miércoles, 14 de julio de 2010

Canario, No me pises que llevo chanclas, 1994


Cuando yo era un niño de edad poco fogueada teníamos en casa un canario llamado Fosforito, en alusión a un cantaor flamenco muy conocido y originario de la patria chica pontanesa. Como no se os escapará, con tal nombre se trataba de un animalillo alegre y cantarín. Y, además, teníamos, más o menos, casi la misma edad.

En casa de mis padres nunca fuimos de grandes mascotas por aquello de que, con cuatro personas en un piso, ya hay sarao más que suficiente y no hace falta un perro que entretenga. Sin embargo, por aquellas fechas tardosetenteras, todavía no llevábamos a rajatabla el tema animal, y junto al pajarillo incluso teníamos una pecera de aquellas cuadradas y algo grandotas. En todo caso, ya véis que se trataba de especímenes de poco mantenimiento y menor molestia, salvo si a Fosforito le daba por cantar en alguna hora intempestiva.

Como buena mascota, nuestro canario se venía a todos los viajes que hacíamos a Puente-Genil, que por entonces eran muy frecuentes. Estoy seguro que se trataba del pájaro más viajero de todo el país, y en coche, como los señores.

En uno de aquellos viajes, allá por el verano mundialero de 1982 -el mismo que organizó España para que lo ganara Italia: por aquellos años nuestra reputación futbolística andaba algo maltrecha- fuimos una vez más a Córdoba. Aquellos viajes estaban bastante nutridos de comidas familiares en los restaurantes de las afueras del pueblo. Por supuesto, a los ágapes Fosforito no solía venir, y lo dejábamos a buen recaudo en casa. Hasta aquella fatídica vez. Como de costumbre, estaba en el patio a la sombra hasta que el sol avanzaba y lo metíamos dentro de casa. En aquella ocasión, se nos olvidó llevarlo al interior, así que a la vuelta alegre de la comida, hartos todos de flamenquines y patatas fritas, y a esos 42 grados a la sombra, nos encontramos con lo inevitable...

Una historia triste infantil, hasta que muchos años después (con una edad ya más fogueada) casi me dio un pasmo cuando escuché por primera vez la canción de hoy. No me pises que llevo chanclas era uno de mis grupos nacionales favoritos, con su agropop guasón y musicalmente más que aceptable: sus dos primeros discos llegué a rayarlos. Lógicamente, cada vez que sacaban un nuevo tema, ponía bien la oreja. Así fue como hacia la primavera o el verano de 1994 descubrí que... ¡uno de mis grupos preferidos había dedicado una canción a la historia de Fosforito! Como comprenderéis, a diferencia del resto de compadres de parranda, yo nunca canté igual que ellos el tema: para mí era un sentido -y divertido- homenaje a mi bonito y cantarín canario. Descansa en paz, Fosforito.

No Me Pises Que Llevo Chanclas – Canario (por Spotify)



Letra de la Píldora.

Hasta la próxima.

2 comentarios:

  1. El achicharre/congelación de lindos pajaritos debe de ser un subdeporte nacional porque a mis padres les encargaron transportar de vacaciones un lindo pajarito para no sé quién y ellos (en su desconocimiento de las funestas consecuencias...) lo dejaron dentro del coche a la hora de comer. Coche bien cerradito de ventanillas y maletero por aquello de los manguis... En fin, no seguiré con la historia. Las avecillas de mis sobrinos, en cambio, creo que han muerto por congelación también por algún día de descuido... En fin...

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  2. ¡No, no, no! La canción estaba dedicada A MI FOSFORITO!!!

    (¡Ja, ja, ja!, lo del "subdeporte nacional" me ha encantado)

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