martes, 27 de diciembre de 2011

Always On My Mind, Elvis Presley, 1972

Hay canciones que triunfan sobreponiendo versión tras versión, lo cual le acaba otorgando un status de imperecedera. Aunque en alguna ocasión, como en la presente, las sucesivas interpretaciones hubieran acabado relegando a las anteriores a un relativo olvido, a despecho de su éxito inicial. 

Always On My Mind ha recibido, desde su primer lanzamiento, en 1972, centenares de versiones, generalmente por parte de artistas country, en el que se enmarcaba la canción. Sin embargo, de todas ellas, cuatro son las que posiblemente merecen cierta atención en base a lo dicho más arriba. 

La primera de ellas fue la que grabó y lanzó Brenda Lee -aquella que, como adolescente, había cantado el clásico I'm Sorry en 1960-. Lee, con ella, obtuvo cierta repercusión en el mundillo country. Sin embargo, tuvo realmente mala suerte con la siguiente versión que alcanzó la fama. 

Y es que cuando el mismísimo Elvis Presley, ya convertido en semidiós de Las Vegas, tocaba una canción, la convertía en todo un acontecimiento. Apenas semanas después que Brenda Lee, el Rey grabó su versión, que se ajustaba como un guante para explicar su separación reciente de Priscilla. Su interpretación resultó tremendamente emotiva y, a pesar de que inicialmente se editó como cara B de single, se difundió igual que su cara A. De hecho, en Gran Bretaña llegó al Top 10 de las listas precisamente como canción principal del sencillo. 

Y así, durante diez años, la de Elvis fue la versión por antonomasia, totalmente olvidada la de Lee. En 1982, el pelirrojo Willie Nelson hizo la suya propia, que nuevamente se convirtió en un enorme éxito de ventas premiado incluso con varios Grammys. Sin embargo, nuevamente, estaba cerca de ser sustituida por la que hasta hoy ha quedado como la más vendida y conocida de todas ellas. 

Habéis acertado: se trata de la fantástica y rompedora versión que en 1987 grabaron los Pet Shop Boys, una historia ya contada en su día en este blog. De todas maneras, estoy convencido de que su reinado, visto lo visto, lo es sólo de momento...



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

6 comentarios:

  1. Juan José Soriano3 de enero de 2012, 19:22

    ¡Qué recuerdos, señor Alberca, qué recuerdos! Un frío día de diciembre de 1970, estaba yo tranquilo en mi despacho (oval) y, de repente, me llama mi querida secretaria, Rosemary. No, no haga coña, no era la de la peli! Y no, no tuvo un bebé, que era una mujer de edad bastante madura... "Que ha llegado el Rey, señor presidente, y le quiere saludar". "Rediantre", pensé, "ha habido un golpe de estado de los malditos liberales y me han puesto un rey, la madre que los parió a todos". En vista de mi atronador silencio, Rosemary debió pensar que debía explicar "lo" del Rey. Y sí, era Elvis, que quería verme para que (no se mofe, señor Alberca) lo nombrase agente federal y, así, gracias a su influencia sobre los jóvenes, poder luchar contra el creciente consumo de drogas entre la juventud. Señor Alberca, le veo descojonarse, por favor, sosiéguese. Le hice esperar un par de horas en su hotel y nos reunimos poco antes de comer. Me entregó una carta de su puño y letra, cinco páginas escritas a mano durante su viaje en avión. Y me regaló un Colt 45... OMG, el muy fulano llevaba un pedo del tamaño del Air Force One!

    http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nsa/elvis/photos/020415_1335/index.htm

    http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nsa/elvis/docs/doc1.pdf

    http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nsa/elvis/docs/doc7.pdf

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  2. ¿Quién es este mequetrefe que suplanta mi magnífica personalidad?

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  3. Juan José Soriano7 de enero de 2012, 13:27

    Señor presidente, lo siento mucho. Le presento mis más sinceras disculpas. Espero que Vd. y su estimada esposa tengan a bien perdonar a este indigno intruso. Por cierto, una curiosidad, ¿qué opinión le merece el último libro de Don Fulsom, de próxima aparición?

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  4. Chaval, se me ha echado la hora encima y tengo que salir, pero esta suplantación de personalidad (amén del Elvisiano capítulo) merece un poco más de atención. Volveremos en breve. Y usted, presidente, ande, no se haga mala sangre, si en el fondo, a todos los megalómanos les encanta que otros les hagan de ustedes con tal de que se hable de ustedes... mientras, responda al compadre sobre el libro este que le dice, que ya tiene trabajo, ya...

    Insisto, este capítulo no queda cerrado...

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  5. Señores, las hordas liberales no descansan nunca en su propósito de atacar a los americanos íntegros como yo. Estos burdos intentos forman parte de un contubernio de intereses que si a mí me honra, a ellos les envilece... ¡Cállate, Paca, cojones, que estoy respondiendo al señor Alberca! ¡Vete con Augusto a jugar a la piola! Disculpen por el exabrupto, señores. Respecto al panfletillo ese, no tengo nada más que añadir.

    Está usted perdonado, mequetrefe, pero ándese con más cuidado la próxima vez.

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    1. El caso de Elvis lo conocía, es uno de los momentos más extravagantes de la historia del rock. El tío salió de allí convertido en agente antidrogas. Ciertamente se hartaba a pastillas, pero para él, eso no eran estupefacientes, así que no había ninguna contradicción en pedir una placa... ¡y en hacerlo dirigiéndose a usted, con dos cojones!

      Y hace bien perdonándole, hombre. No se preocupe por la suplantación material. Don Juan José Soriano es hombre de bien y de pro, y respondo de él desde hace más de treinta años, así que tómeselo como un cumplido, coño!

      Y vaya pidiendo otro cuarto, que pasarse la eternidad con Paca y Augusto es de las peores cosas que a uno le pueden pasar. Es que no hay que ser tan maloso...

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