Louis Armstrong es, sin duda, uno de los grandes maestros de la historia del jazz y, muy posiblemente, el más popular. Sin embargo, dicha popularidad entre el gran público tal vez -sólo tal vez- se deba mucho menos a su larguísima carrera como jazzman que a una canción que interpretó ya en el ocaso de su vida y que tenía, en su versión de single, bastante más de pop melódico que de jazz.
Por supuesto, esta canción era What a Wonderful World, tema lanzado el 1 de enero de 1968 y que se convirtió en todo un éxito y, con el tiempo, en un estándar. Curiosamente, en Estados Unidos, donde la discográfica ABC no creía mucho en la canción, el tema vendió inicialmente unas... 1.000 copias. En términos de negocio esto es la nada, para que nos entendamos.
La sorpresa vino del otro lado del Atlántico. En Gran Bretaña la canción gustó enormemente, y su millón de copias la catapultó al número uno. Pero ni aún así consiguió apoyo real discográfico en Estados Unidos y, a pesar del bombazo británico, el LP del mismo nombre ni siquiera entró en listas.
La redención en su país natal vino dada parcialmente a la muerte del músico en 1971, y totalmente mucho más tarde, en 1987. La canción pretendía responder al clima de tensión social norteamericano de finales de los sesenta mediante una bellísima letra en la que se invitaba a fijarse en las pequeñas grandes cosas de la vida. Y ese texto, junto al contexto antitético en el que se creó, hicieron perfecto al tema para formar parte de una banda sonora.
"Gooooood Moooooorning, Vieeeetnaaaaaammmmm!!!" era el grito de guerra del sargento Adrian Cronauer durante su estancia como locutor radiofónico en el ejército norteamericano en Vietnam, un personaje real que el actor Robin Williams interpretó de forma más que convincente en el film del mismo nombre que aquella exclamación. En su excelente banda sonora se incluyó el tema protagonista de hoy, con enorme éxito, hasta el punto de que prácticamente supuso el descubrimiento real para muchos de la figura de Armstrong. Aunque en realidad tuviera relativamente poco que ver con el jazz: como dirían (más o menos) aquellos dos galos, estos yanquis están majaretas...
Por supuesto, esta canción era What a Wonderful World, tema lanzado el 1 de enero de 1968 y que se convirtió en todo un éxito y, con el tiempo, en un estándar. Curiosamente, en Estados Unidos, donde la discográfica ABC no creía mucho en la canción, el tema vendió inicialmente unas... 1.000 copias. En términos de negocio esto es la nada, para que nos entendamos.
La sorpresa vino del otro lado del Atlántico. En Gran Bretaña la canción gustó enormemente, y su millón de copias la catapultó al número uno. Pero ni aún así consiguió apoyo real discográfico en Estados Unidos y, a pesar del bombazo británico, el LP del mismo nombre ni siquiera entró en listas.
La redención en su país natal vino dada parcialmente a la muerte del músico en 1971, y totalmente mucho más tarde, en 1987. La canción pretendía responder al clima de tensión social norteamericano de finales de los sesenta mediante una bellísima letra en la que se invitaba a fijarse en las pequeñas grandes cosas de la vida. Y ese texto, junto al contexto antitético en el que se creó, hicieron perfecto al tema para formar parte de una banda sonora.
"Gooooood Moooooorning, Vieeeetnaaaaaammmmm!!!" era el grito de guerra del sargento Adrian Cronauer durante su estancia como locutor radiofónico en el ejército norteamericano en Vietnam, un personaje real que el actor Robin Williams interpretó de forma más que convincente en el film del mismo nombre que aquella exclamación. En su excelente banda sonora se incluyó el tema protagonista de hoy, con enorme éxito, hasta el punto de que prácticamente supuso el descubrimiento real para muchos de la figura de Armstrong. Aunque en realidad tuviera relativamente poco que ver con el jazz: como dirían (más o menos) aquellos dos galos, estos yanquis están majaretas...
Louis Armstrong – What A Wonderful World (por Spotify)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
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