¡Hágase la luz! Tras el breve paréntesis -a medias- de los dos últimos días, con una Píldora programada y otra que me fabricó abnegada y resignadamente Montse para no tener que escucharme más, aquí estamos de nuevo otra vez al pie del cañón. Sólo puedo decir una cosa a los que me habéis deseado lo mejor tras la intervención del jueves: muchísimas, muchísimas gracias. De todo corazón.
Debo decir que, tras décadas con un ojo prácticamente de vacaciones perpetuas, recuperar toda la visión sin recurrir a una lentilla es algo totalmente fantástico. Y casi de ciencia ficción: diez minutos de trasteo ocular, un poco de olor a quemado (¿u os pensábais que el láser sólo sirve para hacer bonito?), tres o cuatro horas con los ojos cerrados y... ¡hale hop! A andar por el mundo hecho un lince. En el sentido más literal de la expresión: desgraciadamente, la inteligencia no la corrige ningún rayo de color, para mi pesar.
En todo caso, ningún tema mejor que el de hoy -salvo, tal vez, aquel I Can See Clearly Now de Johnny Nash- para describir la nueva sensación. Por supuesto, cuando en 1967 The Who lanzaron I Can See For Miles, no se referían a la recuperación milagrosa de cinco dioptrías por parte de ningún miembro del grupo. Más bien iba de ese tipo de visión ilimitada que daban los cigarrillos con perejil y las pastillas varias que campaban por la edad de oro de la psicodelia.
El tema fue un éxito rotundo a finales de aquel año, especialmente significativo en Estados Unidos, donde alcanzó el noveno puesto del Billboard. Su sonido, a medio camino entre la psicodelia y el rock duro, fue considerado de lo más potente del momento, y tuvo un efecto inesperado. Paul McCartney, siempre atento a que los Beatles fueran lo más de lo más en todo lo que hicieran, se propuso superar en dureza al single de los Who. Y concibió, de esta forma, aquel magnífico y brutal choque decibélico que fue Helter Skelter, publicado un año después en el Doble Blanco. Es menester decir que lo consiguió de muy, muy largo.
Por lo pronto, espero que disfrutéis con los molinillos guitarreros de Townshend, los asaltos a la batería de Moon, el compás arrollador de Entwistle y la puesta en escena de Daltrey. Yo, por mi parte, seguiré disfrutando de mi nueva visión a millas vista. Y, lo dicho, muchísimas gracias por vuestro interés. Un abrazo.
The Who – I Can See For Miles (por Spotify)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
ok makey que cuando uno tiene una tara, lo mejor es destararse, y así afinar más los puntos sobre la íes, y te lo dice uno con más taras que el trapo de un afilaor. Mis mejores deseos para una pronta recuperación, y ahora que afinarás más, te acordarás más de los carcas ladrilleros, con orquestas como paul mauriac etc. etc
ResponderEliminarLa canción es muy chula. La verdad es que contrasta el despilfarre de energía del batería y el guitarra en comparación con el bajo que, en ciertos momentos, hasta descansa una de las manos!! Y el clip no tiene desperdicio si nos fijamos en la troupe bailante... Momento estelar: la aparición del trío americana salmón- jersei naranja con bufanda-mujer americana dorada... Por favor, qué arritmia!! Michael Jackson los tendría que haber contratado para Thriller!! Luego, curiosamente, los únicos que parecen llevar el ritmo son esos dos chicos de aspecto peperillo superarreglados y uno canta el estribillo con entrega total! He pasado un buen momento.
ResponderEliminar¡Ja, ja, ja, gracias, Papá! Ya cité en algún lugar por aquí a la orquesta del bueno de Paul, pero no sufras, que me apunto la petición!
ResponderEliminarEn cuanto a lo que comentas, Mercè, Keith Moon, el batería, es uno de los grandísimos nombres del rock, por su enorme pericia a las baquetas y su manera anárquica de moverse. Sin embargo, aunque te pueda chocar, John Entwistle, el bajista, está al mismo nivel en cuanto a dominio de su intrumento. Lo que pasa es que, a diferencia del resto de miembros de los Who, él tenía como sello distintivo su tremenda flema en el escenario. Por lo demás, si no hace falta echar los dedos en ningún traste, puede tocarse el bajo con una sola mano. Claro, sólo sale una única nota, pero es exactamente lo que suena en ese momento. Yo tengo un bajo, y esa es la nota que mejor me sale, ja, ja, ja!!!
Suscribo tu análisis sociológico del personal bailongo!!! Me alegro de que te haya gustado!