lunes, 20 de febrero de 2012

98.6, Los Ángeles, 1967


 A lo mejor era porque el tema del inglés andaba (y anda) flojito, o a lo mejor era porque realmente Spain was different, a saber, pero lo cierto y verdad es que durante algunos años muchísimas versiones autóctonas de hits extranjeros tuvieron el mismo o, a menudo, más éxito en nuestras fronteras que las mismísimas interpretaciones originales. Y es que a pesar de todas las cortapisas oficiales posibles, que sólo permitían un pop pulido y sin demasiadas complicaciones, visto desde la óptica de hoy sorprende la potencia de la naciente industria rock española en los años sesenta.

El tema de hoy era una excelente muestra de ello, y que nos permite no tener que recurrir directamente a formaciones especializadas en la materia versionadora como los Mustangs. A principios de 1967, en muchos países triunfaba un tema del cantante norteamericano Keith titulado 98.6, que había lanzado poco antes. Por si fuera poco, una formación británica, The Bystanders, publicaba casi al mismo tiempo su propia versión, que compitió directamente con la de Keith por ascender en los charts.

Pues bien, la física española del momento demostró regirse por unas leyes totalmente distintas a las del resto de Occidente, ya que ni una ni otra versión tuvieron demasiada relevancia. ¿La causa? Un grupo granadino, Los Ángeles, de estilo vocal limpio y clarísima inspiración beatle (incluso puede verse en el clip como tiraban de un bajo Hoffner tipo violín, como el que llevaba Paul McCartney) había editado su propia versión en castellano, que aniquiló por completo cualquier iniciativa anglosajona por colocar seriamente la canción en las preferencias y los guateques locales.

Por cierto, que sabedor de que mi padre era uno de los que escuchaban asiduamente la versión de Los Ángeles, le pregunté si había tenido el single para compararlo con la portada de arriba. La conclusión es que recordaba haberlo poseído, aunque los 45 años transcurridos y la pérdida de una parte de su colección no le ha permitido asegurarlo al 100%, lo que hará cuando vea colgado el post. De todas formas, es lo de menos: era un pretexto como otro cualquiera para charlar un rato, y sobre los hábitos musicales de hace cuatro décadas. Durante un momento ha empezado a rescatar nombres no siempre recordados hoy día, y aún escuchaba además a mi madre por detrás al teléfono completando la lista. Por mí, sólo por eso, ya ha merecido la pena publicar el tema de hoy, 





Hasta la próxima.

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