discográfico fue bastante fugaz, ya que durante el tiempo en que estuvieron activos no fueron excesivamente prolíficos en trabajos. Como muestra de ello, mientras que su primer disco, Fine Young Cannibals, fue lanzado a finales de 1985, hubo que esperar a inicios de... ¡1989! para su segundo (y último, además) larga duración, The Raw And The Cooked. Casi a la altura de Michael Jackson, desde luego...

Es menester decir que rentabilizaron enormemente su trabajo. Si Fine Young Cannibals había tenido buena acogida e incluso había dispuesto de un par de singles con muy notable éxito (un cover del Suspicious Minds original del Elvis Presley, y la estupenda Johnny Come Home), The Raw And The Cooked lo superó ampliamente, hasta llegar a ser uno de los álbumes más populares de la ya casi finiquitada década de los ochenta.

De este disco salieron varios temas que acabarían convirtiéndose en bombazos. Uno de ellos, y posiblemente el mayor hit de todos, fue She Drives Me Crazy. Sus ventas fueron tremendas y, paradójicamente, mucho mayores en Estados Unidos que en Gran Bretaña -país del que procedía la formación-: incluso alcanzó el poco accesible primer puesto del Billboard.

Sin más preámbulos, aquí lo tenéis para recordarlo un momento. Yo, por mi parte, celebro poder haber terminado la Píldora a pesar de los intentos de la compañía de ADSL por que no fuera así. Con un par.


Hasta la próxima.

viernes, 21 de enero de 2011

Try A Little Tenderness, Otis Redding, 1966


En cierto modo, hoy no os he traido a un Otis Redding, si no a dos. Por un lado, al baladista soul a la altura del genial Sam Cooke; por el otro, al feroz soulman que no desmerecía en nada al inefable Wilson Pickett. De esta forma, he querido compensar la imperdonable demora por no haber destacado antes al protagonista de la Píldora que tenéis delante.

Por supuesto, la culpa de la no aparición previa de Otis sólo es achacable a la tozudez de mi persona. Asociado perpetuamente a (Sittin' On) The Dock Of The Bay, quería empezar el periplo del cantante por este blog con su otra faceta menos conocida para el gran público actual: la de arrollador héroe del soul. Y para tal fin, esperaba la aparición de algún clip con la enorme Hard To Handle.

Y esperé, y esperé. Y cuando hube esperado, volví a esperar un poco más. Hasta que al final, tuve que rendirme: a este paso, hubiera supuesto tal vez la Píldora número 11.578, más o menos, tras varias de Bisbal, Bustamante e Il Divo, por lo menos (¡para entonces, hasta estos nombres pudieran haber lanzado algo decente, con perdón!). Vamos, lo que se diría un escándalo.

Y rendido, opté por este second best. La primera vez que escuché Try A Little Tenderness no fue de la mano de Otis Redding, si no de la de un grupo ficticio creado para una película, The Commitments, allá por 1991. Recuerdo perfectamente cómo se me enganchó de forma impenitente, especialmente su potente segunda mitad.

Casi en seguida supe que el tema no era de aquellos Commitments -ni mucho menos creado expresamente para la película- al escucharlo de la mano de Otis por la radio. Eso sí, admito que la versión que oí de éste -que era la del single- me llamó menos la atención, puesto que abreviaba excesivamente justo la parte de la canción que más me gustaba, su tercio final.

Por lo tanto, no la tenía en nómina inicialmente para este blog, al menos para sustituir a Hard To Handle... hasta que me topé con el vídeo que tenéis más abajo, grabado durante la gira que la discográfica Stax -a la que pertenecía Redding- hizo por Europa en 1967. Y ahí... vaya si salía la bestia que el tipo llevaba dentro. Hasta el punto de convencerme de traer hasta aquí el tema. Por fin, Otis habemus.

Ups, una cosa más: por si alguien tiene curiosidad al respecto, Try A Little Tenderness tampoco es un tema original de Redding. De hecho, es mucho anterior a él. Tanto como que se compuso en 1932, para la Ray Noble Orchestra. De hecho, ha recibido una cantidad indecente de versiones: Bing Crosby, Frank Sinatra, Nina Simone, Percy Sledge, Tina Turner... y la de hoy, por supuesto. Que, insisto, os recomiendo en el directo del clip.

Otis Redding – Try A Little Tenderness (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 20 de enero de 2011

Praise You, Fatboy Slim, 1999


Voy un poco justo de tiempo, así que apenas podré extenderme... no obstante, para que no decaiga el ambiente, os dejo con este número uno absoluto de Fatboy Slim, alter ego del ex Housemartin Norman Cook. Praise You, lanzado como single apenas comenzado el año 1999, fue el tercer y más exitoso de los singles que colocaron a You've Come A Long Way, Baby como uno de los grandes álbumes de finales de los noventa. Una buena razón para destinarle una Píldora.

Y además, anda que no he bailado yo esto ni nada.

Fatboy Slim – Praise You - Full Version (por Spotify)

PS: atención al gran y peculiar clip, dirigido (y cameado) por el ínclito Spike Jonze, responsable de aquella original peli que era Being John Malkovich. Y de una legión de vídeos musicales, varios de los cuales ya han pasado por aquí: Sabotage, de los Beastie Boys, It's Oh So Quiet, de Björk, Buddy Holly, de Weezer o Weapon Of A Choice, del mismo Fatboy Slim. Cuatro cosas, vamos.



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

miércoles, 19 de enero de 2011

Blade Runner (End Titles), Vangelis, 1982


Recuerdo perfectamente haberme muerto de ganas de ir al cine allá por el verano de 1982 cuando estrenaron la hoy celebradísima película de Ridley Scott, Blade Runner. Lástima que tenía casi ocho años y que en los pases de matinée en Puente Genil -donde me encontraba residiendo por entonces- más bien ponían cosas del tipo Spiderman (sí, por entonces ya había una peli del hombre-araña), mucho más propias de aquella edad. Así que me quedé sin ver en aquel momento la que prometía ser una gran peli "del espacio", que era como se llamaban a los films de ciencia-ficción.

Ello tuvo un curioso efecto secundario en lo musical. Como tardé varios años en ver Blade Runner, mi primer conocimiento consciente del tema de hoy vino de la mano de la televisión. Palabrita que la primera vez que escuché End Titles estaba convencido de que había sido compuesto expresamente para la sintonía de... En Portada, si muy mal no recuerdo (Juanjo, corrobóramelo, hombre...). Eso sí, en honor de Vangelis (al que no sabía aún autor de la pieza) he de decir que mi opinión era la de una brutal sintonía para un programa de la tele.

Por supuesto, no tardé demasiado en desfazer el entuerto, justo por el mismo tiempo en el que leía ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? (la novela de Philip K. Dick en la que se basó Blade Runner) en aquella colección de novelas de ciencia-ficción que editaba Orbis, de color azul y plateado. Como apunte, años después reencontré aquel ejemplar, que se encontraba, precisamente, en Puente Genil.

Historietas aparte, End Titles se acabaría convirtiendo en todo un clásico no ya sólo a nivel cinematográfico, si no a nivel popular, así como uno de los muchos temas de referencia de la discografía de Vangelis.

Como curiosidad relacionada con la composición, no fue editada en disco en su forma original hasta nada menos que 1994. Lo que se publicó en 1982 como apoyo discográfico del film fue una versión orquestada de la banda sonora (es el disco que podéis ver en la imagen), en el que no se incluían las composiciones tal y como las grabó el músico griego.

Y os dejo ya, que me parece que he visto atacar naves en llamas más allá de Orión.

Vangelis – Blade Runner - End Titles (por Spotify)



Letra de la Píldora (!!!)

Hasta la próxima.

martes, 18 de enero de 2011

Levitate Me, Pixies, 1987


"Empieza por el último tema" fue el sabio y desinteresado consejo que un amigo compañero del instituto me dio hacia tercero de BUP cuando me facilitó un cassette de un grupo que había escuchado de nombre pero poco más.

Aquel cassette -que todavía conservo por ahí- incluía dos álbumes enteros de los Pixies, así como cuatro canciones adicionales al final de una de sus caras, a continuación del LP Surfer Rosa, si mal no recuerdo. Estos cuatro temas formaban parte de un EP titulado Come On Pilgrim, anterior al mencionado LP, y que había supuesto el primer lanzamiento al mercado en la carrera de los Pixies, allá 1987.

En un principio, no pensé en hacer caso al consejo de mi amigo. Así que comenzó a sonar la cinta por el inicio, como suelen hacer todas las cintas si se les deja hacer. Sin embargo, cuando empezó a sonar Bone Machine, primer tema del Surfer Rosa, he de admitir que la cosa no funcionó demasiado bien. Pasé directamente al segundo, Break My Body... y no prosperó mucho más. Visto lo anterior, decidí hacer uso del consejo recibido, y le metí un FFW al cassette hasta el mismo final de la cara (¡lo cual hizo que, paradojas, pasara de largo y por encima de la espectacular Where Is My Mind!)

Rebobiné un poco y... ahí sí que me quedé. Sonaba la espectacular Levitate Me, una canción que mantenía la tensión como las anteriores, pero con un ritmo y una melodía fantásticas. Quien hacía algo así tenía que ser bueno de veras. Y tras repetir el tema unas cinco o seis veces consecutivas, decidí explorar el resto de la cinta con un poco más de entusiasmo.

Y tanto tuve, que me duró hasta hoy.

Pixies – Levitate Me (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 17 de enero de 2011

I'd Love To Change The World, Ten Years After, 1971


Este mediodía he visto una noticia en televisión según la cual cierto monumento en Galicia, inaugurado hace unos cuatro años, estaba abandonado y destrozado. Debo admitir que la información me conmovió: más allá de los 60.000 euros que había costado (¡para un montaje que decían que era "temporal"!) aquella estructura volcada sobre el suelo y deshaciéndose en un vertedero se había inaugurado con un preciso simbolismo. Representaba el poder del pueblo en la democracia. Muy gráfico.

En estos tiempos de crisis es muy frecuente escuchar cómo la opinión que despiertan los políticos se degrada día a día. Para mí, que la sigo desde un poco más adentro que desde la barrera (aunque sin haber llegado a coger la alternativa), ello me deprime muchísimo. Resulta que en vez de generar más confianza y ejercer de líder en tiempos difíciles, la figura del político se asocia cada vez más a aquella tristísima máxima según la cual, el que sirve, al trabajo, y el que no, a la política.

Por supuesto, lo anterior sólo es culpa de una parte del personal que campa en política. Ciertamente, abundan los oportunistas y caraduras, y existe más de un caso de amigos de lo ajeno. Y también hay gente de diez, esa mayoría esforzada y con vocación de servicio público, pero que queda eclipsada en el día a día. ¿La solución? En un mundo ideal, no deberían mantenerse al margen de la política los capaces y honestos. Antes bien lo contrario, deberían erradicarse de manera implacable y feroz todos los que la indignifican con sus actuaciones y dejar su espacio para los primeros. Su castigo: la prohibición perpetua para el ejercicio de lo público. En un mundo ideal.

El tema con el que he querido ilustrar lo anterior es uno de esos que ponen los pelos de punta al escucharlo. En 1971, los británicos Ten Years After estaban en la cresta de la ola, y su rock duro de aires blues colaba disco tras disco en el Top 40. Aquel año sacarían el que terminaría siendo su mayor hit, I'd Love To Change The World, una poderosísima balada de utopía y de desesperación.

Pero no quisiera terminar con esta última idea. Entre todos, podemos cambiar el mundo. Pero no puede faltar nadie.

Ten Years After – I'd Love To Change The World (por Spotify)

NOTA: El único clip con la formación original tocando el tema es el que podéis ver a continuación. Sin embargo, la calidad del sonido no es muy buena, y se termina antes de lo debido. Por ello, si queréis escuchar el tema completo con mejor audio (y no tenéis Spotify) podéis hacerlo en este link.


Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 16 de enero de 2011

So Young, Suede, 1993


Si no hay ninguna duda sobre quiénes fueron los dos grandes grupos del britpop, Blur y Oasis (y por ese mismo orden, como ya es mi conocida opinión), los terceros en discordia del movimiento musical con capital en Camden Town tampoco suscitan demasiados debates.

Lo peculiar del caso es que Suede pudo llegar a ocupar cualquiera de los dos lugares de honor que las anteriormente citadas bandas acabaron consiguiendo. Y es que un single suyo de la primavera de 1992, The Drowners, junto a otro de Blur apenas mes y medio anterior, Popscene, tienen el honor de ser los temas fundacionales de la posterior avalancha brit.

De hecho, realmente, Suede fueron los primeros en obtener una gran fama a escala nacional en las Islas Británicas. The Drowners estaba incluida en el que sería el primer LP de la banda, y para cuando éste se lanzó en marzo de 1993, ya eran tres los singles que habían preparado el terreno. Así que no es de extrañar que Suede -tal era el título del álbum- acabara siendo el disco de debut más vendido de la historia del Reino Unido.

El tema de hoy era el cuarto y último single de aquella magnífica colección de temas incluidos en Suede. Y, si me permitís la opinión, mi preferido y el mejor de todos, con su inconfundible aire al mejor Bowie de 1972. Cuando escuché So Young allá por el verano del 93, me quedé totalmente hipnotizado, tanto o más que con los singles previos. Así que acabé yendo a discos Balada (o Castelló, no lo recuerdo bien) y haciéndome con el CD que tengo hoy en el comedor de casa y justo delante de mí en este momento.

Disco que me voy a pasar en un momento al iPhone, por cierto, para tenerlo a mano cuando esté por ahí. Nos vemos...

Suede – So Young (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

sábado, 15 de enero de 2011

En blanco y negro, Barricada, 1991


Esta tarde he ido a cortarme el pelo a una de esas cadenas que han hecho del Unisex la principal característica de los establecimientos capilares. En ocasiones, paso el tiempo leyendo, pero con frecuencia me dedico a departir con la peluquera que me toca, a la usanza de las antiguas barberías... aunque lógicamente, cambiando notablemente el tercio temático. Entre otras cosas, porque las revistas disponibles no son las mismas que las que tenía el bueno del barbero (aunque aquí también tengan El Jueves)

Como sea, ha resultado que la peluquera que me ha asistido hoy procedía de Cornellà de Llobregat (el municipio vecino de Sant Joan Despí, mi antigua residencia), y aunque era un poco más joven que yo, no lo era tanto como para no tener ciertos referentes comunes del ocio nocturno de la población del Baix Llobregat. Así, fue inevitable referirnos al celebrado Tijuana, así como a otros establecimientos de ruido y jaleo vario.

Y, por supuesto, a la música que ponían en ellos. Entre otras canciones, una de las rememoradas fue la que tenéis delante, de las más recurrentes entre los disc jockeys de aquellos garitos de cervezas y rock. Y es que cuando ponían En blanco y negro, la parroquia alzaba la voz para su recordado estribillo, y entraba en poco menos que éxtasis litronero-coleguil cuando sonaba la parte aquella en la que la letra decía cerca del final "porque sé que es un baile salvaje, combate a mala cara, veo todo en blanco y negro, blanco y negro...". Uf, memorable.

En blanco y negro acabaría siendo el tema más celebrado por el gran público de la carrera de los Barricada. Ello, en buena parte se debió a que supuso un cambio musical respecto a los trabajos anteriores de los pamploneses, más ásperos y duros que Por instinto, el álbum en el que estaba incluida la canción.

Y una cosa más. Cuando sonaba esto, me era inevitable durante un momento recordar aquel Paint It Black de los Rolling Stones, pero en la versión que más le gustaba cantar a mi padre, la de Los Salvajes: "no sé que pasa, que lo veo todo negro...". Y más o menos con la misma edad que yo cuando berreaba Barricada. Un cuarto de siglo no es nada, en el fondo.

Barricada – En Blanco Y Negro (por Spotify)



Letra de la Píldora
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Hasta la próxima.

viernes, 14 de enero de 2011

Tomorrow, The Communards, 1987


Hoy ha aparecido en el telediario una peculiar noticia según la cual, seis de cada diez llamadas al teléfono contra la violencia de género (nota: el 016) era hecha por hombres previsiblemente maltratadores que se dedicaban a insultar a las telefonistas que descolgaban el teléfono.

Hay que decir que, más allá de la cafrada que supone el ocupar de esa forma las líneas de un servicio público por desgracia indispensable, la única lectura práctica que cabe desprender de allí debería ser de gran utilidad para las personas maltratadas, muy mayoritariamente mujeres. Y es que esa imbecilidad anónima por teléfono es toda una señal de la valentía que desprenden estos patanes. Así que al menor síntoma que detectéis de maltrato, parad los pies a quién lo cause de buenas a primeras. Y hacedlo de manera contundente, por la mayor. Veréis cuan cobardes pueden llegar a ser.

¿Y qué tiene que ver esto con el tema de hoy? A pesar de los aires pop y casi disco que desprende Tomorrow, describe fantásticamente bien el maltrato de género. Y lo hace de forma muy positiva: hablando del abandono que ella le hará mañana a él, por culpa de las palizas.

La canción -por cierto, mi preferida de los Communards- se lanzó en 1987 como primer single del álbum Red. Su impacto en listas fue notable, con un puesto 21 en Gran Bretaña, aunque en muy breve quedaría eclipsado por el mucho más festivo cover del Never Can Say Goodbye que Harold Melvin y luego Thelma Houston llevaron al éxito en los setenta.

Entre nosotros, no me digáis que a la mayoría no os ha sorprendido saber de qué iba realmente Tomorrow... De nada. Un servicio más de este humilde blog.

The Communards – Tomorrow (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

jueves, 13 de enero de 2011

Qualsevol nit pot sortir el sol, Sisa, 1975


Hoy he visto por la tele un anuncio de un programa de la primera cadena de televisión que pretende rescatar algunos de los anuncios más famosos que se han pasado durante las últimas décadas. Esto tiene algo de coña, en tanto los canales públicos estatales ya no emiten publicidad. Y lo admite con sorna en la promoción del programa: "los anuncios vuelven a Televisión Española". Impagable.

No obstante, la reacción que me ha despertado dicha promoción, en la que se incluían fragmentos de viejísimos anuncios, ha sido algo distinta. Junto a aquellos anuncios, me han venido a la cabeza los lejanos mediodías de la etapa escolar, en los que TVE hacía las que se llamaban (no sé si aún lo hacen) "desconexiones territoriales". En ellas, cada Comunidad Autónoma emitía programas propios.

Y de aquel recuerdo, me vinieron a la cabeza a su vez nombres que eran habituales en la televisión de entonces en Cataluña: Pere Tàpies (Què vol veure), Joan Capri (el impagable Doctor Caparròs) o Guillermina Motta (Les Guillermines del Rei Salomó) entre otros. Y este último programa me trajo a la mente -en un salto más- una grabación de un programa anterior de la misma Guillermina, en la que aparecía uno de los cantautores más inclasificables que ha dado Cataluña y, probablemente, Europa Occidental.

Mucho antes de que Florentino Pérez se apropiara de él, el adjetivo "galáctico" era patrimonio exclusivo de la serie Cosmos y... de Jaume Sisa, el autor del genial tema de hoy, En 1975 publicó el que todavía hoy se considera uno de los álbumes imprescindibles de la música moderna en catalán, con el surrealista título de Qualsevol nit pot sortir el sol ("Cualquier noche puede salir el sol").

En dicho álbum se incluían, entre otras joyas, dos temas que acabarían trascendiendo a su época. Eran la mordaz El setè cel y la que podéis escuchar y ver hoy, titulada precisamente como el LP. Hay que decir que era una canción que a los chavales nos gustaba escuchar cuando sonaba -años después de su lanzamiento, os recuerdo que en 1975 sólo tenía un año- ya que por ella desfilaban todos los personajes del cómic de entonces y de tiempo atrás. Y a algunos padres también: aquella referencia de "hacer humo con las tristezas" sonaba a porrete que ni os imagináis.

Y acabo ya antes de volver a dar un salto mortal más con la memoria que me conduzca a cualquier otro lugar más extraño todavía que el de hoy. No sin antes apuntar una última cuestión: aquellos programas de los setenta y ochenta serían más avanzados, pero el estilismo de los cantantes que salían era... mejor me callo. Menos mal que, por lo menos, eran buenos.

Sisa – Qualsevol nit pot sortir el sol (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

miércoles, 12 de enero de 2011

Piece Of My Heart, Janis Joplin, 1968


Hoy no se puede decir que haya sido uno de esos días de brillo y esplendor, precisamente, pero justo por eso creo que merece un colofón que le compense con las mejores vibraciones todo el débito anterior.

Y para ello, he escogido un inmenso tema del repertorio de la inmensa Janis Joplin. Lo que se dice dinamita, vamos. ¿Recordáis cuando hace casi un año traíamos por aquí la sobrecogedora Summertime? Pues bien, en el mismo álbum, Cheap Thrills, se incluía también otro de los grandes puntales del repertorio de la cantante tejana.

Para ser justos, el tema no era suyo. Originalmente había sido compuesto para la cantante soul Erma Franklin, con el que tuvo un cierto éxito en 1967. Un éxito que acabaría eclipsado para la historia cuando Janis Joplin, junto a su banda de por entonces, Big Brother & The Holding Company, lo versionaría a su muy particular manera.

Puede sonar extraño que una voz blanca interprete un tema soul de forma más convincente que una voz negra. Pero es exactamente lo que sucedió con Piece Of My Heart. Además, Joplin le imprimió ese toque blues tan propio, lo cual, junto a la potente instrumentación de acompañamiento, acabó consiguiendo que su versión pareciera casi un tema distinto al original.

No obstante, como sabréis desde luego, donde Janis Joplin brillaba con fuerza propia era en las versiones en directo. Allí es donde desplegaba su increíble arsenal con toda su potencia, lo cual trasladaba también a los miembros de su formación. Ello lo podréis comprobar contrastando la versión en vivo del clip -arrolladora de principio a fin- con la que grabó en estudio para el álbum, bastante más pausada.

Por mi parte, pienso terminar el día con la primera de las dos, y a toda mecha. Que al final parezca que ha sido un gran día.

Janis Joplin – Piece Of My Heart (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

martes, 11 de enero de 2011

Lovefool, The Cardigans, 1996


El hecho de que existan cantantes inventados por las discográficas para deleite del público infantil-adolescente-juvenil no me molesta. Antes bien, considero que cumplen su función, algo así como el fast-food del pop: insulso y con rápida sensación de hartazgo. El secreto está en dejar que fluyan por su camino, mientras que uno sigue por el suyo. Ciertamente, es una lástima que supongan una cuota radiofónica y televisiva inmensa y que plaguen los canales musicales, pero supongo que es lo que hay.

Este es el caso del ya en otra ocasión referido niño-flequillo Yastin Bíber. Es muy curioso ver como el personal -mayoritariamente femenino y adolescente- se derrite por sus casi infantiles huesos, pero eso mismo le llegó a suceder en tiempos a otros artistas de hoy mucho más renombre y alcurnia.

Lo que ya no es tan divertido es comprobar como el repertorio de estos artistas suele basarse con más frecuencia de la deseable en la vampirización de canciones mucho más respetables, y no a la manera y oficio de los DJ's, precisamente. Un ejemplo de éstos es el que escuché esta mañana por la radio de la mano del citado Bíber. Y es que me quedé con la cara de póker cuando, tras haberme marcado el objetivo de escuchar una canción suya entera por aquello de la curiosidad socio-musical, aparecieron en mitad de ésta los coros de... ¡Lovefool!. Si ya molesta algo como lo dicho más arriba viniendo de estos personajes, cuando además cogen una canción que te gusta, la cosa roza ya la indignación.

Para los pocos que no la recordéis del todo -y para los que no tengáis la edad de hacerlo-, Lovefool fue uno de los temas más radiados de 1997, e hizo mundialmente famosos a los suecos The Cardigans. Debe decirse que parte de aquella fama fue gracias a la inclusión del tema en la banda sonora del film Romeo+Julieta, la enésima adaptación cinematográfica del drama de Shakespeare.

Por mi parte, voy a intentar reproducir la canción de hoy por los auriculares unas diez veces (para empezar), a ver si se me pasa el susto de esta mañana.

The Cardigans – Lovefool (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

lunes, 10 de enero de 2011

Ni tú ni nadie, Alaska y Dinarama, 1985


Uno de vuestros comentarios, particularmente el del amigo ladrondeluces -cuyo estupendo blog os recomiendo, lo tenéis más abajo entre los destacados-, hacía referencia a un recuerdo vívido de niñez al respecto de haber visto en televisión en la Bola de Cristal al Último de la Fila tocar Insurrección. La verdad es que tiene mucha gracia ser consciente -antes de tener la edad mínima para hacerse con las cosas de la modernidad- de haber sido testigo de primera mano de una canción que, con el tiempo, sería patrimonio del común.

De esos casos todos tenemos, seguramente, algunos en la cabeza. Como en cierta ocasión referí, recuerdo perfectamente haber visto la primera actuación de Tino Casal interpretando Eloise, así como aquel Mi agüita amarilla de los Toreros Muertos (ninguna de las dos canciones presentes... todavía).

Uno de aquellos temas de visionado precursor -por asociación directa con la Bola de Cristal, aunque la canción es un poco anterior- es el famosísimo (pero famosísimo) Ni tú ni nadie de Alaska y Dinarama, allá por inicios de 1985 más o menos. Por entonces, el que escribe todavía no había cumplido sus primeros once años, pero daba igual. Fueron más que suficientes como para que la canción me gustara tanto que quedase inmediatamente grabada, hasta hoy, en esta cabecita que conserva aún -trabajosamente- la mayor parte de su cabello.

Ni tú ni nadie fue uno de los temas de la Movida más celebrados de aquel 1985. Debo decir que, en mi modesta opinión, perfectamente hubiera podido ser -sin aquellos arreglos de aire new wave y de petardeo- una canción de los años sesenta o hasta setenta por melodía y ritmo, al igual que sucedía con bastantes otros temas de aquel movimiento. Lo cual puede que explique el enorme éxito que causó en mí.

Porque lo anterior me encaja bastante con el que se iba conformando poco a poco como mi perfil musical: bien pensado, tal vez comenzaba a apuntar querencia (consciente) por los aires sesenteros o setenteros, no lo sé. Y tal vez la vieja cinta de mi padre de 1972 con Paul Mauriat interpretando a los Beatles estaba comenzando a hacer su efecto de manera más que visible, incluso a través de los peculiares caminos de la Movida.

Alaska Y Dinarama – Ni Tú Ni Nadie (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

domingo, 9 de enero de 2011

Jump, Van Halen, 1984


Manidísimo tema el de hoy, convendréis conmigo. Y, sin duda, junto a aquel The Final Countdown de los Europe, estamos ante los sintetizadores más célebres del... ¿heavy metal? Hace algún tiempo ya discutimos el asunto al respecto de la filiación heavy de los Van Halen, algo dudosa en mi opinión, incluso a pesar de la soberbia guitarra de Eddie Van Halen.

Si aquel debate tenía su justificación con la gran Dance The Night Away, con Jump la cosa se cae ya por su propio peso. ¿Puede considerarse rock duro el tema de hoy? No voy a volver a repetir aquella argumentación: antes bien, referiré hasta qué punto el asunto supuso no una mera disquisición teórica, si no una consecuencia mucho más real en el seno del propio grupo.

Jump, como bien sabéis, se convirtió en uno de los grandes temas de los ochenta, popularizando como pocos la estética de permanentes capilares y el sonido de guitarras -eso sí, debidamente domesticadas- en plena era del sintetizador. El secreto-truco: precisamente meter aquellos mismos sintetizadores como ejes de la canción.

Y ello fue más de lo que uno de los miembros de los Van Halen, según su propia versión, estuvo dispuesto a aguantar. David Lee Roth, vocalista y co líder del grupo junto a Eddie Van Halen, consideraba que el sonido de la formación había derivado demasiado hacia el pop (lo cual tenía su cosa, ya que él mismo tampoco haría gala después de un estilo excesivamente duro), y que era necesario volver a las raíces del hard rock. Todo ello, y la rivalidad entre ambos, acabaría provocando nada menos que la marcha de Roth poco tiempo después del enorme éxito de Jump.

Para que veais hasta dónde pueden llegar las desavenencias estilísticas... por más peluquería y mallas que se compartan.

Van Halen – Jump (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

sábado, 8 de enero de 2011

Xanadu, Olivia Newton-John y Electric Light Orchestra, 1980


Los más ortodoxos, sin duda, estaréis algo más que desconcertados con la Píldora de hoy, especialmente tras los merecidísimos elogios por parte de este redactor hacia el magnífico tema de ayer. Porque no nos engañemos, Xanadu es una canción pop tal vez muy agradable de escuchar, de esas que cuando suenan apetecen oir por lo simpático y tontorrón, pero comparada con Free Bird, pues hombre, la cosa pierde algunos enteros.

Con todo, tiene su justificación. Como regalo central de Reyes, Montse ha recibido unos chulísimos patines pero no de esos en línea, si no a la antigua usanza, con las cuatro ruedas de dos en dos. Bien, no tan a la antigua: suponen un increíble salto evolutivo con respecto a aquellos viejísimos patines que servidor tenía de niño, heredados de mi tío, con una base de metal y correas de cuero con las que fijabas tus propios zapatos.

Hay que decir que, como es de esperar, la flamante propietaria del regalo ha querido estrenarlos. Pero tras mucho tiempo sin práctica, ha preferido que la acompañara para evitar caídas mayores. Así que durante un rato de hoy ya me veis cual Sancho Panza a pie caminando esforzadamente tras los pasos de su acorazado caballero -señora con protecciones corporales varias, en este caso- por las calles del barrio de la Playa.

Lo mejor del caso es que la cosa promete alargarse varios días más, hasta que Montse coja algo más de soltura. Así que ya podéis imaginar hasta qué punto voy a acabar de patines, yo que hace 25 años que no me subo a unos, y no tengo la menor intención de probarlo en un futuro cercano.

¿Y qué tiene que ver todo lo anterior con la canción de hoy? Xanadu, interpretada conjuntamente por la por entonces megaestrella Olivia Newton-John y la Electric Light Orchestra, era el tema central de la película del mismo nombre. Y siempre tendré asociada su interpretación al número aquel que acababa convirtiéndose en todo un festival de patinaje sobre ruedas, tan del gusto de la segunda mitad de los setenta, y que podéis ver en el clip de más abajo.

Aquella misma época de la que procedían, precisamente, mis primeros patines. Y, hasta el día de hoy, los últimos.

Electric Light Orchestra & Olivia Newton-John – Xanadu (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

viernes, 7 de enero de 2011

Free Bird, Lynyrd Skynyrd, 1974


Probablemente, lo más usual para una primera Píldora de nuestros protagonistas de hoy, los norteamericanos Lynyrd Skynyrd, hubiera sido el celebérrimo Sweet Home Alabama. Sin embargo, a pesar de que se trata de una gran canción, me permitiréis la opinión siguiente: al lado de la que tenéis aquí delante, apenas puede comparársele.

Realmente, si Free Bird nunca hubiera sido compuesta, habría que inventársela. Y es que sólo puede definirse como uno de los tótems del rock sin ambages. Planteada inicialmente como una balada, su estructura in crescendo acababa transformándola en un potentísimo tema de rock duro en una espectacular sucesión de órgano, piano, guitarras slides y un larguísimo solo que tenía la rara virtud de no hacerse en absoluto largo o pesado.

Publicada inicialmente en 1973 dentro del primer álbum de la formación (aquel cuyo famoso subtítulo precisaba cómo debía pronunciarse el nombre del grupo, algo así como leh-nerd skin-nerd), se lanzó como single mucho más tarde, en noviembre de 1974. A pesar de que sus reultados en listas fueron relativamente discretos -apenas entró en el Top 20-, el tema iba a alcanzar muy pronto el estatus de clásico. Para cuando se volvió a editar en directo en 1976, de hecho ya estaba a punto de entrar en la leyenda.

Así que no es de extrañar que hoy esté considerada una de las canciones más valoradas de cualquier ránking de la música rock que se quiera preciar. Además, como prueba de su presencia en el imaginario popular dentro del mundo anglosajón, existe la recurrente broma por parte del público de pedir a cualquier artista sobre el escenario que se marque Free Bird. Lo cual, estoy convencido, mortifica a muchos de éstos últimos... especialmente si no son unos grandes virtosos.

Por lo demás, veréis en el clip una inmensa bandera sureña. Ésta, como símbolo oficioso de los estados del Sur, acompañaba a la banda en sus conciertos. Sin embargo, el origen de los Lynyrd Skynyrd, aún siendo efectivamente el Profundo Sur, no era el bayou, ni los parajes de Lo que el viento se llevó. En realidad procedían de la soleada Florida, en cierto modo muy diferente a sus vecinos de más arriba. Pero en la música, las apariencias cuentan...

Y os dejo ya con la canción. Espero que la disfrutéis al 100%... y bien cómodos. Porque dura un poco más que lo que suelen poner en los 40 Principales. Avisados estáis.

Lynyrd Skynyrd – Free Bird (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.