Póngase en el lector de CD la marcha nupcial que hizo Wagner para Lohengrin -vamos, la de toda la vida- y grítese a pulmón "¡¡¡ya san casauuuuu, ya san casauuuuu!!!". Si usted es de los que optan por hacer esto, o peor aún, de los que ya lo han hecho, enhorabuena. Está usted a la última tendencia informativa.
Porque la noticia del día no es el prohibitivo paro -el día que alguien le meta mano a la banca, los burros volarán- ni las consecuencias de la masacre en Marruecos. No. Como mucho, si acaso, la trascendental batalla, clave para los siglos venideros, entre el Madrid y el Barça por ver quién denuncia más a quién.
Pero ni eso. Hoy, ni tan tamaña noticia, que quedará en los anales del siglo XXI, es la noticia. Porque como si nos hubiéramos quedado en pleno siglo XVI, aquí estamos todos parados como gilipollas viendo como un tipo más o menos simpático se casa con la novia de la uni. Pero claro, es que este tipo no es cualquiera: tiene el mérito de ser heredero al trono de Gran Bretaña, ganado esforzadamente por la gracia del apellido.
En todo caso, entiendo que los ingleses estén de enhorabuena. Especialmente, los londinenses: con un día de fiesta extra con motivo del bodorrio, y además al borde del fin de semana, cualquiera no es monárquico hasta la médula. Con banderita y todo. Lo que ya me choca más es la reacción de mucha gente de aquí: no es que no sea lógico que se alegren, es que encima nos tenía que dar rabia.
Y es que cuando se casaron el maromo de estos pagos y la periodista, encima lo hicieron en fin de semana. Claro, así no había que dar ningún día de fiesta, que enseguida nos acostumbramos a la buena vida. Ya me lo imagino: en breve estaríamos pidiendo celebrar luego los cumpleaños de los susodichos, los aniversarios y aún las actividades de plástica de las infantitas con tal de pillar puente.
Pero en fin, hay lo que hay. Dos personas se han casado y los demás haciendo como si nunca hubiéramos visto algo así. Sugiero que en las futuras bodas de la gente llana, en vez de trajes grises o vestidos más o menos chillones, vayamos todos en uniformes de gala de gran mariscal y de princesas Disney. Seguro que no nos hipnotizaba tanto un sarao como el de hoy. Pero, de momento, a tenor de lo visto, el amor sigue siendo la droga.
Roxy Music – Love Is The Drug (por Spotify)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
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