Un buen fin de semana es aquel que te hace olvidar -afortunadamente- los cinco días anteriores de la misma forma ques éstos consiguen -desafortunadamente- hacer olvidar al fin de semana. Por ejemplo, es aquel que comienza con una comida agradable en compañía ya el viernes a mediodía, y que sigue con una visita a una librería para perder buena parte de la tarde.
También lo es aquel que sigue el sábado con un rato de trabajo en el local del club con algunos conmilitones, para que esté a punto el día de su inauguración. Y si se le añade una sesión de relajación a primera hora de la tarde, ideal.
Además, si consigue que lo inesperado se haga realidad, dicho fin de semana ya es la bomba. Como, por ejemplo, si se coge esa misma tarde el coche y, gasolina mediante, se acaba cenando nada menos que... en Carcassonne, Aude, Francia. O si se da un primer paseo nocturno por la Cité medieval, y luego se duerme en un Château en las afueras de la ciudad, en un pueblecito llamado Palaja.
Tras lo anterior, no está nada mal levantarse al día siguiente para volver a pasear por la Cité hasta la hora de comer, para experimentar la curiosa sensación de degustar una magnífica Cassoulet -cocido/fabada tradicional del lugar- a las 12:30h, lo que para mí es antes de la hora del vermut. Y si el camino de vuelta a casa hace un alto en un pintoresco pueblecito del Languedoc junto a una marisma -Bages- para ser los únicos parroquianos que se toman un café en el peculiar café de la villa, el final es memorable.
En fin, imagino que la anterior es una buena forma de pasar dos días de la vida. Por lo demás, os dejo ya con el tema de hoy. Realmente, para ser sincero, no tiene demasiado que ver con la historia anterior, pero no dejó de sorprenderme que lo primero que me salió en el iPod del móvil al encenderlo en Francia fuera... este tema en francés del gran Johnny Hallyday (por cierto: una magnífica versión de... adivinad quién). Será cosa de ponerlo por estos lares, por si el karma o quien sea se pudiera molestar y no me deje repetir otro finde así...
También lo es aquel que sigue el sábado con un rato de trabajo en el local del club con algunos conmilitones, para que esté a punto el día de su inauguración. Y si se le añade una sesión de relajación a primera hora de la tarde, ideal.
Además, si consigue que lo inesperado se haga realidad, dicho fin de semana ya es la bomba. Como, por ejemplo, si se coge esa misma tarde el coche y, gasolina mediante, se acaba cenando nada menos que... en Carcassonne, Aude, Francia. O si se da un primer paseo nocturno por la Cité medieval, y luego se duerme en un Château en las afueras de la ciudad, en un pueblecito llamado Palaja.
Tras lo anterior, no está nada mal levantarse al día siguiente para volver a pasear por la Cité hasta la hora de comer, para experimentar la curiosa sensación de degustar una magnífica Cassoulet -cocido/fabada tradicional del lugar- a las 12:30h, lo que para mí es antes de la hora del vermut. Y si el camino de vuelta a casa hace un alto en un pintoresco pueblecito del Languedoc junto a una marisma -Bages- para ser los únicos parroquianos que se toman un café en el peculiar café de la villa, el final es memorable.
En fin, imagino que la anterior es una buena forma de pasar dos días de la vida. Por lo demás, os dejo ya con el tema de hoy. Realmente, para ser sincero, no tiene demasiado que ver con la historia anterior, pero no dejó de sorprenderme que lo primero que me salió en el iPod del móvil al encenderlo en Francia fuera... este tema en francés del gran Johnny Hallyday (por cierto: una magnífica versión de... adivinad quién). Será cosa de ponerlo por estos lares, por si el karma o quien sea se pudiera molestar y no me deje repetir otro finde así...
Johnny Hallyday – Fils De Personne (por Spotify)
PD: prometo recuperar adecuadamente la Píldora ausente de ayer...
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
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