Creo haber tratado en alguna ocasión que, entre otras actividades, participo en el Cine Club de Calafell, el Koniec. Junto con los otros compañeros y socios, cada dos domingos, normalmente, pasamos películas enmarcadas en algún ciclo. Esta temporada, por ejemplo, toca un ciclo de cine negro -actualmente en proyección- y otro de cine histórico, que espero con especial impaciencia.
Esto me presupone como amante del séptimo arte, cinéfilo, y no tendría sentido que fuera de otra manera, pues de lo contrario no participaría en tal actividad. Sin embargo, a diferencia del cinéfilo friki, el estrecho de miras o el allatolah de la gran pantalla, disfruto también como gorrino en charca pegándome dos horas ante un blockbuster de esos que llenan la sala de explosiones, naves y cañonazos, y mientras más bestias, mejor. Con sonido del que aturde, por supuesto.
Eso es lo que he hecho esta tarde, precisamente, aprovechando que debía estar en Barcelona: me he pasado por la sala Urgell a ver la quintaesencia de la destrucción por la destrucción. Por supuesto, me refiero al reciente film de Roland Emmerich, 2012. No se salva ni el apuntador, pero lo que mola no es tanto eso, sinó la sucesión de toda clase de efectistas catástrofes.
Desde el punto de vista cinéfilo, bueno, no es Casablanca ni El Padrino, pero uno ya sabe a lo que va con estas pelis. Sería como pretender arte y ensayo en una porno, de locos. En todo caso, iba a la sala con una pequeña apuesta interior: ¿aparecería en algún momento del film la canción que os propongo como Píldora de hoy? Otra cosa no, pero Emmerich es bastante previsible, y sería de esperar que en algún plano sonara este tema -titulado Es el fin del mundo tal y como lo conocemos (y me siento bien), para los que flojeáis en inglis-. De hecho, el mismo director ya lo utilizó de fondo en una escena de Independence Day.
Pero no, esta vez se cortó de meter tamaña obviedad, o se le pasó por alto. Así que como en el fondo esperaba que la pusiera, me quedé con las ganas de escucharlo. Y como uno, en la medida de lo posible, no debería nunca quedarse con las ganas de nada, pues aquí lo tenéis. Por cierto, a pesar de que es una de las canciones más célebres de R.E.M., nunca fue un gran hit en ventas. Ni, ya digo, ilustró la más espectacular película rodada sobre el fin del mundo. Qué cosas...
Esto me presupone como amante del séptimo arte, cinéfilo, y no tendría sentido que fuera de otra manera, pues de lo contrario no participaría en tal actividad. Sin embargo, a diferencia del cinéfilo friki, el estrecho de miras o el allatolah de la gran pantalla, disfruto también como gorrino en charca pegándome dos horas ante un blockbuster de esos que llenan la sala de explosiones, naves y cañonazos, y mientras más bestias, mejor. Con sonido del que aturde, por supuesto.
Eso es lo que he hecho esta tarde, precisamente, aprovechando que debía estar en Barcelona: me he pasado por la sala Urgell a ver la quintaesencia de la destrucción por la destrucción. Por supuesto, me refiero al reciente film de Roland Emmerich, 2012. No se salva ni el apuntador, pero lo que mola no es tanto eso, sinó la sucesión de toda clase de efectistas catástrofes.
Desde el punto de vista cinéfilo, bueno, no es Casablanca ni El Padrino, pero uno ya sabe a lo que va con estas pelis. Sería como pretender arte y ensayo en una porno, de locos. En todo caso, iba a la sala con una pequeña apuesta interior: ¿aparecería en algún momento del film la canción que os propongo como Píldora de hoy? Otra cosa no, pero Emmerich es bastante previsible, y sería de esperar que en algún plano sonara este tema -titulado Es el fin del mundo tal y como lo conocemos (y me siento bien), para los que flojeáis en inglis-. De hecho, el mismo director ya lo utilizó de fondo en una escena de Independence Day.
Pero no, esta vez se cortó de meter tamaña obviedad, o se le pasó por alto. Así que como en el fondo esperaba que la pusiera, me quedé con las ganas de escucharlo. Y como uno, en la medida de lo posible, no debería nunca quedarse con las ganas de nada, pues aquí lo tenéis. Por cierto, a pesar de que es una de las canciones más célebres de R.E.M., nunca fue un gran hit en ventas. Ni, ya digo, ilustró la más espectacular película rodada sobre el fin del mundo. Qué cosas...
R.E.M. – It's The End Of The World As We Know It (And I Feel Fine) (por Spotify)
Para locura apocalíptica sin mesura, el capítulo de South Park titulado "Dos días antes de pasado mañana", sin duda inspirado en la película que imaginas, dirigida también por Emmerich.
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