Supongo que no hay nada que añadir al apabullante resultado electoral de ayer. Así que, si no os importa, no hablaré sobre el particular, cautivo y desarmado. Como contrapartida, quisiera compartir un pequeño análisis sociológico con vosotros, en una reflexión de esas que justifican la extrañeza y complejidad del ser humano. Allá va.
Resulta que ayer domingo por la noche, viendo la tele, me encontré en la pantalla (y en casi todos los canales) con una concentración de gente muy ruidosa en una capitalina calle con nombre de ciudad italiana, creo. A juzgar por el ruido, pitidos, cánticos y francachelas varias, debía de tratarse de una reunión deportiva, apuesto que futbolera. Y viendo los colores de la mayoría de banderas, imagino que eran todos del Celta de Vigo, que debían de estar celebrando alguna victoria de su equipo. Al fin y al cabo, los domingos es el fútbol la mayor de las aficiones. También debía de haber algunos despistados festejando el triunfo de la Roja en el Mundial del año pasado, pues frecuentaban las banderas rojas y amarillas varias.
Así que llamé a mi amigo Andrés, que también es muy aficionado al fútbol, para que me contara qué era todo aquello que campaba a lo ancho y largo de mi sufrido televisor. Lo que me explicó me dejó en desazón. Por lo visto, en la que yo deducía galleguísima celebración se juntaron gentes de lo más diverso: amantes de la naturaleza en general, y de las águilas en particular; rancios prohombres de la patria nocturnamente gafisoleados; chavales con la raya en el pelo y en los pantalones; improvisados intérpretes de pasodobles y, sobre todo, bastantes personas aquejadas de miopía que vociferaban "guapa, guapa" mirando hacia el balcón donde estaban los que entiendo que debían de ser los jugadores del club tanto en categoría masculina como en sección femenina.
Sin embargo, de entre toda aquella gente, me quedo con las muchas chicas allá presentes de aspecto casi clónico y que, por lo visto, eran ellas un auténtico dechado de virtudes. Su recatado vestir, y sus modos en defensa de la mujer como Dios Manda, me impresionaron hasta el punto de dedicarles la canción de hoy. Pero ¡ah! Andrés, en el fondo tan iconoclasta como yo, me confesó una cosa: para cierta cantidad de aquellas muchachas, las virtudes teologales de Fe, Caridad y Esperanza eran poco más que un nombre, especialmente el último.
Y tampoco todas ellas mantenían un celibato solteril, digamos, de lo más exhaustivo y riguroso. Pero ahí tuve que cortar a mi colega: ¡en realidad eso es muy bueno! Imaginad si en vez de ser sólo algunas -o algunos- fueran la mayoría de aquellos ruidosos hooligans los que practicaran tan buena costumbre de darle frecuente alegría al cuerpo, Macarena. Estoy seguro de que, en el fondo, ayer hubiera visto muchas menos banderas del Celta.
Hefner – Christian Girls (por Spotify)
Letra de la Píldora.
Hasta la próxima.
Javi no es menos cierto, que necesitamos un psicólogo, pues a mi me pasó lo mismo, al pricipio, creí que era el Celta, después la Roja, y de repente me acordé que había elecciones. Al final me dí cuenta, que me parece que ganó las elecciones el PP, así que si es así, me acuerdo de cuando fuí monaguillo
ResponderEliminarDesde el Domingo no hago más que leer y escuchar quejas, y no sé de qué nos quejamos; Ahora podemos llevar a nuestros hijos a colegios de pago con la subvención que nos van a dar como en Madrid. Los niños andaluces, no tendran que estudiar sentados en el suelo porque le daran pupitres. Y con la sanidad se nos van a acabar los problemas porque moriremos a la espera de una prueba médica o una operación. ¿Y digo yo? si nos morimos los trabajadores ¿quién les va a pagar a ellos el sueldo
ResponderEliminarSí, parece ser que ganó el PP, según dice la gente. Yo sigo pensando en que lo que echaban por la tele era que había ganado el Celta la liga, o la Champions, o la Copa Intergaláctica Multiestelar, a juzgar por la algarabía existente. Además, me han dicho que en el balcón había un señor gallego, ¿no? Blanco y en botella...
ResponderEliminarY segundo anónimo, a pesar de tu ironía, tu última frase ha dado en el clavo mucho más de lo que te piensas. No hace falta que se mueran los trabajadores. Con que no ganen dinero, y por lo tanto no se lo gasten, a ver quién sostiene el chiringuito. Y es que el mercado, los mercados, no son perfectos. Eso es algo que la Teoría Económica más elemental (¡y hasta la wikipedia) sabe:
http://es.wikipedia.org/wiki/Fallo_de_mercado
Menuda tela.
Señores. Me digno a aparecer de nuevo por estos lares porque estoy siendo testigo de un fenómeno que no sé si catalogar como paranormal. Ustedes que son españoles, puede que me solucionen el misterio. Desde el domingo por la noche, un tipo bajito y gordo cuyo aspecto me suena vagamente y no sé de qué... bueno, pues como les decía, este tipo repite como un poseso: "atado y bien atadoooo... atado y bien atadoooo...atado y bien atado.... mis queridos españoles son idiotaaas... atado y bien atadoooo..." Empiezo a asustarme. Bien, les confieso que yo también tuve mis obsesiones. Ya en otra ocasión les comenté mi ojeriza por el New York Times. En su debido momento, les hablaré del tema de los papeles del Pentágono. Y yo también tuve una época en la que oía la palabra "cintas" en todas partes. Y cada vez que la oía, pegaba un respingo y empezaba a sudar como un condenado. Pero lo de este tipo es increíble. Lleva casi 48 horas así y no para. Hasta el punto de que estoy por decirle a Augusto, que está tan asombrado como yo, que se lo lleve de paseo y lo haga desaparecer. No me negarán que eso se le daba bien, ¿no? O eso o tomo prestado uno de los collares a su mujer (cosa tan fea, comparada con mi Pat) y le retuerzo el pescuezo a ver si para.
ResponderEliminarP.D.: Queda pendiente el relato de mi encuentro con Nikita, sí, pero lo de este tipo me tiene muy intrigado. ¿Me lo pueden explicar?
Pero al final ¿quien gano?, perdonad pero es yo soy tonto o no me aclaro
ResponderEliminarSeñor Nixon, haga memoria, que entre usted y Kissinger se hicieron de un selecto club de amiguetes fachendosos. Recuerde: septiembre de 1970, iba junto a Henry, y se encontró a ese mismo sujeto que oye vociferar ahora. Es más, mantuvo una cordial y amable visita. Le doy una pista más: era más o menos al mismo tiempo en que usted empezó su fijación con Allende, así que su amigo Augusto le podrá ser de ayuda sobre este particular. Eso sí, no creo que queira colaborar en ese plan que le propone, no porque no sea capaz, si no porque en el fondo sentía una enorme veneración por el autor de las voces y le llegó a rendir homenaje en su entierro.
ResponderEliminarNo reniegue ahora de sus amigos, ande... y cuente lo de Nikita!
Tercer anónimo, a tenor del color mayoritario de las banderas, y del acento gallego del del balcón, creo que ganó el Celta. O eso, o la gente tenía muchas ganas de fiesta....
No insistan, que a pesar de las indirectas, no pienso engrandecer este blog con mi presencia como antaño. Estoy muy ocupado, apareciendo en series de televisión, recolectando una buena pastizara, y aquí no ganaba yo ni un puñetero euro, Sr. Alberca, acuérdese usted... ¡Si ya me lo decía Carmen, mira que eres tonto...!
ResponderEliminarExcelencia, uun tipo tan espiritual como usted, que tenía pocos vicios, apenas cazar 5.000 perdices de una sentada y conseguir que los salmones se sintiesen desesperadamente atraidos a su caña de pescar, no puede pensar en el dinero.
ResponderEliminarCoño, que es usted la reserva espiritual de Occidente! Deje las cosas materiales para su familia y sus ministros!
¡Ahora caigo, hombre! ¡Paca, la culona! Que todavía sigue el tipo, dale que te pego. Eso sí, los últimos días le ha dado también por decir "Naniano, naniano... naniano, naniano". ¿O dice "Mariano"? Creo que voy a convencer a Mao y lo vamos a despeñar entre los dos por un terraplén que hay por aquí cerca.
ResponderEliminarJodó, cómo está el patio del más allá. Es que ni descansando pueden estarse ustedes quietos, coño.
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