Hoy nos volvemos a poner los pelos largos, vamos, las greñas, nos enfundamos en los elásticos y cogemos nuestra camiseta más raída. Claro que sí: ¡somos heavys otra vez! Pero hoy, de los de verdad, nada de Bon Jovis o Europes permanentados con tratamientos "hair-protection" de Pantene o de Vidal Sasson. Nosotros, au naturel, vamos, sin ver un peine en siete meses, como los parroquianos que frecuentaban mi barrio y de los todavía queda alguno para certificar aquello de "calvo y con melena...no hay ná que dé más pena".
Porque el grupo que repasamos hoy es, probablemente, la gran banda hard de los noventa, si bien su carrera se remonta a la década anterior y se extiende hasta la actualidad. A pesar de que su estilo está muy lejos de estándares pop comerciales, su impacto mediático -y su nivel de ingresos- es absolutamente espectacular. Sus ventas totales suman los 100 millones de discos : únicamente el LP que contiene a la Píldora de hoy, Metallica (más conocido como The Black Album), vendió 14 millones de copias... sólo en Estados Unidos. Sin duda, se trata de un álbum muy bien hecho, con piezas archiconocidas como Nothing Else Matters, The Unforgiven o este fabuloso Enter Sandman.
Debo decir que éste disco me trae unos recuerdos bastante específicos. Hacia 1993 o 1994, frecuentaba a varios amigos de Las Planas, con los que echaba buenos ratos, aunque sin movernos demasiado del barrio. Una pasión que les unía a la mayoría de ellos -sin ser todos realmente heavys- era Metallica. Debo decir que, hasta aquel momento, yo apenas había escuchado nada del grupo norteamericano. Hasta entonces. Y vamos, si acabé escuchando.
Fuera de estar sentados en el parque sin un duro o de pasar un rato en los billares de La Vieja, una actividad recurrente era escuchar Metallica en casa de uno de ellos, a veces incluso haciendo pequeños ensayos con nuestros instrumentos. Dos de ellos tenían guitarras, yo tenía un modesto teclado (el piano vinó muuuucho más tarde), y los restantes aporreaban lo que tenían más a mano para marcar el ritmo. The Unforgiven era el tema más habitual, pero cualquier cosa valía si era metaliquero, y más aún si pertenecía al Black Album. Claro, para mí, que consideraba que aquellas canciones estaban bien, pero en su mayoría nada más, suponía acabar alguna que otra tarde hasta las mismas balls de Nivea de tanta Metallica... menos mal que la compañía de los camaradas era buena.
Con el tiempo, y el avance por la uni, poco a poco fui cambiando de aires. Eso sí, mi curiosidad es si mis devotísimos amigos todavía se reunirán de vez en cuando a escuchar el Black Album... espero que sí. Vaya por ellos este Enter Sandman.
Porque el grupo que repasamos hoy es, probablemente, la gran banda hard de los noventa, si bien su carrera se remonta a la década anterior y se extiende hasta la actualidad. A pesar de que su estilo está muy lejos de estándares pop comerciales, su impacto mediático -y su nivel de ingresos- es absolutamente espectacular. Sus ventas totales suman los 100 millones de discos : únicamente el LP que contiene a la Píldora de hoy, Metallica (más conocido como The Black Album), vendió 14 millones de copias... sólo en Estados Unidos. Sin duda, se trata de un álbum muy bien hecho, con piezas archiconocidas como Nothing Else Matters, The Unforgiven o este fabuloso Enter Sandman.
Debo decir que éste disco me trae unos recuerdos bastante específicos. Hacia 1993 o 1994, frecuentaba a varios amigos de Las Planas, con los que echaba buenos ratos, aunque sin movernos demasiado del barrio. Una pasión que les unía a la mayoría de ellos -sin ser todos realmente heavys- era Metallica. Debo decir que, hasta aquel momento, yo apenas había escuchado nada del grupo norteamericano. Hasta entonces. Y vamos, si acabé escuchando.
Fuera de estar sentados en el parque sin un duro o de pasar un rato en los billares de La Vieja, una actividad recurrente era escuchar Metallica en casa de uno de ellos, a veces incluso haciendo pequeños ensayos con nuestros instrumentos. Dos de ellos tenían guitarras, yo tenía un modesto teclado (el piano vinó muuuucho más tarde), y los restantes aporreaban lo que tenían más a mano para marcar el ritmo. The Unforgiven era el tema más habitual, pero cualquier cosa valía si era metaliquero, y más aún si pertenecía al Black Album. Claro, para mí, que consideraba que aquellas canciones estaban bien, pero en su mayoría nada más, suponía acabar alguna que otra tarde hasta las mismas balls de Nivea de tanta Metallica... menos mal que la compañía de los camaradas era buena.
Con el tiempo, y el avance por la uni, poco a poco fui cambiando de aires. Eso sí, mi curiosidad es si mis devotísimos amigos todavía se reunirán de vez en cuando a escuchar el Black Album... espero que sí. Vaya por ellos este Enter Sandman.
Hombreeee, por fin una canción como Dios manda! (Nadie dijo que satisfacer al vasto –y en este caso, también basto- público fuera fácil). Mis recuerdos son un poco anteriores. Para contextualizar a Metallica en mi vida, tengo que referir en primer lugar mis etapas musicales: la Protozoica, la Dual Parasitária, y la Viral.
ResponderEliminarVaya de entrada, yo no sabía lo que era escuchar música hasta mis buenos 13. Escuchar entendido como “yep!, para todo y durante un buen rato me voy a dedicar a oír esto”. Empecé con el Max Mix 3 sin ningún criterio y simplemente porque le escuché un día decir a mi primo, que me sacaba un año, “esto es lo más”. Era la era Protozoica. Estuve algo así como 4 meses reproduciéndole recursivamente en el radiocasete de casa (40x20cm) hasta un punto en que me empezó a aburrir ligeramente. Ahí entendí que había todo un abanico de posibilidades y que no tenía ningún tipo de compromiso formal con aquella cinta, pese a haberla pagado bien pagada (creo que fueron milqui que, cuando nunca se ha comprado música y además se tiene un Amstrad 464, era una pasta).
Pedí consejo a mi primo y a mi amigo Javi (otro Javi), y ahí empezó mi etapa Dual Parasitaria. Dual porque el primero me pasó una cinta regrabada con el Hysteria de Def Leppard, que pasó a ser mi grupo favorito durante los siguientes 10 años, y el origen de mi apego al Heavy (que no tendré problemas en defender en este foro con el simple mecanismo de liarme a ostias y quedarme sólo). Y mi amigo me pasó nada más y nada menos que a Communards. Cómo sobreviví a aquella bicefalia musical y sexual no lo sé, pero seguro que me marcó (aún no sé muy bien cómo). Este segundo brazo evolutivo nació más bien cojo, flirteó con algún Bolero Mix Ajurjur, los Locomía, osea, y murió definitivamente con OBK.
Un día, estando en caso de mi amigo Rabadán, después de jugar 5 horas al Gaunlet en el Amstrad y con la cabeza a punto de explotar, éste dijo: “me han pasado un grupo mu fuerte” (?). Ya algunos colegas tenían vinilos y equipos doble platina con altavoces separables, por lo que en el fondo esperé que me llevara a otra sala, encendiera algún equipazo audio y se descolgara con el típico álbum con sus buenas fotos a color y letras. Uno ya empezaba a apreciar ese tipo de liturgia. Pero lejos de eso, mi amigo se trajo dos cintas de “Aprenda inglés con la BBC”, con celo en los bajos, sin fundas, y las enchufó en un radiocasete de 4º división. Y ahí empezó a sonar lo que luego llegaría a conocer como Metallica. Mi amigo ya debía haber entrenado la oreja y me atrevo a decir que ya le molaba el grupo, porque a los pocos minutos viendo mi estado de sopor irritable dijo “esto es muy fuerte para ti, no?”. Y ahí se marcó un detalle que daría origen al término Parasitario: sacó las cintas de la radio y me dijo que me las llevara para que “poco a poco me fuera acostumbrando”. Desde entonces aprendí a pedir prestado y creo poder decir que mi gusto musical en esos años se lo debí a mis amigos. Más concretamente, a lo que ellos se iban comprando.
Luego vino la etapa Viral, en la que me encuentro aún hoy, que es muy parecida a la anterior si no fuera por la presencia de mutaciones constantes obligado por un medio hostil: mis amigos, dando muestras de una total falta de empatía, siguen comprando música sin consultarme, y algunos discos que me gustan se oyen mal en MP3. En estas circunstancias cualquiera se ve obligado a escuchar música que sólo coincide tangencialmente con sus gustos. Es así que me comí ya cientoypico píldoras de estas hasta por fin dar con Metallicaaaaaaa, arghhhhhh!!! “..Exit light,,,,,enter night……yeah, yeah”
SB
Hola.Aprovechando que hoy as puesto un tema heavy,quisiera rendir un homenaje ,a la mítica banda de heavy metalUFO,que esta noche toca en Barcelona concretamente en la sala Apolo,dela cual me siento un admirador Recuerdo mis 19 años entonando el doctor doctor,tema que siempre se me a dado bien cantar con mi vieja banda.Los UFO,aún no siendo una de las bandas mas punteras del género de la época,es una banda de gran calidad,y de disfrute para los metalicos que les guste las baladas heavy la cual recomiendo que escucheis si no la conoceis,y disfruteis de los riff de un gran guitarrista como es michael schenker
ResponderEliminarUFO!!! Qué buenos! Hombre, tan duros como Metallica no los recuerdo, pero sí haciendo un rock muy bueno y guitarrero. De éstos conocía el LP Lights Out, del 77, muy bueno, ciertamente. Por cierto, ¿Schenker no era el de los Scorpions?
ResponderEliminarPor cierto, de nuevo el anónimo firmante de arriba del todo, el del comentario tamaño Espasa, no es otro que Herr Santiago Budría, para que lo tengan bien identificado, el de la foto con gorrito azul entre los pildoreros de la derecha... bueno, bueno... peaso, tamaño, es-pec-ta-cu-lar e hilarante comentario, que os voy a decir que no hayáis leído al llegar hasta aquí.
ResponderEliminarTodos vuestros comentarios son los que contribuyen a currar cada día las Píldoras. Sin embargo, de vez en cuando, algunos de los que hacéis son de tal calibre, que lejos de desmerecer al post al que complementan, lo llegan a mejorar, y de qué manera. Lo de arriba es caso flagrante.
Ahora es tarde y me caigo a trozos, chaval, sí, tú, buja, pero que sepas que esto no queda así, lo de arriba merece una de esas famosas et formidables exégesis... A todo esto, debía ser guapo ver al pobre Andrés y a la sufrida Teresa aguantar la esquizofrenia musical del niño de los cohone, pasando de golpe de meter a toda pastilla "discoibiza, locomía, locomía, locomía" a "jaaaaaaaaiiigüeeeey tu jeeeeeeellll". Date por seguro que en ese momento pensaban "pobre hijo, qué habremos hecho mal..."
SB
ResponderEliminarJavi, efectivamente Andrés y Teresa jugaron un papel fundamental en aquellos años. Ya sabes el pique habitual entre los jevis-jevis (Accept, Metallica, Helloween, Manowar) y los jevis-pasteleros (Europe, Bon Jovi, Poison). En el insti se llegaba fácilmente a las manos cuando se trataba de catalogar si este o aquel grupo era jevi-jevi o simplemente pastelero. Por un quítame allá esas pajas (a pesar de la edad propicia, hablo en sentido figurado) se liaba la marimorena en el patio y se retomaba el asunto a la salida. Pues bien, para dirimir discusiones yo me agencié un Jeviómetro que durante muchos años resultó infalible. Mi Jeviómetro fue mi padre. En función de su reacción cuando irrumpía en mi cuarto podía catalogar quirúrgicamente si un grupo era jevi o no. El silencio era la condena pastelera del grupo, y el "baja eso por Diosssss" (acompañado de un alzamiento de la mano derecha con palma girada al interior) era síntoma de jevi. Confieso que Bon Jovi y Def Leppard pararon la prueba, mal que les pese a algunos. Un día entró y sonaba Iron Maiden, mientras yo estudiaba filosofía. Quizás por ser fin de semana, mi padre se contuvo y no me sermoneó. Es más, confraternizando con el hijo adolescente, me soltó con una risilla "otra vez los melenudos (?)…aunque hay que reconocer que el que canta entona bien (!)”. Lapidario.
Hola,soy el del comentario del grupo ufo, aclaro por si llegase a interesar,que tenias razón en lo que Scheinker pertenece al grupo Scorpions,pero es su hermano Rudolf.Aunque los hermanos Scheinker,junto al cantante Klaus Meine crearon la banda,tras grabar su primer album Lonesome Crown en el año1972,michael los abandonó,para formar parte de la banda inglesa UFO,que militó hasta el año1979,para posteriormente crar su propia banda Michael Scheinker Grup
ResponderEliminarSanti, la imagen de tu padre, mano en alza "baja eso por Diossssss..." la estoy viendo ahora mismo... por otra parte, que Bon Jovi pasara la prueba del jeviómetro no tenía tanto mérito, siendo tu infalible test un recio aragonés (andalucizado) de vasta cultura, erudito saber y refinados gustos artísticos, que esperaba que el hijo le saliera acorde a sus espectativas y veía como estaba a un plis de perderse definitivamente entre tanto berrido.
ResponderEliminarYa me choca más lo de Iron Maiden. No me imagino cómo se contuvo de meter un mascao al hijo "moderno" con el aparato sonando "Raaaaaan zruuuu de jiiiiillllssss....". "Nene, se te ha metido el gato en el tocadiscos, o qué?" seguido de un "plasca" en plena colleja a ver si se te recolocaba en su sitio el cerebro. Lo de los "melenudos" es impagable, recuperando el famoso vocablo de Matías Prats padre hacia los Beatles y utilizándolo con toda su fuerza expresiva hacia aquella caterva pelanera varia. Anda que si llega a ver el jeto del cantante de los Twisted Sisters, te deshereda directamente.
Totalmente impresionado con el cometario de Scheinker, tienes toda la razón, era el hermano el que estuvo todo el tiempo en los Scorpions. Realmente, me quito el sombrero ante tal conocimiento rockero. Por cierto, ¿cómo te llamas?
ResponderEliminarbrigton64
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