A menos que o bien seáis unos devotísimos y devotísimas del rock alternativo -pero de los de a machamartillo y relicario de Radio 3- o bien seáis de Australia (o las dos cosas a la vez), lo más seguro es que el tema de hoy os suene prácticamente a marciano.
De hecho, yo mismo descubrí accidentalmente al grupo de hoy. En el fondo, son las cosas de la tecnología: antes, te ponías un disco o la radio, y a montar zafarrancho sabatino a golpe de escoba y aspirador. Ahora, dejas encendido el portátil, pones una playlist (magnífico nombre) o, mejor aún, una emisora a medida a través de cosas como Spotify o Last.fm, y la dejas correr a ver qué pasa.
En primer lugar, lo que pasa es que de la escoba y el aspirador no te libra ni Perry Mason. Pero en términos de amenización de la velada, la cosa cambia mucho: es muy fácil descubrir canciones y artistas que, de otro modo, hubieran sido casi imposibles de detectar sin recurrir a miles de horas en el citado tercer canal de Radio Nacional. Uno de estos descubrimientos fue, hace muy poco, The Sleepy Jackson.
Al iniciarse la canción que sonaba, precisamente Good Dancers, detuve durante un momento el alegre movimiento escobero (como si hicieran falta virguerías para conseguir tal fin, por otra parte): "coño, parece George Harrison", pensé en voz alta alzando la ceja cual Ronald Reagan en su cénit interpretativo. Pero sin ser Harrison, claro, y ahí estaba el motivo de sorpresa. Como la cosa sonaba muy bien -con un final digno de aparecer en el Revolver de los Beatles- pues suspendí la radio programada y pasé a escuchar exclusivamente a estos tipos.
Lástima que mucho repertorio no tenían, aunque el poco con el que se puede disfrutar ha sido muy bien acogido en su Australia natal, con diversas nominaciones incluidas. Sólo me pregunto si también les dieron alguna nominación por graciosillos: ¿sabéis de dónde viene el nombre del grupo? Por lo visto, tuvieron un miembro con narcolepsia. Genios y figuras. Y cabroncetes, también.
De hecho, yo mismo descubrí accidentalmente al grupo de hoy. En el fondo, son las cosas de la tecnología: antes, te ponías un disco o la radio, y a montar zafarrancho sabatino a golpe de escoba y aspirador. Ahora, dejas encendido el portátil, pones una playlist (magnífico nombre) o, mejor aún, una emisora a medida a través de cosas como Spotify o Last.fm, y la dejas correr a ver qué pasa.
En primer lugar, lo que pasa es que de la escoba y el aspirador no te libra ni Perry Mason. Pero en términos de amenización de la velada, la cosa cambia mucho: es muy fácil descubrir canciones y artistas que, de otro modo, hubieran sido casi imposibles de detectar sin recurrir a miles de horas en el citado tercer canal de Radio Nacional. Uno de estos descubrimientos fue, hace muy poco, The Sleepy Jackson.
Al iniciarse la canción que sonaba, precisamente Good Dancers, detuve durante un momento el alegre movimiento escobero (como si hicieran falta virguerías para conseguir tal fin, por otra parte): "coño, parece George Harrison", pensé en voz alta alzando la ceja cual Ronald Reagan en su cénit interpretativo. Pero sin ser Harrison, claro, y ahí estaba el motivo de sorpresa. Como la cosa sonaba muy bien -con un final digno de aparecer en el Revolver de los Beatles- pues suspendí la radio programada y pasé a escuchar exclusivamente a estos tipos.
Lástima que mucho repertorio no tenían, aunque el poco con el que se puede disfrutar ha sido muy bien acogido en su Australia natal, con diversas nominaciones incluidas. Sólo me pregunto si también les dieron alguna nominación por graciosillos: ¿sabéis de dónde viene el nombre del grupo? Por lo visto, tuvieron un miembro con narcolepsia. Genios y figuras. Y cabroncetes, también.
The Sleepy Jackson – Good Dancers (por Spotify)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
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